La otra noche estaba viendo (por como 10ma vez), la película de Sex and The City 2. Era una de esas noches en donde no tenemos mucho que hacer así que yo misma elegí en Netflix ver esta exageradamente femenina entrega. Estaba sin prestar mucha atención a la historia que ya conocía cuando una escena el particular llamó mi atención. Si no la han visto, todo el trama (desde la serie hasta las dos películas) gira en torno a un grupo de amigas teniendo sus aventuras en la búsqueda del amor. La protagonista de nombre Carrie, es una mujer no tan joven que para este segundo filme ya está felizmente casada con el hombre que durante todos los episodios persiguió. Samantha, una de las 4 amigas, obtiene la oportunidad de ir a una increíble ciudad en el medio oriente junto con el resto de las chicas, y el resto de la película se da en este ambiente. Carrie, en medio de un mercado de la localidad, se topa con un antiguo amor, un ex novio, ese hombre atractivo y con el que por alguna razón su relación no dio frutos. Tentada por la situación, Carrie acepta una salida a cenar con Aiden, ¿qué de peligroso tiene eso no?... bueno, la cosa se pone intensa cuando ella misma comienza a esmerarse digamos demasiado en su atuendo, valla que va muy sensual a la cita. La cena transcurre con normalidad, ellos comparten cómo han ido sus vidas los últimos años, y de pronto, la escena se vuelve intima y ambos se funden en un beso apasionado de medio segundo... ok, la verdad fueron como 2 segundos, justo cuando Carrie se arrepiente y huye del lugar dejando a un confundido Aiden. Carrie vuelve al hotel con el resto de sus amigas para (como lo haríamos cualquiera de nosotras) en sentido de urgencia le aconsejen qué es lo que debe hacer. Ella entra en pánico y sus amigas le piden que se calme, Carrie quiere llamar a su esposo para decirle lo que acababa de suceder, pero el resto de las amigas se cuestiona si es una buena idea el mencionar ese hecho. Di un trago al café que me estaba tomando mientras veía la película y me pregunté realmente: ¿Deberíamos confesar las infidelidades?
Ok, guarden sus armas, sé que lo ideal es que esto NO sucediera y todos muriéramos fieles hasta de pensamiento. Es muy mal visto en nuestra sociedad el que alguien traicione la confianza de quien nos ama, ¡y con justa razón!... Eso significa que estamos rompiendo un pacto, una promesa y por ende casi condenamos el futuro de cualquier relación. Y aunque en nuestro mundo ideal esto es lo más conveniente, si ya pasaste los 25 años ya te has topado con que la vida y las relaciones están llenas de matices y ninguna es perfecta (aunque las fotos de Facebook nos digan lo contrario).
Durante la misma escena, Miranda (otra chica del grupo quien había sido engañada por su esposo en la primer película, con el cual después se reconcilia) cuestiona en el momento "Después de haber sido engañada por Steve y luego que todo se aclaró, me preguntó: ¿Valió la pena el dolor?"... Es una pregunta difícil de contestar, sobre todo si como yo, alguna vez hemos estado en esta situación, esa en la que nos enteramos que nuestro amado tenía otra cama... ¿Nos sentimos mejor al enterarnos?. Se nos cae una venda de los ojos y conocer la verdad siempre es mejor, sin embargo también se pierde mucho y difícilmente se recupera. Pero bueno, cuando la verdad llega pues llega y hay que actuar... sin embargo la pregunta sigue en el aire, no es lo mismo que nos enteremos a que alguien venga y nos la confiese... esta última tiene muchos más matices de los que creemos.
Puedo con seguridad presumir de que tengo una excelente comunicación con mi esposo, David es muy receptivo y regularmente es alguien que me hace re-pensar mis ideas y aceptar otras realidades. Una noche de copas, de esas que te quedas en casa con música del celular conectado a una bocina y una botella de alcohol, David y yo conversábamos del tema, y entre pláticas me preguntó: "Si te gustara alguien, ¿me dirías?". Mi respuesta fue tajante: "¡Claro que no!". David hizo una mueca, por lo que le devolví la pregunta: "¿Y tu me dirías?"... Se rió y respondió: "Por supuesto que no". Los enamorados dirán que esto no debe suceder en primer lugar, sin embargo la realidad de las parejas longevas no me dejaran mentir al aseverar que después de años y años de trabajo en equipo, seria ir en contra de nuestros instintos naturales el que nadie, ninguna sola vez, nos llame la atención... La atracción está en nuestros genes, es parte de nuestro comportamiento y tampoco significa que seamos unos pecadores. Ahora, no con ello se trata de que porque alguien nos encantó vamos a ir a besarnos con él o ella. Decía mi madre que la diferencia del fiel y el infiel es quien lleva a la realidad sus deseos carnales, a quien le falló el autocontrol. Ahora, imaginemos que David tiene alguien que le llama la atención en su trabajo y decide confesarlo conmigo, ¿cómo creen que yo voy a sentirme con esta noticia?... Ojo, David no ha sido infiel ni ha tenido nada que ver con ella, solo que por la culpa que siente se abre conmigo y hace de mi conocimiento que sus ojos han volteado a ver a otra parte. No me esta pidiendo que haga nada, que diga nada, solo que lo sepa y que lo perdone. Podríamos pensar que David es un buen hombre sincero porque no pudo mantenerme un secreto, pero... ¿y si nos detenemos a pensar porqué David lo confesó?... ¿para que yo no fuera traicionada?... ¿o para quitarse un peso de encima?
