martes, 3 de enero de 2017

El Largo Camino al Perdón

¿Conocen esa parte del Facebook que se llama "Un día como hoy"? Empezó siendo una opción que te  salía cada dos o tres semanas, y más tarde, se convirtió en una alternativa donde podías elegir que de forma diaria se te recordara lo que habías hecho, dicho o pensado desde que prácticamente abriste tu cuenta en esta página. Estoy segura que muchos habilitamos esta parte porque, ¿a quién no le gusta regocijarse de nostalgia de vez en cuando?. Bueno, ya entrando en esta parte vergonzosa pero común, me encontraba indagando el pasado viernes en mi recuerdo del día... y ahí apareció, una simple etiqueta de hacía 5 años. No era la gran cosa pero, ya saben, una cosa te lleva a la otra y de pronto, te topas con la vida re-hecha de una ex pareja. No lo has vuelto a ver pero ya sabes que se volvió a casar, cambió algo de su trabajo e incluso hasta el color de su nueva casa. Ese viernes iba a comer con una compañera de trabajo y mientras ella platicaba los pendientes que tenemos por resolver en una gran problemática de Recursos Humanos, yo me perdí en el recuerdo de una simple fotografía. Y mientras la veía no pude evitar sentir algo de coraje y enojo. Era una simple fotografía, pero para mi eso significaba aún más, era una señal de que a mi ex le estaba yendo bien y a mi, eso no me daba ninguna felicidad. Si, es correcto, el rencor en mi corazón aun no sanaba.

La semana pasada estaba escuchando un reportaje en la radio de una importante psicóloga a nivel nacional. Hablaban del tema del perdón, típico asunto que nos mencionan una y otra vez que es necesario para salir adelante. Nos reiteran en varias ocasiones que debemos dar vuelta de hoja, perdonar a quien nos hizo daño y con ello, sanaremos nuestro lastimado corazón. Me ha costado admitirlo pero perdonar a mi ex ha sido uno de los retos más grandes de mi vida, ¿cómo podrías desearle el bien a alguien que te hizo tanto daño?... Me quedé escuchando el programa de radio esa noche porque pensé que me darían una buena razón o fórmula para salir adelante de esa sensación de odio que se albergaba en mi corazón, pero entonces la muy prestigiosa psicóloga comenzó a decir el 'método' del perdón como si se tratase de una receta de cocina: "Primero saca los sentimientos del refrigerador, luego saca una olla grande de corazón, separa los sentimientos buenos de los malos y los buenos, ponlos a desinfectar porque pasaron demasiado tiempo cerca de los negativos. Mezcla todo con paz, amor y un toque de tolerancia y ¡listo!... ¡ya tienes tu perdón y corazón sanado!". Aunque no dudo que su método lleve las mejores intenciones y que su boca esté llena de razón, quien haya vivido una situación similar en donde es duro perdonar, no me dejará mentir que no es una tarea fácil. Es como si alguien nos dice 'ánimo' en medio de un funeral o una enfermedad... ¡le queremos partir la cara!... no nos parece una frase para nada empática y por el contrario, nos aleja mas aún de la posible resignación. Queremos alguien que nos entienda, yo quería una historia de alguien que hubiera pasado por lo mismo, que hubiera odiado por años y luego, me dijera cómo fue que logró perdonar una falta grave en su vida. No quería el libro de autoayuda, ¡quería la bibliografía completa!, esa donde alguien se abre y dice que sí, odió a su agresor por años pero que un día, lo dejó libre en su interior y pudo por fin verlo a la cara y no sentir ningún tipo de dolor.

Mi ex como dije antes, es mi reto mas grande del perdón. Hace 3 años pasé la peor Navidad de mi vida. Tenía que lidiar con que había sido traicionada y que mi matrimonio iba a caerse a pedazos. No tenía un buen empleo así que luego de que se fue, tuve muchas deudas económicas por cubrir. Algunas veces no había suficiente dinero para pagar los gastos de la casa. Fue duro lidiar con el abandono. Meses más tarde salí adelante pero luego enfermé y algunas teorías dijeron que mi melanoma era una respuesta psicosomática a un evento traumante en mi vida. Es fecha que sigo y seguiré yendo a estudios médicos, consultas oncológicas y cuentas de hospital. ¡Imaginen que en mi mente existe una vocecita que culpa una y otra vez a mi ex por haberme metido en esto! ... Y mientras tanto, los recuerdos de Facebook me llevan a que la casa de mi ex tiene cantera en la fachada.

Llegamos al restaurante de mariscos mientras los pendientes de la oficina seguían sonando. Detuve el tema y cambié el enfoque. "Natalia, ¿alguna vez has guardado un rencor a alguien que sientes que jamás has podido ni podrás perdonar?" ... Me habló de una historia de su padre, su diálogo fue muy similar al mío, con un tema completamente distinto claro, pero al fin una bibliografía de años y años de reproches hacia un ser que pudo haber cometido errores pero que en la memoria de esta compañera, por alguna razón resultaban imperdonables. "No puedo desearle el bien, ¡mentiría!" aseveré respecto a mi ex durante la comida, "Cada que vuelvo a ver una foto de él siento que estoy viendo el cartel de 'Los mas buscados' de la policía, como si se tratase de un asesino serial que continúa prófugo y yo deseara que alguien lo delatara y pasara sus días pagando sus crímenes... No me gusta sentirme así, sé que no debo sentirme así". Natalia concluyó la conversación con una pregunta: "Y si a él le fuera mal, ¿en qué te beneficiaría eso a ti?"... La respuesta era que ABSOLUTAMENTE EN NADA.

