martes, 3 de febrero de 2015

Mujeres Materialistas e Interesadas… La Verdad Está al Final del Camino

Si nosotras las mujeres pudieramos definir al hombre ideal para tener una cita, ¿qué querríamos que tuviera?... La mayoría y en algún momento de nuestra vida podríamos enlistar:

-        - Un físico increíble con un porte elegante
-        - Un buen trabajo (con su respectivo buen sueldo)
-        - Una holgada cuenta bancaria
-        - Un auto de modelo reciente

Hace varios meses defendí a toda costa mi idea del elitismo y la teoría de que estabamos divididos en clases sociales y que por la misma razón, no daba un buen pronóstico el mezclarse con gente de clase más baja que la nuestra… en aquel entonces vi como me miró casi con asco el michoacano que salía conmigo. 

 Existe un video rondando en internet de cómo una mujer rechaza salir con un sujeto de un físico digamos “promedio”, pero al ver que se está subiendo a un auto deportivo, ella cambia de opinión… ¿lo hemos hecho todas alguna vez en la vida? ¿por qué?

Está en nuestra naturaleza femenina buscar protección por parte de nuestra pareja, sentir un respaldo y esa sensación de seguridad, pero por alguna razón, el mismo mundo rodeado de consumismo y pantallas sociales en el que nos movemos, nos hace enfocar nuestras necesidades de protección, a la zona exclusivamente económica y prestigio social. Como dijo W. Smith alguna vez “Gastamos dinero que no tenemos, en cosas que no necesitamos, para impresionar a gente a la que no le importamos”.

Conozco la historia de una mujer que se casó con un hombre dueño de importantes restaurantes de la ciudad y con fama de llevar una vida "socialmente alegre". La vida económica que le dio ése hombre a ella la hizo tener todo lo que siempre había soñado sin la necesidad de mover un solo dedo. Para su desgracia y a la vuelta de no muchos meses, el sujeto tuvo una aventura con una trabajadora de uno de sus restaurantes, decidiendo así divorciarse de su entonces esposa, y así como entró a su vida, salió sin un solo centavo, y él, hizo su esposa a la nueva conquista. No quiero decir que ella no amaba a ese hombre, sin embargo muchas veces solemos darle más importancia a las cosas superficiales y podríamos cometer el error de dejar fuera el importante esquema de valores de nuestra pareja, que a final de cuentas, va a ser lo que podría definir el éxito o fracaso de una relación (y no la clase social a la que pertenezcamos como lo dije hace meses).

Pero desafortunadamente para nosotras, y como le sucedió a esa mujer, muchas veces nos tenemos que dar cuenta de este tipo de errores de la manera mas incómoda. Por mi parte y a nivel socioeconómico, yo lo tenía todo en mi anterior matrimonio: una casa nueva, un atractivo esposo con un buen empleo del cual yo presumia (como si fuera mio), tres autos, y viajes al extranjero varias veces al año… y al final del día, nada de eso me salvó de un engaño, ¿porqué?, porque admito haber pasado por alto su esquema de valores. Y de pronto, me quedé con medio millon de pesos en deudas, un cansado proceso legal y un corazón roto. Algunos meses despues ya que se me habia terminado el dinero de nuestros ahorros y mi alacena tenía solo unas cuantas latas de atún, me senté en la entrada de mi casa y me di cuenta de dos cosas: La primera, que la felicidad no provenía de las cosas materiales ya que esto no te salvará de una traición o de una desilusión en cualquier aspecto de la vida (incluyendo enfermedades terminales o la misma muerte) y la segunda, que al final del día, lo que más quería no era que llegara un hombre con un increíble auto y se bajara de él vistiendo su mejor traje Emporio Armani, y prometiera salvarme de mi complicada situación económica, eso ya lo sabía hacer, había aprendido a salir adelante sola, sino lo que quería era que a mi puerta tocara un corazón sincero y me dijera: “no vengo a salvarte en mi caballo blanco para llevarte a un castillo a lo alto de la montaña, no soy mas que un simple hombre que quiere estar a tu lado, trabajar a tu lado, amarte, quererte, valorarte y respetarte”.

Entonces, ¿somos interesadas? Si, alguna vez lo somos, nos gusta la protección económica que nos pueda dar un “buen partido” y a todos nos gusta presumir socialmente de ello, pero yo lo unico que aconsejaría no es precisamente que deshechemos a los sujetos que han tenido la fortuna económica de tener un buen sueldo y un increible auto, muchos trabajaron años por obtenerlo; ni tampoco que vayamos a lo alto de las colonias más populares a buscar el sujeto más humilde y darle nuestro corazón; simplemente que no perdamos de vista lo que de verdad importa en una pareja, tanto para hombres como para mujeres, y eso es sus valores, sus ganas de salir adelante y hacer vida a nuestro lado… al final, el físico se acaba, el dinero no nos lo vamos a llevar a ningun lado cuando nos vayamos, y en nuestra lápida no van a poner el sueldo que percibíamos… Pero esto lo aprendemos con el tiempo y los tropiezos de la vida.

Encontrar a un hombre que económicamente nos resuelva la vida no es realmente tan dificil, vaya que cualquiera puede arreglarse y buscarse un marido rico, pero ¿es ese el objetivo de vida? ¿no somos nosotras lo suficientemente capaces de trabajar, tener un buen sueldo y darnos nosotras esos lujos si los queremos? ¿el buscar pareja por interés económico no nos rebaja a nosotras mismas como inútiles?... Que un hombre nos quiera por nuestro juvenil físico y que nos mantenga lo podemos encontrar en una reunión de hombres ricos de la tercera edad y que vayan por su tercer matrimonio con una veinteañera, pero toparse en el camino a un hombre que nos ame tal cual somos y quiera hacer vida con nosotras, que nos admire, nos cuide, y que para él seamos todo y la única, eso sí es sentirse la mujer mas rica del mundo.

Laura Franco

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