Miércoles por la noche, mi primo y un amigo fuimos al Estadio de Futbol a ver a nuestro equipo jugar. Yo tenía 16 años y con mucha enjundia brincaba y entonaba las canciones del extenso y muy predominantemente masculino grupo de aficionados. Justo en medio de la fiesta futbolera, siento un empujón fuerte en mi espalda, molesta me doy la vuelta a reclamarle al descuidado sujeto que se atrevió a casi aventarme, pero no pude decir una palabra, ahí estaba él, alto, delgado, una mirada fija a la cancha y su playera antigua a rayas. Fue amor a primera vista. No cruzamos ninguna palabra y creí seria ese tipo de historias que solo quedan en tu imaginación por el atractivo chico que conociste en una ocasión, pero para mi fortuna el destino fue benévolo y lo volvía ver en algunos juegos más. Ir al estadio se convirtió en una hermosa aventura de buscar por todos lados encontrar al chico misterioso y regresar feliz a casa por haber cruzado alguna mirada... Un día lo vi platicar con un ex compañero de la Secundaria, así que aproveché la relación para conseguir su "messenger". La historia apenas comenzaba, Gabriel y yo nos hicimos novios unas semanas mas tarde. Fue mi primer novio, mi primer verdadero amor, ese que sientes que flotas y todo el presente ha tomado sentido. Tu espera fue recompensada y tu premio ahí lo tienes en tus manos. Juré que me casaría con él y que lo vería criar a mis hijos. ¡Él era perfecto!, cada minuto, cada segundo era maravilloso. Conocí el deseo y la atracción a su lado, incluso le escribí una carta en donde le prometía mi virginidad (no lo cumplí obvio). La relación caminaba bien, con sus altibajos pero todo dentro de lo "normal". Conforme crecimos nuestros objetivos de vida empezaban a distar uno del otro. Yo quería casarme, él, rodeado de sus fieles amigos, quería conocer la vida, hecho que me molestaba mucho. Mi apego a él me hizo asfixiarlo y por ende, que la relación acabara. Cuando todo terminó sentí por primera vez un corazón roto, el desamor había tocado a mi puerta y no había forma de no dejarle entrar, lo había perdido y con él sentí que mi vida se desvanecía. Perdí 12 kilos y lancé al aire las típicas frases de: "Nadie lo va a querer como yo", "Seguramente se va a arrepentir", "No volveré a amar a nadie igual".
Leí un interesante artículo hace unos días que hablaba de que a lo largo de nuestra vida tendríamos 3 amores:
1. El idealista
2. El por necesidad
3. El inesperado
El primero es muy característico de la adolescencia. Es apasionado, desenfrenado, sin limites ni controles. Todo lo podemos por el simple hecho de sentir amor. Somos invencibles, ¡quién necesita comer cuando tienes amor!. En este amor aun no hemos topado con la realidad... como mi historia con Gabriel.
Luego de que me pude por fin recuperar de mi triste pérdida de Gabriel, comencé a tener citas y conocer a magníficos sujetos, todos eran buenos en algo pero solo uno parecía tenerlo todo, Alan. Lo conocí por una aplicación de Facebook, algo así como "Tinder" pero en sus versiones antiguas. Me gustó desde la primera vez que lo vi en persona cuando fue a visitarme a mi Universidad. Era gracioso, extrovertido y seguro de si mismo. No se parecía Gabriel, Gabriel era mucho mas sencillo. Alan era fuerte, su presencia sola hacia un ruido muy grande en cualquier circulo social al que entrara. Al poco tiempo de salir las cosas eran extrañas y misteriosas. Alan obviamente me dijo que era soltero pero por alguna razón siempre salía a la luz una supuesta ex novia a la cual él llamaba 'obsesionada' que no lo dejaba a él seguir con su vida luego de hacia varios meses que habían terminado. Ese aire de lo desconocido me hacía sentirme intrigada y atraída por él. Comenzamos a ser novios y la relación parecía andar con normalidad, todo hasta que Alan empezaba a ponerse agresivo y celoso. No pasaron muchos meses cuando su comportamiento comenzó a resultar demasiado duro. Se enojaba de una manera explosiva y cada vez subía mas su intensidad, pero de una forma muy extraña eso funcionaba conmigo como agregar otra gota de pegamento a un noviazgo. Por mas inusual que esto parezca, esto solo me unía mas a él de una forma casi enfermiza. Nos casamos un par de años después y sobra decir que las cosas fueron empeorando hasta que una infidelidad nos terminó de separar. Me despedía del amor por necesidad.
