Es un buen momento de hacer memoria de todos aquellos amores que pasaron por nuestra vida. El niño malo de la Escuela Secundaria, el chambelán de tus XV, tu primer beso, tu primera vez con el que juraste sería "el amor de tu vida", ese agradable sujeto que conociste y creíste que criarías hijos a su lado, y hasta el apuesto y muy seguro de si mismo hombre con el que bailaste en el antro toda la noche. Todos y cada uno de ellos jugaron un papel importante en tu vida, de una noche o de 10 años, pero al final aportaron importantes párrafos a tu libro personal. Y ahora, al recordarlos a todos ellos, especialmente por los que desarrollaste un sentimiento más fuerte, alguna vez te has preguntado ¿yo elegí enamorarme de ellos o estábamos 'destinados'?... En cuestiones de amor y muy específicamente a la pareja, ¿nosotros elegimos de quien nos enamoramos o a quien amar? ¿podemos hacer eso?... ¿o se trata de una fuerza de la naturaleza o de un destino que al final él o ella se cruzaran en nuestro camino?
Nos encantan las canciones de amor en donde nos hablan de que el otro es la persona destinada y que desde tiempo atrás estaba prescrito que lo conoceríamos, o más aún, cuando alguien llega a "curar" nuestra soledad, utilizamos a Dios para hablar de algo que ya estaba dicho sucedería, que esa persona ha sido siempre la indicada y que ha llegado ése capitulo de tu vida en donde lo tienes que conocer, te enamoras, se casan y viven felices para siempre... ¿suena lindo no? Todos queremos eso alguna vez, pero en realidad, el amor, el enamoramiento, es mucho mas real y menos ideal que lo que nos dicen las bonitas canciones de amor.
Para contestar la pregunta de si el amor se elige o nos elige él a nosotros, debemos despejar los conocidos pero aveces confundidos conceptos de ENAMORAMIENTO y AMOR. Muchos ya lo sabemos, pero a la hora de la práctica es el primero el que nos hace confundir al segundo.
ENAMORAMIENTO
No podría encontrar mejor definición de él que la que le da Gary Chapman en su libro: "Los 5 lenguajes del amor", en donde le dedica un capítulo entero y que sin duda deberíamos leer todos, específicamente la parte donde menciona al Dr. M. Scott Peck: "Enamorarse es un componente instintivo, genéticamente determinado, de acoplamiento de la conducta... la caída temporal de las fronteras del ego, que es lo que constituye enamorarse, es una respuesta estereotipada de los seres humanos a una configuración del impulso sexual interno y el estímulo sexual externo..." Dicho de otro modo, no es más que una respuesta biológica, genética, casi instintiva que no requiere de mayores esfuerzos. Es un estado de plenitud, es verdad, pero en una medida irreal. Si has estado enamorado lo sabes: eres invencible, tu pareja lo tiene todo, es casi perfecto, cada segundo a su lado es mágico, ¡tienen tanto en común!... Los "sacrificios" no se sienten por que estamos dentro de ese estado emocional casi inmortal. Podemos recorrer 30 kilómetros todos los días en transporte público solo para verla un par de minutos y regresamos satisfechos a casa. Peck continúa:
"La experiencia de enamoramiento no es amor verdadero por tres razones:
- No importa cuánto queramos enamorarnos, no podemos hacer que suceda.
- Enamorarse no es amor real porque es algo sin esfuerzo. Lo que quiera que hagamos en ese estado de enamoramiento requiere poca disciplina o esfuerzo consciente de nuestra parte.
- El que está enamorado no está genuinamente interesado en fomentar el crecimiento personal del otro. Si tenemos algún propósito en mente cuando nos enamoramos, es acabar con nuestra propia soledad y posiblemente asegurar el resultado por medio del matrimonio.
La experiencia del enamoramiento no se centra en nuestro propio crecimiento y desarrollo de la otra persona. Más bien nos da el sentido de que hemos llegado a un punto y que no necesitamos crecer más. Estamos en el apogeo de la felicidad de la vida y nuestro único deseo es permanecer allí. Ciertamente la persona amada no necesita crecer porque es perfecta. Simplemente esperamos que permanezca perfecta."
Walter Riso, al hablar de la fidelidad en su libro "La fidelidad es mucho más que amor", utiliza el término fidelidad bioquímica, en donde agrega: "El enamoramiento conlleva una fidelidad que no depende de la voluntad, sino de una inundación emocional que arrasa con cualquier extraño que quiera entrometerse... la decisión de ser fiel no es producto de la mente y sus convicciones sino del mero instinto de supervivencia, porque ningún organismo tolera dos enamoramientos al mismo tiempo."
Con las importantes aportaciones de los anteriores textos, llego entonces a la conclusión de que, siendo el enamoramiento un estado emocional, instintivo, genético y bioquímico, quizás no sea posible elegir sentirlo o no, y mucho menos hacia quién. No elegimos de quién nos enamoramos, no controlamos del todo el shock eléctrico que nos manda el cerebro, eso es un hecho.
¿Y el amor?
