martes, 24 de enero de 2017

¿Unión Libre o Matrimonio?

Cada día es más común encontrar en nuestros estilos de vida que poco a poco migramos a las formas de "hacer las cosas" como nuestros vecinos Norteamericanos o incluso Europeos. Pasamos de tener perros en las azoteas a la cultura Pet Friendly en donde ya nos acompañan a restaurantes. Cada año conozco más gente que decide salirse de casa antes de casarse cuando antes esto era impensable. Del mismo modo, nuestras relaciones de pareja también han sufrido adecuaciones en su estructura tradicional. Ya no es raro ver mujeres trabajando de tiempo completo y una madre soltera dejó de ser un tabú hace años. Casarse más de una vez tampoco es digno de ser crucificado hoy en día y quien no disfrutó su vida sexual antes de casarse es la minoría. 

En esta interesante y muy constructiva transición a una cultura más abierta donde los "Finales Alternativos" son cada vez mas aceptados, entran en juego las nuevas maneras de formalizar una relación, ir a la iglesia a darnos anillos de matrimonio cada vez es menos necesario para demostrar amor eterno y planeación a futuro con otra persona. Le damos la bienvenida a la Unión Libre por decisión (no porque no pudimos pagar una boda).

A diferencia de casi prácticamente toda mi familia y una buena parte de mis conocidos, tuve la fortuna de haber vivido en Unión Libre durante algún tiempo. ¡Me sentía tan orgullosa de romper con los esquemas tradicionales!. Me había divorciado y había decidido vivir sola; trabajé, lo logré y luego empecé una relación con un hombre que tenía similitudes con mi estilo de vida, también vivía solo y era independiente. Al principio fue difícil para mis padres aceptar que tenía una vida diferente a la que ellos (y yo misma) pensaron, no les encantaba la idea de que me fuera de viaje a visitar a mi novio a otra ciudad (él era foráneo) pero realmente no tenían muchas cosas que decirme, habían dejado de mantenerme hace mucho tiempo. Cuando mi relación comenzó a ser mas formal, mi novio y yo no pensamos en casarnos inicialmente, sino en vivir juntos, y para mi sorpresa mi padre estuvo de acuerdo. "Es mejor que vivan juntos, se conozcan y luego si ya lo deciden, se casen"... ¡que gran avance cultural que un padre chapado a la antigua nos diga eso!... Pero no todos estuvieron de acuerdo. "Hacer las cosas así está mal, es irresponsable, no se toma uno la relación en serio, el camino sigue siendo el matrimonio" replicó mi abuelo a la opinión de mi padre. Una versión rebelde mía hubiera dicho que mi abuelo estaba equivocado, pero la verdad es que no toda su frase era una locura. Entonces, yo que ya probé de las dos barras de bufete de estilos de vida en pareja (el matrimonio y la unión libre), me pregunté a mi misma: ¿Qué es mejor, la unión libre o el matrimonio?

Viví casada 2 años y medio con una persona, y luego en unión libre un año con otra... podría preguntarme ¿Es lo mismo?... Mi respuesta muy personal es SI y NO. 

¿Dónde es lo mismo? Las tareas de la casa, las peleas, las diferencias de tener hábitos distintos y las responsabilidades de pagar la renta o la hipoteca y todos los servicios que implica vivir en pareja. En esto no tengo ninguna duda en asegurar que no le veo la mas mínima diferencia. Aquí no importa si hay foto de boda en la sala o no, no se siente la diferencia realmente. 

¿En qué parte sí es diferente? Esta se la doy por buena a mi abuelo, el estar casado sí nos da ese "extra" de tomarse la relación un poco mas en serio. Se siente mas frágil la unión libre que un matrimonio y esto es básicamente por las implicaciones legales y sociales de ya estar formalmente "unidos". Vaya que nos cuesta menos trabajo deshacernos (o cometer un error) en un noviazgo de unión libre, que un matrimonio en donde tenemos el peso de que ya hubo boda, las familias ya están más implicadas (peso social), y claro el trámite y consecuencias legales.