Hace varios meses llegó a mi página principal de Facebook una liga con un articulo el cual hablaba del tema y enfatizaba el porqué NO debíamos confesar una cosa así; la autora recalcaba que era porque se trataba de un acto meramente egoísta, aunque parezca todo lo contrario. ¿Porqué confesamos algo que hicimos mal?... Aunque podemos celebrar que si hemos llegado hasta este punto de dudar es porque efectivamente aun tenemos una moral que nos hace sentir mal por algo que hicimos (peor sería que pensáramos que fue una gracia y que no pasa nada), el haber cometido un error de este tamaño nos hace sentir sumamente culpables, cargamos con una piedra en nuestra espalda y simplemente ya no podemos con ella. ¿Qué hacemos entonces?... ¡Claro!... Hay que compartir la carga. Entonces confesamos y es como si le dijéramos a nuestra pareja: "La regué, ten, carga ahora tu con la piedra", y así le provocamos un muy mal momento a la otra persona que sin deberla ni temerla, debe llevar en su espalda nuestro error.
Reitero, esto no significa que la infidelidad está bien y que debemos practicarla y solo tener cuidado que no nos descubran. Por supuesto que no. Pero me gusta pensar más allá, más de lo que simplemente está bien o mal sino el porqué hacemos o actuamos de cierta manera. Ahora, si no quieren tener que pasar por este dilema de si confieso o no confieso, simplemente absténganse de verse involucrados en estas situaciones y así todo será mas sencillo. Todos nuestros actos tienen consecuencias y si bien cometimos un error y no lo confesaremos por aquello de no herir a la pareja, cargaremos con esto nosotros y de alguna manera nos pesará o correremos el riesgo de que de igual forma alguien se entere... es simplemente más fácil no meterse en estos líos.
Entonces, ¿Carrie confesó?... hizo caso omiso de lo que sus amigas le dijeron y llamó a su esposo John esa misma noche. Al mencionarle el incidente del beso él colgó la llamada y no cruzaron palabras por días. Ella entendió que debía darle su espacio, lo había ofendido. A su regreso volvieron a tocar el tema y las cosas se arreglaron... aunque es una película, en la vida real seguramente él se lo recordará cada que peleen.
Somos libres de hacer lo que queramos pero jamás seremos libres de las consecuencias de ello. Creanme que funciona mejor no complicarse la existencia... aunque si ya cometieron algún error de este tipo, nunca es tarde para aprender del hecho y retomar el camino.
Ok, guarden sus armas, sé que lo ideal es que esto NO sucediera y todos muriéramos fieles hasta de pensamiento. Es muy mal visto en nuestra sociedad el que alguien traicione la confianza de quien nos ama, ¡y con justa razón!... Eso significa que estamos rompiendo un pacto, una promesa y por ende casi condenamos el futuro de cualquier relación. Y aunque en nuestro mundo ideal esto es lo más conveniente, si ya pasaste los 25 años ya te has topado con que la vida y las relaciones están llenas de matices y ninguna es perfecta (aunque las fotos de Facebook nos digan lo contrario).
Durante la misma escena, Miranda (otra chica del grupo quien había sido engañada por su esposo en la primer película, con el cual después se reconcilia) cuestiona en el momento "Después de haber sido engañada por Steve y luego que todo se aclaró, me preguntó: ¿Valió la pena el dolor?"... Es una pregunta difícil de contestar, sobre todo si como yo, alguna vez hemos estado en esta situación, esa en la que nos enteramos que nuestro amado tenía otra cama... ¿Nos sentimos mejor al enterarnos?. Se nos cae una venda de los ojos y conocer la verdad siempre es mejor, sin embargo también se pierde mucho y difícilmente se recupera. Pero bueno, cuando la verdad llega pues llega y hay que actuar... sin embargo la pregunta sigue en el aire, no es lo mismo que nos enteremos a que alguien venga y nos la confiese... esta última tiene muchos más matices de los que creemos.