AMOR "VERDADERO"
Pocas veces tendremos tanta dificultad en definir algo como el amor verdadero o real, ¿es un sentimiento o una acción?... Es un término muy relativo y ciertamente todos tenemos una explicación diferente que va desde lo mas cursi, hasta lo más realista, así que partiré con la definición 3 (que me parece la mas exacta de las 14 que tiene) de la RAE. "Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo". Es verdad, el amor a fin de cuentas sí es un sentimiento hacia otra persona, un afecto que sentimos por alguien (desde nuestras familias hasta la pareja), pero para que éste logre la incansable tarea de trascender en el tiempo y no caerse, requiere de ACCIONES, que, como nos dice la RAE, "inclinación y entrega", osease que hay que ponernos a trabajar.
Amar a una persona es, a mi muy particular forma de pensar dados los casos que he tratado y la experiencia misma, un sentimiento que se desarrolla y alimenta de acciones por parte de los involucrados. Estas acciones van desde las muestras de cariño, hasta la tolerancia, el respeto y el apoyo mutuo. Recordando lo que dijimos del enamoramiento que éste nos daba la sensación de haber llegado a un punto donde ya no necesitamos crecer más, el amor nos invita precisamente a lo contrario, a crecer en lo individual y en conjunto con la pareja.
Entonces, si el amor es un SENTIMIENTO que se desarrolla con ACCIONES, ¿podemos elegir a quien amar?, la respuesta sería que SI, ya que para AMAR a alguien ocupamos definitivamente decidirlo y hacerlo: decidimos ser tolerantes con él, decidimos respetarla a ella, decidimos cuidar de él, decidimos hacerlo, el arrebatado impulso del enamoramiento a estas alturas de elecciones no tiene ya mucho espacio.
Ahora, ¿cual es entonces la función del ENAMORAMIENTO en esto?... Me gusta decirlo como que es el que nos da el primer "empujón". En este estado recuerda que no nos importan mucho (o nada) los defectos, y esa sensación de ser invencible es la que nos da la fuerza de lanzarnos a los compromisos que, si bien sería mas recomendable estuviéramos un poco mas conscientes, no negaré que nos ayuda en la curva de formar una relación estable; es por ello que esta etapa no es mas que la ANTESALA de una relación con AMOR VERDADERO.
¿QUE NECESITAMOS ENTONCES PARA PODER ELEGIR?
En esta nueva ideología social en donde cada vez defendemos mas nuestro derecho a elegir y que lo hacemos notar con "no quiero tener hijos" "no quiero casarme" "quiero ser un profesionista exitoso", no me suena tan descabellada la idea de que también (y en muchos casos gracias a nuestros descalabros amorosos del pasado) queramos ahora defender y hacer un fuerte énfasis en ELEGIR a la persona que queremos a nuestro lado con algo mas que la simple emoción de ENAMORARSE... ¿Podemos elegir a los "amores" de nuestra vida? ¿Está en mis manos escoger amar al hombre o mujer que me conviene y sacarme de la cabeza a esa persona que no quiero sentir algo por él?... Acorde a lo que ya vimos, aunque enamorarnos suena a que no es nuestra decisión, AMAR A ALGUIEN SIEMPRE LO ES, esto hayamos pasado por el enamoramiento o no. Todas las decisiones fuertes de la vida con beneficios a largo plazo (que es que tu relación funcione) necesitan fuerza de voluntad en un nivel consciente y maduro, y, en el caso de la elección de amor, ésta requiere de una especial y alta dosis de YO SE LO QUE QUIERO. En el supuesto que decidamos (por conveniencia o estrategia) que queremos amar a cierta persona y que por ello nos vamos a brincar el enamoramiento, y pasaremos directo a la gloriosa sala de AMOR VERDADERO, vamos a requerir más paciencia, más tolerancia, y más voluntad, ya que recuerda que no tendremos de ese "empujoncito" tolerador de defectos que es la fase de estar enamorados.
Es sin duda el amor romántico el que todos soñamos desde que empezamos a sentir mariposas en el estómago en los primeros años de la adolescencia, juventud o la pubertad. Nos gusta pensar que las leyendas estilo "el hilo rojo" (las parejas están destinadas a ser porque hay un hilo rojo invisible que las une no importa qué) son reales y que allá afuera hay alguien que está hecho para nosotros, que, al igual que uno, solo está esperando el momento en que por fin coincidiremos y diremos que lo hemos logrado, pero, aunque no es mi intención bajar de nivel a algo tan perfecto como el concepto del AMOR a un simple juego de decisiones manipulables, preguntaré: ¿por cuanto tiempo lo idealizamos y dejamos de hacer lo que nos corresponde? No se trata de quitarle la fuerza al AMOR en si, sino de sabernos capaces y responsables de nuestra voluntad para crear, hacer y deshacer algo, y cómo esto deberíamos usarlo para nuestro propio bien, para elegir bien a la pareja, para amar despierto y no soñando, y así disfrutar de un AMOR no de cuentos de hadas, sino como es: CIERTO, REAL Y LLENO DE VIDA. El amor no lo hará todo por nosotros. No es el amor romántico el que nos mantendrá unidos a nuestra pareja por años, hayas decidido brincarte o no el enamoramiento. Un simple sentimiento no mantiene matrimonios a través del tiempo, ¡lo hacen las decisiones de las personas!, luchar, tolerar, trabajar, apoyar, perdonar. Ponerlo en el plano de lo ideal no hace mas que crear mentes ilusas y holgazanas de algo que requiere más que leyendas de medias naranjas y almas gemelas. ¡Podemos elegir!... ¡Tenemos que elegir!... Es hora de crecer y aprender lo que realmente es AMAR.
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