Ahora, sumergiéndonos un poco mas en el tema, la unión libre y el matrimonio es lo mismo en la relación en si, la diferencia se encuentra precisamente en cuando hablamos de disolver el vínculo... en teoría es mucho más fácil acabar con uno que con otro. ¿Qué nos dice esto? que quizás en la parte que nos ayuda el estar casados es a preservar (y respetar) la relación por lo que implica destruirla (social, moral, legal). Un amigo me preguntó una vez: "¿Entonces preservar una relación de unión libre tiene más valor que un matrimonio ya que no hubo (en teoría) una presión social/legal para mantenerla viva?"... En esta si estoy de acuerdo, pero entonces ¿para qué nos casamos?

Queda claro, hay un tema social exageradamente arraigado en nosotros. Hay una presión por hacer una boda, por llevar una vida como en teoría debe ser y por no salirnos del camino "correcto", pero seamos honestos, quizás necesitamos un toque de presión extra en nuestra juventud como para obligarnos a no romper (o cometer un error) en un vínculo. Pensémoslo un poco más, todos hemos oído decir a nuestros padres, tíos y abuelos que los matrimonios ya no son como antes (donde en teoría eran para siempre), y creo que he encontrado una conexión (de tantas) en porqué. Antes se casaba uno cuando muy viejo en la segunda mitad de sus 20's, pero la mayoría lo hacía al arranque de esta década... ¿qué tan maduros somos a esa edad para tomar decisiones? ¿qué hubiera pasado si a esas personas se les hubiera dado la opción de solo "juntarse" con su pareja y no casarse? Recordemos que el matrimonio (y más el de antes) da esa sensación extra de compromiso, te obliga aunque sea legalmente a cumplir (y no fallar), cosa que la unión libre no te da. En resumen, el matrimonio era necesario y no era opción antes por todo el contexto que lo rodeaba... pero es mi teoría, igual no viví en aquellas épocas.

¿Porqué ahora sí podemos considerar la unión libre? Porque para empezar, somos cada vez mas una generación empoderada a tomar sus propias decisiones y a defenderlas sin importar la presión social (cada vez nos importa menos lo que digan de nosotros), es una migración cultural como dije al inicio. 

Pero entonces, ¿no se supone que el compromiso debe llevarse dentro de uno y no ser regido por un papel?... Tal vez, pero ¿no necesitamos de ciertas reglas para también preservar el orden social?. Es como asumir que todos tendremos el compromiso de no romper la ley y esta debe basarse solo en la buena fe de las personas, sin infracciones de tránsito, multas administrativas o señalamientos sociales. Tal vez las reglas son necesarias para una sociedad de tantas y tantas personas.

Es verdad que la unión libre toma los derechos de un matrimonio dependiendo del tiempo que tenga existiendo, pero realmente esta parte la desconozco y me parece mucho mas difícil de legalmente comprobar la veracidad de cualquier argumento sin un documento que respalde. 

Al final la pregunta sigue en el aire, ¿es mejor estar en unión libre que en matrimonio?, aquí la realidad es que la mejor opción es en la que los dos estén de acuerdo. Es como preguntar si es mejor tener hijos o no tenerlos, cada pareja pone sus reglas. Sin embargo, en mi muy personal punto de vista ¿qué recomiendo? Yo diría que sería mejor si migráramos a una mezcla de ambas cosas... ¡o hasta de una tercera!:

1. Vivir solo = Para que aprendamos a resposabilizarnos de nosotros mismos y dejar de lado a mamá y papá. Aquí eliminamos en un gran porcentaje los problemas de "mamitis" y el no saber administrarse económicamente. Al vivir solo aprendes sí o sí... de otro modo, no hay qué comer.

2. Vivir en Unión Libre = Para que aprendamos a vivir en pareja y de una buena vez veamos a la cara a la imperfecta persona con la que nos estamos uniendo. Aquí eliminamos esos divorcios que se dan en los primeros meses porque "a mi no me dijeron que esto era así".

