martes, 4 de agosto de 2015

Finales Alternativos II: No era lo planeado, ¡pero resultó mejor!

Uno de mis más fuertes conceptos creados en Cada Martes desde el año pasado fue el denominado 'Finales Alternativos', que para quienes no lo recuerdan, hace mención a aceptar que nuestros desenlaces pueden ir muy lejos de lo una vez planeamos con ilusión y/o nos enseñaron que era lo aceptable desde niños... ¡pero también son bastante buenos!

El tema volvió a mi cuando hace un par de semanas me reencontré con una de mis mejores amigas que tenía bastante tiempo sin ver. Le comenté que David estaba por llegar a la ciudad en unos días, y su pregunta inmediata fue: "¿Pero te vas a casar?". Le respondí simplemente que no lo sabía, que tal vez lo haría, pero que no era honestamente mi preocupación hoy en día. En broma su esposo dijo: "¡El mismo error no lo cometes dos veces!", y aunque sí me causó algo de gracia su espontáneo comentario, la verdadera razón por la que decidí no considerar hoy el entrar de nuevo en un esbelto vestido blanco, era únicamente porque no formaba parte de mis prioridades. De alguna manera hacer que David se estableciera a la ciudad, y más importante aún, yo lograr hacerle un espacio en alguno de mis dos armarios llenos de ropa (que no me pongo pero tengo por si alguna vez se ofrece), me parecía mas importante que ver si dar res o pollo en un banquete para 200 invitados. 

No me malinterpreten, ¡una boda es fantástica!. La propuesta, el anillo, el contar la historia mil veces, la pedida de mano, separar el salón, elegir el vestido de princesa, todo, absolutamente todo ese evento es un sueño magnifico y sin duda creo que si lo disfrutas mucho (y no te estresas demasiado), valen la pena los mas de 100 mil pesos que vas a invertir en ella. ¡Es un evento magnifico!... pero el domingo para mi era mas importante remodelar el baño principal para que David no se sintiera intruso en mi antigua decoración fucsia desde el tapete hasta la esponja mas pequeña.

Pero volvamos a mi amiga y a su siguiente pregunta en aquella noche: "¿Pero vas a tener hijos?... y eso ¿será antes o después de casarte? ¿o cómo?". La adoro con todo mi corazón y entiendo la fuente de sus preguntas, ella quiere que sea feliz, pero ¿nuestra idea de felicidad es tradicionalista?, es decir, ¿solemos considerar que la gente no es REALMENTE feliz sino hasta que logra las metas sociales preestablecidas?, ¡Y que en ningún momento son malas!... Pero si por alguna razón no llegamos a ellas en el tiempo que nos lo imaginamos o simplemente algo inesperado nos ocurre ¡podemos incluso llegar a frustrarnos!... ¡Nos convertimos en seres extraños!, en esa mujer rara que no se casó, que no tiene pareja y va sola a las bodas, la que no quiso (o no pudo) tener hijos, en ese hombre que se quiso dedicar a viajar en lugar de sentar cabeza, y por ello nos tenemos que tragar las caras de "pobrecita" en las reuniones en casa de la abuela, todas y cada una con las insaciables preguntas de (todas reales, las he escuchado):

-¿Y vas a ir tu sola a la boda? ¿Sin pareja?
-¿Y porqué no tienes hijos?
-¿Cuando te vamos a conocer a una novia?
-¿Y la boda cuando va a ser? ¿o se van a quedar así?
-¿Por qué vives solo?

Pero lo sé, ¡todos las hacemos! y la idea de este artículo no es juzgar a quienes hacen (hacemos o hicimos) las preguntas forzosas sociales, ni siquiera a que dejemos de hacerlas (en una sociedad como la nuestra es duro remar contra lo tradicional), mi objetivo es que, quienes estamos en nuestro Final Alternativo, aprendamos a abrazarlo, a amar nuestra nueva realidad no planeada. ¿No logramos tener pareja? ¡salgamos a divertirnos!... Nadie nos detiene. ¿No conseguimos ese asenso en la compañía? ¡no tenemos que quedarnos tan tarde como ese compañero que sí lo logró! y nos da tiempo para ir a correr en las noches. ¿No podemos tener hijos? ¡aprovechemos nuestro tiempo fortaleciendo el lazo con nuestra pareja! Digamos NO a esa frustración generada de no ir con la corriente y abracemos que somos esos seres EXTRAORDINARIOS que hacen las cosas en otro orden o forma y ¡aun así somos felices!... Que esa cara de "pobrecito" que nos puedan poner se convierta no en un motivo de desánimo sino de risa porque quizás sí, si somos diferentes, pero no por eso es más desafortunados que cualquier otra persona... y si así fuera, fuimos bendecidos con una fantástica historia que contar al final del libro ¿no?

Alguien dijo alguna vez que la felicidad del hombre esta influenciada por su capacidad adaptativa. Mientras más nos negamos a una nueva realidad, más frustración sentiremos. Si podemos cambiarla, hagamos algo, y si no, ¡vamos a divertirnos con ella!

Mi suegra le escribió a David una carta antes de tomar su avión a Monterrey y la leímos apenas anoche: "La felicidad no es hacer lo que queremos sino querer lo que hacemos", y sostiene perfectamente la idea que me gusta pensar de los Finales Alternativos. No se trata de que forcemos al universo a que se hagan las cosas como nosotros queremos, ni que a nuestro lado se quede la persona que nosotros estamos aferrados, ni que nos quedemos en una ciudad toda la vida o vivamos en esa casa soñada o en ese empleo que por alguna razón perdimos. La felicidad de los Finales Alternativos consiste en ACEPTAR QUE EXISTEN, que todos aunque veníamos con un plan "perfecto", el que la jugada nos la cambien también puede ser bastante divertido. 

¿Hoy estas donde pensaste que estarías a esta edad?... Tal vez no ¡pero la hemos pasado increible!

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