Recuerdo con
exactitud la primera vez que vi la película de “The Break-Up” (en México:
“Viviendo con mi Ex”), y si son seguidores del amor y los romances que duran
por toda la eternidad, el final pudo haberles parecido frío e incluso un poco
triste. Se trataba de una pareja de novios que vivían juntos y al final se
separan, se encuentran en la calle algunos meses después y solamente se saludan
y se despiden a lo lejos. Uno hubiera pensado que, tratándose de una película, ellos
iban a reconciliarse al final, pero ¡NO!, en el mundo real las cosas no
suceden de esa forma, las historias de amor (por mas perfectas que fueron algun
día) suelen terminar (no todas claro, pero enfocándonos en las que sí)y si tienes suerte, puedes saludar a tu ex en la calle con
una sincera sonrisa (o una falsa con intenciones de golpearlo con tu bolsa, no
importa) ¿Por qué un final “real” nos
da esa sensación de tristeza? Porque el hecho de saber que Brooke no se
quedó con Gary (personajes de la película) nos da la sensación de que el amor
NO SIEMPRE TRIUNFA, y estamos totalmente acostumbrados a creer que el amor
siempre saldrá adelante, pero vamos mas
allá, ¿Estamos 100% programados a creer que los finales felices incluyen un beso, una
boda, un “felices para siempre” y algunos hijos?… ¿y si no?
Crecimos con la
fantástica gama de películas de Disney, donde Ariel deja a su familia de
sirenos para, a lo lejos y en un barco, celebrar su boda con el “amor de su
vida”. Tambien tenemos las telenovelas mexicanas de las “Marias” (Mercedes, del Barrio, Marimar, entre otras), que se ensañaron en meternos por ojos, boca y oídos que el final perfecto es el que incluye un vestido
blanco, una iglesia, un beso o un monton de niños rubios corriendo hacia la
protagonista gritando “mamá”, ella lo levanta, da un beso al apuesto galán y
aparece el trillado: “Fin”.
Si, el amor
vende, casi nadie querría una telenovela que termine en desamor, pero… ¿Qué
influencia ha tenido este montón de ideologías en nuestro desarrollo? ¿Estamos programados para buscar
precisamente ESE final feliz? ¿Si no lo conseguimos somos unos tristes
fracasados? ¿De ahí se alimenta la
sensación de derrota al no tener pareja/boda/hijos? ¿Bajo esa premisa no
estamos alimentando la idea de quizás aguantar una mala
vida porque hay que seguir el esquema pre-programado de “felicidad” en donde la
imagen perfecta es precisamente esa (y hay que hacer todo para no perderlo)?
Es una idea muy
injusta habiendo tantos, como yo los llamo, FINALES ALTERNATIVOS y que no son para nada tristes, pero estamos
programados para creer que sí y somos expertos en tenerles lástima:
- “Pobrecito, después de su divorcio, ése hombre se la ha pasado con varias mujeres sin encontrar su lugar, se hizo un mujeriego”
- “Qué triste pareja, no han logrado embarazarse, van a estar solos toda su vida y nadie los va a cuidar de viejos”
- “Esa mujer tiene muchas parejas, que lástima, está sola y seguramente sigue sin encontrar al indicado”
- “Vive solo(a), que feo debe ser no tener a nadie que te espere todas las noches”
- Y mi favorita…. Cuando te tocan el hombro y te dicen: “¡YA LLEGARÁ!” (dependo de que llegue un sujeto maravilloso para ser feliz y si no llega estoy condenada)
Yo estuve casada
y llegué a utilizar algunas de estas frases en donde te ves a ti mismo como
el modelo a seguir porque tu sí “encontraste el amor” y puedes llegar a ver a los
que no con lástima, y ¡sorpresa!, muchas veces toda esa gente a la que le
tienes “pena” es mucho más feliz que tu, pero estamos programados para
juzgarlos porque no estan en la linea del “final feliz estilo tradicional”,
porque estan solos, porque estan separados, porque ya no se volvieron a casar,
porque son madres solteras sin pareja, porque no tienen hijos, porque ROMPEN
ESQUEMAS, cuando la realidad es que existen diferentes finales alternativos perfectamente
válidos para cada quien y el hecho de que alguien no siga la línea de parejas=esposos=hijos,
no significa que no sean felices tal como están… ¿y saben por qué? Porque la
felicidad no viene de ahí, pero crecimos creyendo que si.
Hay que sacarse
esa idea mediocre de la cabeza porque es ésa misma idea la que nos hace
incluso, que si estamos en esa situación, NOS TENGAMOS LÁSTIMA
A NOSOTROS MISMOS, acabamos frustrados y en ocasiones nos hace lanzarnos hacia el
primer barco en dirección al final perfecto, y ése afán de ir tras ése
bote nos puede hacer elegir muy muy mal.
¿Yo era mejor
que mis amigas solteras solo por que estaba casada? ¡Claro que no!... Si,
viví momentos felices, pero la realidad
era que detrás de la puerta de mi casa habían muchas mentiras, traiciones y
malos tratos que obviamente mis amigas solteras no sabían (teníamos que mantener
la sonrisa perfecta porque éramos la pareja perfecta).
Así que, empecemos a
limpiar el disco duro:
- Deja de tenerte lástima si hoy en día no estás viviendo ese final pre-establecido, si es momento de estar solo, entonces disfrútalo y sácale provecho, ¡no tienes límites!
- Deja de tenerle lástima y/o juzgar a la gente que no esta siguiendo el patrón de beso=boda=hijos, el que uno sí haya seguido ése rol no da derecho a señalar a quienes no.
Si tienes la
fortuna de ahora vivir un hermoso cuento de hadas, ¡fantástico!, creeme que eres una
persona muy afortunada, pero no olvides que esa no es la única forma de ser
feliz, porque la felicidad no está cuando
encuentras el amor en alguien mas, sino cuando encuentras el amor en ti mismo,
¡y ésa es la clave! partiendo de ahí, para adelante todo el camino es
más claro... ¡y más fácil!
Sé que es una
cultura de muchos años e intentar cambiarla va a llevar tiempo, pero empezemos
por un: ¡Adiós a la lástima y hola a los finales alternativos!
Trasciende… lo
ordinario ya lo hicieron otros.
Laura Franco
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