martes, 22 de noviembre de 2016

¿Una Mujer Siempre Debe Elegir?: La Familia o El Éxito Profesional

En la empresa en la que trabajo, realizamos juntas de resultados a nivel nacional cada tres meses, y dado que son eventos que involucran mucho estrés, y siendo esta una junta que dura prácticamente todo el día, al final el Director nos premia llevándonos a cenar a un bonito restaurante. La mesa se sirve y hay 20 lugares en ella. Mientras pasaban los minutos, yo tomaba mi acostumbrada actitud de sonreír sin poner mucha atención a los temas que ahí se discuten (no es la primera vez que participo en este tipo de eventos): El nuevo asador con un sofisticado sistema de calentado, el equipo de baseball y su juego de la noche anterior, las finales que se aproximan para el torneo de futbol. La verdad no son temas que me desagradan, pero la mayoría no los entiendo, a veces no son de mi interés y muchas otras, pues no tengo nada que aportar (jamas siquiera he entendido una sola regla de un juego de baseball y en cuanto a técnicas de cocina o parrilladas, pues digamos que no hago ni un sándwich). Si, la escena es tal cual la imaginan, es una mesa llena de hombres en sus 40's.


Voy a contextualizar un poco. Tengo la dicha de haber sido nombrada Gerente de un área de la Compañía hace algunos meses. Dado quizás el giro en el que me encuentro, la mayoría de quienes comparto lugar en la sala de juntas son hombres. Somos tres mujeres de hecho, otra Gerente con muchos años de experiencia en el ramo de las exportaciones, y la tercera es la Asistente del Director. Como seguía perdida entre los "Home runes" de la plática, mi mente hizo una pausa, observé con detenimiento y me pregunté: "¿Por qué hay más hombres que mujeres en esta mesa?"

Salimos del lugar y debía llevar a la Asistente del Director y a otro compañero a sus casas. No pude evitar la duda a mi incógnita e hice la pregunta en voz alta: "¿Cuál sigue siendo la diferencia de que ciertos puestos parezcan seguir reservados para los hombres y no para las mujeres?... Es decir, está demostrado que no es un tema de capacidad, inteligencia, coraje ni ganas de salir adelante... pero ¿porqué siguen siendo mayoría los hombres?, ¿qué paso nos sigue faltando para llegar a él?", pregunté con una verdadera preocupación. El único hombre que viajaba en el auto mencionó con seguridad: Disponibilidad... ¿Tenemos las mujeres menos disponibilidad que los hombres?. "¡Pero trabajamos las mismas horas!" le respondí a Pablo enseguida. "Si, pero una mujer se embaraza y se incapacita. Es normalmente la mujer quien sale de imprevisto de la oficina si un hijo enferma. Muchas veces debemos tomar un vuelo por una urgencia al otro lado del país y para una mujer con hijos esto suele ser complicado". ¿Pablo tenía razón? ¿Somos nosotras aún presas de los roles tradicionales de cuidar la casa lo cual sentimos como nuestra naturaleza obligatoria el no poder dejar la madriguera por mucho tiempo? Si somos quienes mantenemos unido el hogar, ¿Es por ello que no se nos permite ausentarnos un largo periodo de tiempo?. "Pablo, entonces explícame porqué tu novia es Gerente de una importante empresa manufacturera?" continué... "Es soltera, no tiene hijos" cerró Pablo la conversación.

Esta conversación siguió dando vueltas en mi cabeza por varios días, ¿era esto verdad?. Puesto que la duda seguía en el aire y yo no estaba del todo satisfecha con la respuesta que me había dado Pablo esa noche, aproveché un viaje a la Ciudad de México para pedirle su opinión a la pareja mas intelectual que conozco: Nini y Charlie, ambos personas sumamente inteligentes, pensadores por si mismo y jamás por un estereotipo, cuestionadores de reglas y paradigmas, siempre buscando el porqué de las cosas. "No importa si eres hombre o si eres mujer, ese tipo de posiciones (Gerenciales/Directivas) exigen que hagas sacrificios" aseguró Charlie. Eddna, otra amiga del grupo que viajaba con nosotros, agregó: "Una importante mujer de negocios dio una plática en la compañía en la que trabajo y ella dijo que para lograr llegar a su posición, tuvo que renunciar a su matrimonio. Ese era el precio que había pagado por su éxito profesional". Eddna y Charlie hablaban de lo mismo, para llegar a esos niveles había que sacrificar algo sin importar si eras hombre o mujer... pero la diferencia es que, al menos para un hombre y por muchos años, esto siempre ha sido así. Todos conocemos a alguien o lo hemos visto muy de cerca, el esposo viaja, no está una semana, la mujer cuida la casa y los hijos, no es raro ni malo... es normal e incluso de aplaudirse, esto podría significar que el sujeto en cuestión tiene un buen puesto de trabajo... pero entonces ¿nosotras? ¿cómo funciona este asunto cuando pareciera que fuimos 'hechas' para mantener vivo el hogar? ¿podemos ausentarnos semanas por una junta fuera de la ciudad? ¿llegar entre semana a media noche porque un evento del trabajo se alargó?