Llegué a casa más noche, el tema daba vueltas en mi cabeza desde que había escuchado aquel programa de radio hasta esa última platica en la comida... ¿me encontraba atrapada en un circulo vicioso de rencor y dolor? ¿me había convertido en una presa de mis propios traumas? Y si así era, ¿era de esa forma de la que quería vivir más y más años? con pesadillas, recuerdos duros que no se van y un constante miedo a ser abandonada de nuevo. Ahí me di cuenta, necesitaba despertar, necesitaba aceptarlo, esto se trataba de un capítulo sin cerrar. David preparaba la cena.

Por años nos han enseñado a que necesitamos del perdón para salir adelante de cualquier situación traumática, que no podemos vivir con rencor, que debemos sanar nuestro corazón y al final de todo, desearle a esa persona que su camino se ilumine y Dios lo bendiga, pero la realidad es mucho más compleja que eso, es duro perdonar una falta que a nuestros adentros, fue bastante grave. Nos dicen que debemos perdonar pero no nos dicen cómo, ni cuándo. Nos hablan de que es necesario pero nos ofende que no se tome en cuenta nuestro propio dolor. ¿Se puede perdonar algo que parece imperdonable? ¿Cómo?

Mientras cenábamos esa noche, le dije a David que estaba pensando mucho en esto del perdón y que tenía que admitir que aún seguía victimizandome del hecho, que tenía así 3 años y que sentía había sido demasiado tiempo. "Lau, es que quizás tu necesitabas ese tiempo. Necesitabas que ese tiempo transcurriera para poder perdonar. Hay gente que le toma algunas semanas, a otros les toma años, y está bien siempre y cuando el momento llegue. Tal vez ahora está llegando para ti"... Esta bien, esas palabras de David me hicieron sentir menos culpable, haber vivido con un rencor en mi corazón por 3 años no era un crimen, era natural, la falta que cometieron conmigo era, a mis ojos, bastante grave, es normal que algo tan difícil me haya costado varios meses de recuperación.

Entonces lo decidí, decidí que ya no quería ese peso en mi espalda, que quería dejar todo atrás y que realmente necesitaba abrazar sin miedo mi pasado. Ya no quería esas pesadillas, ya no quería de pronto quedarme sentada viendo al vacío mientras dolorosas palabras retumbaban en mi cabeza. Ya no quería ecos en mi casa, quería paz. Volví a pensar una y otra vez en la pregunta de Natalia; Si a mi ex le fuera mal en su trabajo, en su nueva relación, en su salud, ¿Qué ganaría yo con ello?

A la hora del perdón, tenemos dos caminos, podemos elegir guardarle un cierto rencor a nuestro agresor mientras silenciosamente esperamos esa noticia donde alguien por alguna razón, nos diga que su nueva vida es un desastre, o por otro lado, podemos elegir perdonarlo, aceptarlo como un ser independiente de nosotros y por ende, dueño de sus propias decisiones y su propio camino. Aceptar que comete errores y que sí, cometió uno con nosotros pero ¡qué mas da! La vida siguió para nosotros también. Yo también crecí, también volví a casarme con un maravilloso hombre al que amo con todo mi corazón, mi familia también creció por nuestro segundo perro llamado Johnny y en mi trabajo no puedo quejarme en lo absoluto. Menos enfoque en el otro y más enfoque en nosotros mismos. Ojo que comúnmente esto se mal interpreta y creo que es ahí donde reside mayormente el sentimiento de injusticia, al perdonar no lo hacemos por que el otro lo merezca o no, lo hacemos por nosotros mismos, porque merecemos paz. ¿En qué escenario ganamos más? ¿En aquel en el que esperamos la catástrofe de nuestra ex pareja o en ese en donde uno mismo se libera de dolores, pesadillas y tragos amargos? ¿No es más gratificante a largo plazo el poder respirar tranquilamente el aire fresco?... Tenemos que ser duros con esto, no se trata de ningún tipo de altruismo ni de convertirse en santa, simplemente el guardarle rencor a alguien no nos beneficia en nada, al contrario, nos hace cargar con una innecesaria y pesada loza de piedra. Pero tranquila, también hay que respetar nuestro propio ritmo y duelo, llegar a este punto conlleva su tiempo, no sucede de la noche a la mañana.

El estado depresivo es en cierta forma adictivo. Ser víctima nos convierte en foco de atención y podemos quedarnos autocompadeciéndonos por muchos años. Ser víctimas nos da un papel y una identidad que muchas veces nos da miedo perder, si no soy la viuda, divorciada o madre soltera, ¿entonces qué? ... Interesante ¿no?, sin embargo no es nada sano, con el paso del tiempo debemos liberarnos de esta adicción si queremos completamente salir adelante de una dura adversidad, debemos seguir, debemos avanzar y hacer las pases con ese fantasma del agresor.

Hoy es martes de nuevo, son las 6 de la mañana y estoy en camino a otro viaje de trabajo. Me despedí con muchos besos de un tranquilamente dormido David. El cielo tiene una hermosa mezcla de colores azules y anaranjados, esta a punto de amanecer. Tantas cosas tan hermosas que admirar y valorar que me hacen reafirmar aún mas mi nueva decisión de seguir adelante con mi vida, de dejar atrás el rencor del pasado para darle entrada a un nuevo futuro, a un nuevo amanecer. Quizás piense en mi ex esposo y lo que sucedió hace tres años durante toda mi vida, después de todo jamás se olvida a un amor y mucho menos un desamor, pero quiero dejarlo atrás, quiero dejarlo descansar. Supongo que así debe sentirse el comenzar a perdonar a alguien y a algo, esa paz y esa tranquilidad de respirar el fresco aire de la madrugada cada martes.

Laura Franco

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