3. Casarse = La cereza del pastel llamado "comprométete a un proyecto de largo plazo".

Podríamos pensar que debemos seguir haciendo las cosas a la antigua porque efectivamente trae sus beneficios (porque es más fácil), pero lo mismo pensábamos de que no era necesario darle tanta atención a un animal y dejarlo en una azotea con un bote de agua era más fácil que darle las atenciones que cualquier ser vivo merece por la simple razón de existir. Viéndolo de este modo, cambiar nuestro esquema de relaciones es un ajuste cultural a una nueva forma de vida, tal vez es lo que sigue.

El mundo va cambiando, la sociedad avanza y con ello nuestros estilos de relacionarnos con los demás. ¡Aprovechemos que ahora podemos elegir!

martes, 3 de enero de 2017

El Largo Camino al Perdón

¿Conocen esa parte del Facebook que se llama "Un día como hoy"? Empezó siendo una opción que te  salía cada dos o tres semanas, y más tarde, se convirtió en una alternativa donde podías elegir que de forma diaria se te recordara lo que habías hecho, dicho o pensado desde que prácticamente abriste tu cuenta en esta página. Estoy segura que muchos habilitamos esta parte porque, ¿a quién no le gusta regocijarse de nostalgia de vez en cuando?. Bueno, ya entrando en esta parte vergonzosa pero común, me encontraba indagando el pasado viernes en mi recuerdo del día... y ahí apareció, una simple etiqueta de hacía 5 años. No era la gran cosa pero, ya saben, una cosa te lleva a la otra y de pronto, te topas con la vida re-hecha de una ex pareja. No lo has vuelto a ver pero ya sabes que se volvió a casar, cambió algo de su trabajo e incluso hasta el color de su nueva casa. Ese viernes iba a comer con una compañera de trabajo y mientras ella platicaba los pendientes que tenemos por resolver en una gran problemática de Recursos Humanos, yo me perdí en el recuerdo de una simple fotografía. Y mientras la veía no pude evitar sentir algo de coraje y enojo. Era una simple fotografía, pero para mi eso significaba aún más, era una señal de que a mi ex le estaba yendo bien y a mi, eso no me daba ninguna felicidad. Si, es correcto, el rencor en mi corazón aun no sanaba.

La semana pasada estaba escuchando un reportaje en la radio de una importante psicóloga a nivel nacional. Hablaban del tema del perdón, típico asunto que nos mencionan una y otra vez que es necesario para salir adelante. Nos reiteran en varias ocasiones que debemos dar vuelta de hoja, perdonar a quien nos hizo daño y con ello, sanaremos nuestro lastimado corazón. Me ha costado admitirlo pero perdonar a mi ex ha sido uno de los retos más grandes de mi vida, ¿cómo podrías desearle el bien a alguien que te hizo tanto daño?... Me quedé escuchando el programa de radio esa noche porque pensé que me darían una buena razón o fórmula para salir adelante de esa sensación de odio que se albergaba en mi corazón, pero entonces la muy prestigiosa psicóloga comenzó a decir el 'método' del perdón como si se tratase de una receta de cocina: "Primero saca los sentimientos del refrigerador, luego saca una olla grande de corazón, separa los sentimientos buenos de los malos y los buenos, ponlos a desinfectar porque pasaron demasiado tiempo cerca de los negativos. Mezcla todo con paz, amor y un toque de tolerancia y ¡listo!... ¡ya tienes tu perdón y corazón sanado!". Aunque no dudo que su método lleve las mejores intenciones y que su boca esté llena de razón, quien haya vivido una situación similar en donde es duro perdonar, no me dejará mentir que no es una tarea fácil. Es como si alguien nos dice 'ánimo' en medio de un funeral o una enfermedad... ¡le queremos partir la cara!... no nos parece una frase para nada empática y por el contrario, nos aleja mas aún de la posible resignación. Queremos alguien que nos entienda, yo quería una historia de alguien que hubiera pasado por lo mismo, que hubiera odiado por años y luego, me dijera cómo fue que logró perdonar una falta grave en su vida. No quería el libro de autoayuda, ¡quería la bibliografía completa!, esa donde alguien se abre y dice que sí, odió a su agresor por años pero que un día, lo dejó libre en su interior y pudo por fin verlo a la cara y no sentir ningún tipo de dolor.