El día que me dieron el asenso en el trabajo estaba muy cerca de mi boda con David, así que era una fantástica noticia para cerrar la noche con broche de oro, ¡qué buena racha!, fuimos a cenar para celebrar. Yo iba con mi sonrisa de oreja a oreja, luego de mucho esfuerzo había logrado que me dieran esa posición tan importante para mi. David estaba contento de verme sonreír al decirlo, era una noche increíble, todo iba perfecto hasta que en medio de la conversación, mencioné que por la posición tendría que viajar. Su semblante cambió. David no es del tipo de hombres machistas ni posesivos, pero pareciera que le había dicho que me mudaría a otro país. Comenzamos a discutir en la mesa y aun ni siquiera terminábamos de cenar. Él no quería una esposa ausente. La boda estaba en puerta. No pude contener las lagrimas del enojo y entonces dije en tono molesto: "No es justo, si fueras tú quien da esta noticia estuviéramos celebrando, pero como soy yo, es una catástrofe... ¿es porque soy mujer?¿es porque se supone que debo estar en la casa?". La verdad era que David no estaba equivocado tampoco, él solo estaba reaccionando en base a lo que sus esquemas sociales le habían enseñado como correcto. Salí del restaurante, sabía que si David no me apoyaba, con el dolor de mi corazón tendría que terminar la relación y no porque alguno de los dos estuviera mal, sino por que simplemente buscábamos diferentes cosas y no teníamos porque permanecer en ella. Más valía aceptarlo de una vez. Había avanzado apenas unos 100 metros cuanto David me alcanzó por la espalda, me detuvo, hablamos ahí, parados en el estacionamiento... "Quiero estar contigo, así que voy a apoyarte en lo que tú quieras hacer".

Luego de esa noche, con los meses comenzaron a llegar los viajes fuera de la ciudad e incluso del país. No voy a decir que ha sido fácil pero sé que él ha puesto mucho de su parte por adaptarse y apoyarme en mis sueños, aún en contra de generaciones y generaciones de enseñanzas de roles para hombre y mujer.


Entonces, volviendo a la pregunta inicial donde la respuesta es el 'sacrificio', mismo que se traduce a 'disponibilidad', ¿En dónde debemos esforzarnos más que los hombres para escalar en nuestra vida profesional?... Creo que la respuesta la tuve esa noche en la cena, se requiere de la combinación de 2 factores: Hay que defender nuestros sueños y elegir como pareja a quien realmente desee apoyarnos. Muchas veces el primer punto nos va a dejar solas, como quizás le sucedió a esa señora de la que Eddna habló que sacrificó su matrimonio por su sueño profesional, muy seguramente sufrió al perder a su pareja pero sabía que debía defenderse a sí misma aun y que eso significara hacerlo sola... y la segunda, me parece que va de la mano. ¿Qué hubiera pasado si yo hubiera cedido en esa cena con David? ¿Si no me hubiera levantado de la mesa y hubiera defendido mi punto? Tal vez David hubiera "ganado" y yo habría rechazado mi nuevo puesto, pero entonces no se habría desencadenado la necesidad de adaptarse y claro, apoyarse y con ello, que el mismo amor creciera.

¿Una mujer siempre tiene que elegir?... sí, pero lo que tiene que elegir no es ni la familia ni el trabajo, sino a ella misma, a sus deseos, a sus sueños, perseguirlos, abrazarlos, respetarlos y no dejar que nadie los tome. Consecuentemente encontraremos una pareja que nos ame y ame nuestros sueños tanto como nosotras, y él nos apoyará a cuidar a los niños, lavar la ropa, salirse también del trabajo porque uno de los hijos enfermó. El mensaje que enviamos al defender a capa y espada nuestra visión de vida es que tenemos suficiente autoestima como para decidir incluso estar solas con tal de no sernos infieles a nosotras mismas. Alguien que se ame tanto sin duda nos atrae a todos.

El martes pasado estaba fuera del país, era mi segunda noche lejos de casa. Llegué a mi cuarto de hotel luego de cenar, para tener mi momento preferido del día: el FaceTime con mi esposo, como cuando éramos novios a distancia... Solo que esta vez, verlo apoyar mis sueños me hacia amarlo mucho más.

Laura 

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