Puedo con seguridad presumir de que tengo una excelente comunicación con mi esposo, David es muy receptivo y regularmente es alguien que me hace re-pensar mis ideas y aceptar otras realidades. Una noche de copas, de esas que te quedas en casa con música del celular conectado a una bocina y una botella de alcohol, David y yo conversábamos del tema, y entre pláticas me preguntó: "Si te gustara alguien, ¿me dirías?". Mi respuesta fue tajante: "¡Claro que no!". David hizo una mueca, por lo que le devolví la pregunta: "¿Y tu me dirías?"... Se rió y respondió: "Por supuesto que no". Los enamorados dirán que esto no debe suceder en primer lugar, sin embargo la realidad de las parejas longevas no me dejaran mentir al aseverar que después de años y años de trabajo en equipo, seria ir en contra de nuestros instintos naturales el que nadie, ninguna sola vez, nos llame la atención... La atracción está en nuestros genes, es parte de nuestro comportamiento y tampoco significa que seamos unos pecadores. Ahora, no con ello se trata de que porque alguien nos encantó vamos a ir a besarnos con él o ella. Decía mi madre que la diferencia del fiel y el infiel es quien lleva a la realidad sus deseos carnales, a quien le falló el autocontrol. Ahora, imaginemos que David tiene alguien que le llama la atención en su trabajo y decide confesarlo conmigo, ¿cómo creen que yo voy a sentirme con esta noticia?... Ojo, David no ha sido infiel ni ha tenido nada que ver con ella, solo que por la culpa que siente se abre conmigo y hace de mi conocimiento que sus ojos han volteado a ver a otra parte. No me esta pidiendo que haga nada, que diga nada, solo que lo sepa y que lo perdone. Podríamos pensar que David es un buen hombre sincero porque no pudo mantenerme un secreto, pero... ¿y si nos detenemos a pensar porqué David lo confesó?... ¿para que yo no fuera traicionada?... ¿o para quitarse un peso de encima?
Hace varios meses llegó a mi página principal de Facebook una liga con un articulo el cual hablaba del tema y enfatizaba el porqué NO debíamos confesar una cosa así; la autora recalcaba que era porque se trataba de un acto meramente egoísta, aunque parezca todo lo contrario. ¿Porqué confesamos algo que hicimos mal?... Aunque podemos celebrar que si hemos llegado hasta este punto de dudar es porque efectivamente aun tenemos una moral que nos hace sentir mal por algo que hicimos (peor sería que pensáramos que fue una gracia y que no pasa nada), el haber cometido un error de este tamaño nos hace sentir sumamente culpables, cargamos con una piedra en nuestra espalda y simplemente ya no podemos con ella. ¿Qué hacemos entonces?... ¡Claro!... Hay que compartir la carga. Entonces confesamos y es como si le dijéramos a nuestra pareja: "La regué, ten, carga ahora tu con la piedra", y así le provocamos un muy mal momento a la otra persona que sin deberla ni temerla, debe llevar en su espalda nuestro error.
Reitero, esto no significa que la infidelidad está bien y que debemos practicarla y solo tener cuidado que no nos descubran. Por supuesto que no. Pero me gusta pensar más allá, más de lo que simplemente está bien o mal sino el porqué hacemos o actuamos de cierta manera. Ahora, si no quieren tener que pasar por este dilema de si confieso o no confieso, simplemente absténganse de verse involucrados en estas situaciones y así todo será mas sencillo. Todos nuestros actos tienen consecuencias y si bien cometimos un error y no lo confesaremos por aquello de no herir a la pareja, cargaremos con esto nosotros y de alguna manera nos pesará o correremos el riesgo de que de igual forma alguien se entere... es simplemente más fácil no meterse en estos líos.
Entonces, ¿Carrie confesó?... hizo caso omiso de lo que sus amigas le dijeron y llamó a su esposo John esa misma noche. Al mencionarle el incidente del beso él colgó la llamada y no cruzaron palabras por días. Ella entendió que debía darle su espacio, lo había ofendido. A su regreso volvieron a tocar el tema y las cosas se arreglaron... aunque es una película, en la vida real seguramente él se lo recordará cada que peleen.
Somos libres de hacer lo que queramos pero jamás seremos libres de las consecuencias de ello. Creanme que funciona mejor no complicarse la existencia... aunque si ya cometieron algún error de este tipo, nunca es tarde para aprender del hecho y retomar el camino.
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