Mi ex como dije antes, es mi reto mas grande del perdón. Hace 3 años pasé la peor Navidad de mi vida. Tenía que lidiar con que había sido traicionada y que mi matrimonio iba a caerse a pedazos. No tenía un buen empleo así que luego de que se fue, tuve muchas deudas económicas por cubrir. Algunas veces no había suficiente dinero para pagar los gastos de la casa. Fue duro lidiar con el abandono. Meses más tarde salí adelante pero luego enfermé y algunas teorías dijeron que mi melanoma era una respuesta psicosomática a un evento traumante en mi vida. Es fecha que sigo y seguiré yendo a estudios médicos, consultas oncológicas y cuentas de hospital. ¡Imaginen que en mi mente existe una vocecita que culpa una y otra vez a mi ex por haberme metido en esto! ... Y mientras tanto, los recuerdos de Facebook me llevan a que la casa de mi ex tiene cantera en la fachada.

Llegamos al restaurante de mariscos mientras los pendientes de la oficina seguían sonando. Detuve el tema y cambié el enfoque. "Natalia, ¿alguna vez has guardado un rencor a alguien que sientes que jamás has podido ni podrás perdonar?" ... Me habló de una historia de su padre, su diálogo fue muy similar al mío, con un tema completamente distinto claro, pero al fin una bibliografía de años y años de reproches hacia un ser que pudo haber cometido errores pero que en la memoria de esta compañera, por alguna razón resultaban imperdonables. "No puedo desearle el bien, ¡mentiría!" aseveré respecto a mi ex durante la comida, "Cada que vuelvo a ver una foto de él siento que estoy viendo el cartel de 'Los mas buscados' de la policía, como si se tratase de un asesino serial que continúa prófugo y yo deseara que alguien lo delatara y pasara sus días pagando sus crímenes... No me gusta sentirme así, sé que no debo sentirme así". Natalia concluyó la conversación con una pregunta: "Y si a él le fuera mal, ¿en qué te beneficiaría eso a ti?"... La respuesta era que ABSOLUTAMENTE EN NADA.

Llegué a casa más noche, el tema daba vueltas en mi cabeza desde que había escuchado aquel programa de radio hasta esa última platica en la comida... ¿me encontraba atrapada en un circulo vicioso de rencor y dolor? ¿me había convertido en una presa de mis propios traumas? Y si así era, ¿era de esa forma de la que quería vivir más y más años? con pesadillas, recuerdos duros que no se van y un constante miedo a ser abandonada de nuevo. Ahí me di cuenta, necesitaba despertar, necesitaba aceptarlo, esto se trataba de un capítulo sin cerrar. David preparaba la cena.

Por años nos han enseñado a que necesitamos del perdón para salir adelante de cualquier situación traumática, que no podemos vivir con rencor, que debemos sanar nuestro corazón y al final de todo, desearle a esa persona que su camino se ilumine y Dios lo bendiga, pero la realidad es mucho más compleja que eso, es duro perdonar una falta que a nuestros adentros, fue bastante grave. Nos dicen que debemos perdonar pero no nos dicen cómo, ni cuándo. Nos hablan de que es necesario pero nos ofende que no se tome en cuenta nuestro propio dolor. ¿Se puede perdonar algo que parece imperdonable? ¿Cómo?

Mientras cenábamos esa noche, le dije a David que estaba pensando mucho en esto del perdón y que tenía que admitir que aún seguía victimizandome del hecho, que tenía así 3 años y que sentía había sido demasiado tiempo. "Lau, es que quizás tu necesitabas ese tiempo. Necesitabas que ese tiempo transcurriera para poder perdonar. Hay gente que le toma algunas semanas, a otros les toma años, y está bien siempre y cuando el momento llegue. Tal vez ahora está llegando para ti"... Esta bien, esas palabras de David me hicieron sentir menos culpable, haber vivido con un rencor en mi corazón por 3 años no era un crimen, era natural, la falta que cometieron conmigo era, a mis ojos, bastante grave, es normal que algo tan difícil me haya costado varios meses de recuperación.

