Si nosotras las mujeres pudieramos definir al
hombre ideal para tener una cita, ¿qué querríamos que tuviera?... La mayoría y en algún momento de nuestra vida podríamos
enlistar:
- - Un físico increíble con un
porte elegante
- - Un buen trabajo (con su respectivo
buen sueldo)
- - Una holgada cuenta bancaria
- - Un auto de modelo reciente
Hace varios
meses defendí a toda costa mi idea del elitismo y la teoría de que estabamos divididos en clases sociales y que por la misma razón,
no daba un buen pronóstico el mezclarse con gente de clase más baja que la
nuestra… en aquel entonces vi como me miró casi con asco el michoacano que
salía conmigo.
Está en nuestra
naturaleza femenina buscar protección por parte de nuestra pareja, sentir un
respaldo y esa sensación de seguridad, pero por alguna razón, el mismo mundo
rodeado de consumismo y pantallas sociales en el que nos movemos, nos hace enfocar
nuestras necesidades de protección, a la zona exclusivamente económica y prestigio
social. Como dijo W. Smith alguna vez “Gastamos dinero que no tenemos, en cosas
que no necesitamos, para impresionar a gente a la que no le importamos”.
Conozco la
historia de una mujer que se casó con un hombre dueño de importantes restaurantes
de la ciudad y con fama de llevar una vida "socialmente alegre". La vida económica que le dio ése hombre a ella la hizo tener todo lo que siempre había soñado sin la necesidad de mover un solo dedo. Para su desgracia y a la vuelta de no muchos meses, el sujeto tuvo una aventura con una trabajadora de
uno de sus restaurantes, decidiendo así divorciarse de su entonces esposa,
y así como entró a su vida, salió sin un solo centavo, y él, hizo su esposa a
la nueva conquista. No quiero decir que ella no amaba a ese hombre, sin embargo
muchas veces solemos darle más importancia a las cosas superficiales y
podríamos cometer el error de dejar fuera el importante esquema de valores de
nuestra pareja, que a final de cuentas, va a ser lo que podría definir el éxito
o fracaso de una relación (y no la clase social a la que pertenezcamos como lo
dije hace meses).
Pero desafortunadamente
para nosotras, y como le sucedió a esa mujer, muchas veces nos tenemos que dar
cuenta de este tipo de errores de la manera mas incómoda. Por mi parte y a
nivel socioeconómico, yo lo tenía todo en mi anterior matrimonio: una casa
nueva, un atractivo esposo con un buen empleo del cual yo presumia (como si
fuera mio), tres autos, y viajes al extranjero varias veces al año… y al final
del día, nada de eso me salvó de un engaño, ¿porqué?, porque admito haber
pasado por alto su esquema de valores. Y de pronto, me quedé con medio millon
de pesos en deudas, un cansado proceso legal y un corazón roto. Algunos meses
despues ya que se me habia terminado el dinero de nuestros ahorros y mi alacena
tenía solo unas cuantas latas de atún, me senté en la entrada de mi casa y me
di cuenta de dos cosas: La primera, que la felicidad no provenía de las cosas
materiales ya que esto no te salvará de una traición o de una desilusión en
cualquier aspecto de la vida (incluyendo enfermedades terminales o la misma muerte) y la segunda, que al final del
día, lo que más quería no era que llegara un hombre con un increíble auto y se
bajara de él vistiendo su mejor traje Emporio Armani, y prometiera salvarme de
mi complicada situación económica, eso ya lo sabía hacer, había aprendido a
salir adelante sola, sino lo que quería era que a mi puerta tocara un corazón
sincero y me dijera: “no vengo a salvarte en mi caballo blanco para llevarte a
un castillo a lo alto de la montaña, no soy mas que un simple hombre
que quiere estar a tu lado, trabajar a tu lado, amarte, quererte, valorarte y
respetarte”.
Entonces, ¿somos
interesadas? Si, alguna vez lo somos, nos gusta la protección económica que nos
pueda dar un “buen partido” y a todos nos gusta presumir socialmente de ello,
pero yo lo unico que aconsejaría no es precisamente que deshechemos a los
sujetos que han tenido la fortuna económica de tener un buen sueldo y un
increible auto, muchos trabajaron años por obtenerlo; ni tampoco que vayamos a
lo alto de las colonias más populares a buscar el sujeto más humilde y darle nuestro corazón; simplemente que no perdamos de vista lo que de verdad importa
en una pareja, tanto para hombres como para mujeres, y eso es sus valores, sus
ganas de salir adelante y hacer vida a nuestro lado… al final, el físico se
acaba, el dinero no nos lo vamos a llevar a ningun lado cuando nos vayamos, y en
nuestra lápida no van a poner el sueldo que percibíamos… Pero esto lo
aprendemos con el tiempo y los tropiezos de la vida.
Encontrar a un
hombre que económicamente nos resuelva la vida no es realmente tan dificil,
vaya que cualquiera puede arreglarse y buscarse un marido rico, pero ¿es ese el
objetivo de vida? ¿no somos nosotras lo suficientemente capaces de trabajar,
tener un buen sueldo y darnos nosotras esos lujos si los queremos? ¿el buscar pareja por
interés económico no nos rebaja a nosotras mismas como inútiles?... Que un
hombre nos quiera por nuestro juvenil físico y que nos mantenga lo podemos encontrar en una reunión de
hombres ricos de la tercera edad y que vayan por su tercer matrimonio con una
veinteañera, pero toparse en el camino a un hombre que nos ame tal cual somos y
quiera hacer vida con nosotras, que nos admire, nos cuide, y que para él seamos
todo y la única, eso sí es sentirse la mujer mas rica del mundo.
Laura Franco
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