Volviendo a este magnifico artículo de los 3 amores que experimentaremos en la vida, con Alan viví lo que según el autor, es el "Amor por Necesidad". "En esta fase se experimenta un amor fuerte, apasionado, pero con viejas cicatrices aún tiernas que lo convierten en destructivo porque genera una dependencia insana de la otra persona". Luego de haber 'sobrevivido' a haber roto mis ilusiones con Gabriel, con una cicatriz en mi corazón me lancé a los brazos de Alan, y por claro, mi miedo casi inconsciente de vivir de nuevo un desamor, mis necesidades se convirtieron en un peligroso apego. Cuando el divorcio era inminente, le dije a mi psicóloga "Pero yo ya había pasado por un desamor, ¿tengo que vivir otro?"... su respuesta fue "¡Claro!... ¿quién te dijo que solo tenía que ser uno?". Cuando el amor 'por necesidad' termina, es probablemente del que mas aprendemos ya que nos brinca a la cara la realidad de que estábamos cometiendo muchos errores y atentábamos en contra de nuestra propia persona, felicidad y voluntad. Comenzamos a darnos un valor mucho mas fuerte y nuestro auto-concepto crece. Nos abrazamos y valoramos aún más a nosotros mismos.
Luego de vivir tanto estrés en el que primero somos invencibles y perfectos, y luego donde aceptamos el drama y dolor como nuestra forma de vida, la madurez nos intenta enseñar que en el equilibrio encontraremos el éxito. Podemos darle la bienvenida al Amor Inesperado. Este, según en mi experiencia y allegados, nos atrapa cuando somos algo mayores y no unos adolescentes. Ya vivimos algunas relaciones, vimos los errores y las superamos. Aprendimos a amarnos más a nosotros mismos y a cuidar de nuestra tranquilidad lejos de aquel desenfrenado amor de la adolescencia. Además, también quizás pasamos un tiempo a solas, por lo que nos enseñamos a estar con nosotros y la soledad. Abrazamos los momentos silenciosos y sabemos que el tener una pareja no es imprescindible y si vamos sin acompañante a la fiesta o algún viaje, ¡está bien!... Y ahí, justo ahí, es cuando parece que decimos al universo que estamos listos para el Amor Inesperado,... quizás el Amor Real.
Estaba divorciada, sola, haciendo para cenar solo atún con tostadas (realmente soy una pésima cocinera). Pero mi casa era mi fortaleza, mi imperio, ese lugar que con mis manos rotas le había dado forma y color verde a las paredes. Nadie podía ser mas fuerte que yo y mi perra Katy. Un martes después de trabajar me topé en Facebook con un amigo de la infancia. David. Libres ambos comenzamos a platicar, convivir, viajar y retomar una amistad que mas tarde se convirtió en noviazgo. David era diferente a lo que yo había conocido. Era libre, no tenía ataduras ni estereotipos. No juzgaba a la gente ni hablaba mal de ellos. Era sencillo, humilde en su persona pero seguro de sí mismo. No le importaba mi pasado y tampoco pretendía ser mi esposo, solo quería volar a mi lado. Trajo con él una relación llena de madurez y tranquilidad. Si, las cosas tampoco son perfectas, igual hay peleas y desacuerdos pero jamás se ha atrevido a faltarme el respeto de ninguna manera. ¿Habré encontrado mi Amor Real?
En la vida distintos amores se cruzarán por nuestro camino, tal vez tendremos solo un amor pero viviremos todas estas etapas con el mismo, o quizás nuestra lista de novios se componga de 3 Amores Idealistas, 4 Amores por Necesidad y 1 Real... A veces necesitamos tropezarnos varias veces con varias piedras... ¡quién sabe!... Lo bonito del amor es que conforme crecemos le vamos encontrando más significado. Antes creíamos que solo se trataba de cartas de amor, idas al cine y globos del Día de San Valentin. Luego pensamos que con que alguien quisiera casarse con nosotros era sinónimo de éxito... y al final, aprendemos a que el amor verdadero primero nace de nosotros, de amarnos y cuidarnos a nosotros mismos, y solo ahí, cuando estemos listos, podemos identificar a una pareja digna de nosotros... aunque ya no nos dé tantas cartas ni globos del 14 de Febrero... sabemos que su confianza, complicidad, consejos y respeto, valen mas que todas las mariposas en el estomago que podamos sentir.
¡Felicidades si llegamos hasta aqui!... hemos madurado. Ahora es nuestra tarea mantenerlo vivo.
¡Feliz 14 de Febrero!
Fuente: http://www.codigonuevo.com/3-tipos-de-amor-que-experimentaras-en-tu-vida/
Laura
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