lunes, 12 de diciembre de 2016

El 1er Año: ¿Y la luna de miel?

Sábado en la tarde, David y yo habíamos despertado cerca de mediodía ya que la noche anterior nos desvelamos como cuando teníamos 18 años en un concierto de rock en un bar del Barrio Antiguo. Ya íbamos algo tarde a una cita pactada con Alex y Mónica para ver unos pendientes de un evento en el que trabaríamos en conjunto. Terminando el trabajo y aprovechando que el clima estaba excelente para tomar un café y comerse un pan de elote, fuimos a un restaurante cercano. Aunque platicamos con ellos con mucha familiaridad, la verdad es que apenas los conocemos, sin embargo tenemos algo en común, los cuatro estamos algo así como recién casados (digo 'algo así' porque cuento también el tiempo de Union Libre), es decir que nos encontramos en esa etapa que mucha gente nos dice Luna de Miel. Si, esa época con la que todos soñamos, donde el matrimonio es solo una palabra para ese desborde gigantesco de pasión. Vivimos esperando que llegue la noche para hacer el amor sin falta de forma diaria. Amanecemos a su lado, abrazados, oliendo maravillosamente. El baño siempre está limpio, las sabanas perfectas, el desayuno en la cama... ¿¡Quién nos dijo semejante mentira?!

Cuando era joven siempre soñé con el día de mi boda y claro, mi vida de casada, de feliz esposa, radiante, perfecta, la casa limpia y bien decorada... y yo, siempre bien atendida. Me bastó mi primer matrimonio para darme cuenta lo lejos que estaba de esa idea. Luego de la luna de miel inmediatamente nos mudamos a esa pequeña casa que logramos rentar con nuestros sueldos de jóvenes adultos de 23 años. La mudanza fue una tortura, los muebles, la ropa, el tener todas las cosas en cajas. La base de la cama no subió las escaleras, así que dormimos con el colchón en el suelo durante dos semanas. El agua caliente no funcionaba, el drenaje de toda la casa se tapó hasta la calle por problemas de la construcción inicial. En fin, y esos eran solo los problemas de habernos mudado, faltaban los más importantes: Los de pareja.

Yo no se si solo me pasó a mí pero conforme escucho anécdotas de estos casos me doy cuenta que somos más los miembros del club de: "¿No que iba a vivir de luna de miel?". Por mi parte cuando me hablaban del primer año de casados me imaginaba teniendo relaciones sexuales todo el día, pero ciertamente luego de ver la tapa del baño levantada, el piso sucio, los trastes hasta el techo, la montaña de ropa que había que lavar, una fuerte discusión por que yo quería ver a mi madre y mi entonces esposo no quería salir y la nostalgia de extrañar a mi familia, lo que menos pensaba era en tener sexo salvaje en la barra de la cocina. Nos la vendieron diferente, nos tragamos el estereotipo donde los recién casados viven un primer año color de rosa, pero la verdad es que muy poco se nos prepara para lo que realmente se nos avecina en este importante lapso de tiempo (¡y deberíamos difundirlo más!), no me extraña entonces que muchas parejas terminen muy pronto. Cuando vivía estos días de disque 'Luna de Miel', la mayoría de mis conocidos bromeaban con frases de "De seguro no salen de la habituación"... Yo solo reía pero por dentro pensaba: "¡Por Dios!... Algo anda mal en mi matrimonio".

Por ello y en base a mi sana experiencia y de la que claro, me han compartido mis allegados, desmentiré para que nadie se asuste, los dos mitos de lo que pasa en ese primer año de 'Luna de Miel':

1. Vas a tener sexo todo el día.- Ok, para esta frase debemos recordar que antes la gente se casaba virgen. Si, hoy la mayoría ya probamos esas mieles desde antes de los 20, por lo que llegar a 30 (la nueva edad de moda para casarse) y jamás haber vivido una fiesta que acabó en una resaca moral, tuvimos que haber estado en una cueva o reprimimos mucho nuestros deseos (muy respetable). Dicho lo anterior, quizás esto sí pasaba antes porque tener sexo era novedad, lo prohibido, lo que solo harías con una sola persona en tu vida. Como esto ya no aplica para nuestra época moderna, digamos que 'hacerlo' cada mañana, tarde y noche con tu novio/novia ahora esposo/esposa, pues tampoco es lo más relevante (aunque claro, jamas menos importante) de tu día. Aunado a ello, tus ocupaciones incrementan, por lo que debes hacer muchas más tareas que antes si solo vivías con tus padres. ¡Claro que hay sexo!, solo que tampoco es como nos dijeron que viviríamos como conejitos.

2. Todo es color de rosa.- Yo no sé de donde sacaron esa frase, ¡la verdad es que de recién casados es casi cuando te peleas más y por más tonterías que nunca!. Recordemos que casarse o entrarle a la unión libre significa que vamos a tener que convivir MUCHO con otra persona que fue criada por más de 20 años de una manera distinta a la nuestra (por mas parecidos que sean). A él le enseñaron que la ropa se lava 3 veces a la semana y a ti 1. A ella le dijeron que la cena se compone de quesadillas con jamón y a ti tu madre cada noche hacía un platillo diferente de su vasto libro personal de recetas. Todo esto creará diferencias que poco a poco irán sobrellevando y al final, las costumbres de tu pareja y las tuyas, evolucionarán a hacer las que serán propias de ustedes como pareja (es decir, que ahora van a lavar 2 veces por semana y van a cenar quesadillas con jamón y algún otro guisado). 

Después de que me divorcié viví sola 1 años y medio, tiempo en el que disfruté como nunca mi soledad, pero luego de meses de relación a distancia, David llegó a vivir conmigo una mañana de Lunes. No fue necesario casarnos, con haber puesto un pie en la casa fue suficiente para que las peleas por que él no cena huevo y yo sí, comenzaran. No importaba que yo ya hubiera tenido algo de 'experiencia' en esto de unir vidas con otro ser humano, recordemos que la complejidad viene de que dos personas, completamente distintas, con distintas formas de ser, costumbres y mañas, ahora deben vivir bajo el mismo techo. Invariablemente debe generar algún tipo de presión ya que debemos modificar nuestra forma de ser y vivir para que otra persona se adapte, y lo mismo sufre la contra parte, por eso se genera esta tensión tan natural de una nueva unión. No nos asustemos si no estamos siendo tan 'felices' como pensamos que seríamos al casarnos, la clave está en entender que estamos pasando por un transe adaptativo y que éste eventualmente terminará. Y tampoco les creamos todo a esas publicaciones de Facebook donde nuestras amigos recién casados viven un cuento de hadas mientras nosotros estamos rodeados de ropa por lavar y discusiones acaloradas luego de un largo día de trabajo, si,... esa pareja perfecta también se pelea mucho. 

Todas las etapas del matrimonio o la unión libre son maravillosas, desde ese retador primer año, hasta cuando llevas al 5, 10, 15 años en donde lo quieres tanto pero aprendiste a ignorarlo cuando anda de malas.

Nos han enseñado por muchos años los estilos ideales de vivir, entre ellos claro está el de la vida en pareja, pero encuentro más conveniente recordar que la mejor historia, es la que escribes día a día al lado de esa persona que aunque estás aprendiendo a tolerarla, la amas más porque decide estar contigo, aun y cuando se ha dado cuenta que no eres tan perfecta. 

Enamórate de un Valiente

  Teníamos solo un mes juntos pero eso no era impedimento para las palabras, las promesas, las ideas, los sueños y las ilusiones. Me habí...