Entonces lo decidí, decidí que ya no quería ese peso en mi espalda, que quería dejar todo atrás y que realmente necesitaba abrazar sin miedo mi pasado. Ya no quería esas pesadillas, ya no quería de pronto quedarme sentada viendo al vacío mientras dolorosas palabras retumbaban en mi cabeza. Ya no quería ecos en mi casa, quería paz. Volví a pensar una y otra vez en la pregunta de Natalia; Si a mi ex le fuera mal en su trabajo, en su nueva relación, en su salud, ¿Qué ganaría yo con ello?

A la hora del perdón, tenemos dos caminos, podemos elegir guardarle un cierto rencor a nuestro agresor mientras silenciosamente esperamos esa noticia donde alguien por alguna razón, nos diga que su nueva vida es un desastre, o por otro lado, podemos elegir perdonarlo, aceptarlo como un ser independiente de nosotros y por ende, dueño de sus propias decisiones y su propio camino. Aceptar que comete errores y que sí, cometió uno con nosotros pero ¡qué mas da! La vida siguió para nosotros también. Yo también crecí, también volví a casarme con un maravilloso hombre al que amo con todo mi corazón, mi familia también creció por nuestro segundo perro llamado Johnny y en mi trabajo no puedo quejarme en lo absoluto. Menos enfoque en el otro y más enfoque en nosotros mismos. Ojo que comúnmente esto se mal interpreta y creo que es ahí donde reside mayormente el sentimiento de injusticia, al perdonar no lo hacemos por que el otro lo merezca o no, lo hacemos por nosotros mismos, porque merecemos paz. ¿En qué escenario ganamos más? ¿En aquel en el que esperamos la catástrofe de nuestra ex pareja o en ese en donde uno mismo se libera de dolores, pesadillas y tragos amargos? ¿No es más gratificante a largo plazo el poder respirar tranquilamente el aire fresco?... Tenemos que ser duros con esto, no se trata de ningún tipo de altruismo ni de convertirse en santa, simplemente el guardarle rencor a alguien no nos beneficia en nada, al contrario, nos hace cargar con una innecesaria y pesada loza de piedra. Pero tranquila, también hay que respetar nuestro propio ritmo y duelo, llegar a este punto conlleva su tiempo, no sucede de la noche a la mañana.

El estado depresivo es en cierta forma adictivo. Ser víctima nos convierte en foco de atención y podemos quedarnos autocompadeciéndonos por muchos años. Ser víctimas nos da un papel y una identidad que muchas veces nos da miedo perder, si no soy la viuda, divorciada o madre soltera, ¿entonces qué? ... Interesante ¿no?, sin embargo no es nada sano, con el paso del tiempo debemos liberarnos de esta adicción si queremos completamente salir adelante de una dura adversidad, debemos seguir, debemos avanzar y hacer las pases con ese fantasma del agresor.

Hoy es martes de nuevo, son las 6 de la mañana y estoy en camino a otro viaje de trabajo. Me despedí con muchos besos de un tranquilamente dormido David. El cielo tiene una hermosa mezcla de colores azules y anaranjados, esta a punto de amanecer. Tantas cosas tan hermosas que admirar y valorar que me hacen reafirmar aún mas mi nueva decisión de seguir adelante con mi vida, de dejar atrás el rencor del pasado para darle entrada a un nuevo futuro, a un nuevo amanecer. Quizás piense en mi ex esposo y lo que sucedió hace tres años durante toda mi vida, después de todo jamás se olvida a un amor y mucho menos un desamor, pero quiero dejarlo atrás, quiero dejarlo descansar. Supongo que así debe sentirse el comenzar a perdonar a alguien y a algo, esa paz y esa tranquilidad de respirar el fresco aire de la madrugada cada martes.

Laura Franco

Enamórate de un Valiente

  Teníamos solo un mes juntos pero eso no era impedimento para las palabras, las promesas, las ideas, los sueños y las ilusiones. Me habí...