martes, 25 de noviembre de 2014

¿En qué momento permitimos que alguien nos diga que NO valemos tanto?

He oído que todos tenemos un fondo el cual, cuando estamos ahí, sentimos que no podemos caer más, es el punto más bajo de nosotros mismos, de nuestra dignidad y somos los seres más débiles de todos. En mi caso, era un lluvioso y gris domingo, aún hacia frío, inusual para ser marzo. Rondaban las 8 de la noche cuando tuve una llamada telefónica llena de insultos, agresiones verbales y amenazas por parte de mi ex pareja, una de esas fuertes conversaciones que tienes cuando vas a entrar de lleno con el tramite legal del divorcio. Recuerdo que llamé a Paty, mi vecina, le pedí corriera a mi casa ya que había sucedido algo. Apenas podía platicarle lo que me pasaba cuando mis lagrimas no me permitían ver y el nivel de ansiedad en mis pulmones comenzaba a impedirme respirar... estaba sufriendo una crisis nerviosa. No olvido el cosquilleo en mis manos, empezaron a dejar de responderme; mis piernas de pronto también fallaron al engurruñarse, me asustaba sentirme así, era la primera vez en mi vida que mi cuerpo no me respondía. Paty gritaba y pedía ayuda, yo me desvanecí. Afortunadamente tenemos una pareja de vecinos enfermeros quienes llegaron de inmediato al auxilio, fue uno de ellos quien indicó que no encontraban mi pulso y sugirieron llamar a una ambulancia. Transcurrieron varias horas cuando empecé a tener conciencia de lo que estaba pasando, una mujer que vomitaba en la camilla de junto me hizo volver en sí. En mi antebrazo estaba conectado un tubo que iba directamente al suero, acababan de inyectarme un tranquilizante y algo me estorbaba en el rostro, era una mascarilla conectada a un tanque verde y viejo de oxígeno. Vi que Paty sujetaba mis identificaciones y mi celular mientras algo comentaba con el doctor en turno. Estaba en la Cruz Roja por una crisis nerviosa severa... Hice una pausa y me pregunté a mi misma "¿Qué dejaste que te hicieran Laura Franco?

Ese lo distingo muy bien como "mi fondo", la vez en mi vida en la que caí mas bajo. En cada uno de nosotros es diferente y puede darse por distintas causas, pero la verdad es que cuando caemos en él, y aunque al principio parece ser bastante patético, nos ayuda a darnos cuenta que no tenemos de otra, mas que subir. Un suceso así suele ser una situación reveladora. Yo juré que a partir de entonces, no habría vuelta atrás y que jamás permitiría tratos de ese tipo en mi vida.

Para mi fue bastante bueno haber llegado a ese punto, porque me obligó a ponerle punto final a 5 años de episodios de maltrato y dolor, pero desafortunadamente hay mujeres que nunca llegan a "tocar fondo", o ¿tal vez su "fondo" es muy profundo?, soportan por muchos años una vida rodeada de infelicidad, que como ya lo comenté, esta lideareada por el miedo, y dado el caso, resignándose a los tipos de violencia antes mencionados (psicológica, física, económica, etc.)

Si por alguna razón estas viviendo un hecho así y no encuentras la forma de romper ése circulo, te voy a decir dos cosas, créeme, yo ya estuve ahí:

La situación ni va a cambiar ni se va a arreglar sola y va a ser peor cada vez

Lo anterior aunque:
1. Sea tu esposo
2. Sea el padre de tus hijos
3. Sea tu novio de toda la vida
4. Te prometa que no lo hará de nuevo
5. Te llene de regalos y detalles para que lo perdones.

Sé de entrada que todo funciona como poner cosas en una balanza, hay mujeres que prefieren el maltrato a ponerse a trabajar, o a batallar para sacar adelante a sus hijos sin ese flamante apoyo que creen que tienen, pero tal como me lo dijo mi padre: "Vida solo vas a tener una, así que decide bien cómo la quieres vivir... ¿Con miedo o con libertad?"

Mi abogado me lo dijo cuando con uñas y dientes pretendí salvar mi casa, y dicho consejo luego se lo pasé a Luis: "¿Cuánto cuesta tu tranquilidad?"... Es verdad, no es sencillo salir de un ambiente de violencia, da miedo enfrentarse a un mundo sola, y muy seguramente tu economía, tu estatus, tu estilo de vida, van a cambiar, y si, vas a tener que trabajar mucho mas, y vas a tener que ser muy muy fuerte, pero de nuevo pregunto "¿Cuánto cuesta tu tranquilidad? ¿Qué precio tiene?".

Somos grandes mujeres, nos enseñaron a ser trabajadoras, tenemos maravillosas cualidades para hacer tanto con tan pocos recursos, somos amorosas y protectoras por naturaleza, inteligentes, astutas, nadie soporta el dolor como nosotras, aprendemos a llorar pero también nos levantamos, conocemos la agonía de soportar muy malas rachas y con madurez somos quienes mantenemos en orden un hogar a pesar de que por dentro estemos deshechas,... Pero... ¿en qué momento nos perdimos y permitimos que alguien mas nos diga que NO valemos tanto? y lo peor, ¡se lo creemos! ¿porqué le damos a otra persona el derecho de hacernos creer que no somos ni bonitas, ni inteligentes, ni fuertes?... La respuesta es porque nosotras lo permitimos, toda la vida va a aparecerse gente en nuestro camino que le va a molestar nuestro brillo, y siempre existirán los sujetos que a fin de sentirse fuertes buscaran rebajarnos, eso no lo vamos a cambiar, por esa razón hay mucho que trabajar dentro de cada una de nosotras para conocer nuestro valor, y ¡hacerlo valer!... YO SOY EL PREMIO... Si ésa persona no lo ve o no lo valora, te garantizo que hay hombres que sí, hay hombres que valoran tu inteligencia, tu fuerza y tu belleza.

Eres la única persona que va a estar contigo toda tu vida, cuida de ti porque nadie mas lo va a hacer.... Y levántate, todavía queda mucha historia por escribir.

25 Noviembre, día internacional de la NO violencia contra la mujer. Esta es mi forma de hacer diferencia,... ¿qué vas a hacer tu? 

Laura Franco

martes, 18 de noviembre de 2014

Tipos, Etapas y El Ciclo de la Violencia Contra Las Mujeres

Como muchas mujeres, tengo la fortuna de contar con 3 círculos de amigas: las de la secundaria, las de la preparatoria y de la universidad. En el primero somos 4, en el segundo 7 y en el tercero 6. Si te hablo de estadísticas de agresión contra las mujeres, lo vas a ver como algo muy ajeno a ti: 42% de las mujeres mexicanas mayores a 15 años han sido agredidas por su pareja alguna vez en su vida. Pero si lo aterrizo a mis amigas cambia la perspectiva:

  • De mi grupito de la secundaria, una de nosotras (o dos) sufría violencia
  • De la preparatoria, 3 del grupito han sido maltratadas
  • De la universidad, a 2

Esto es real, esto SI pasa, y NO nos damos cuenta... ¿Cuántas son ustedes en su grupo de amigas? Al menos una de ustedes lo padece o lo padeció y no dijo ni dice nada.

Los porcentajes son 41.6% violencia emocional, 23.8% violencia económica, seguida de la violencia física con 13.5% y finalmente la sexual 7.3%.

No solo porque no te pega significa que no existe algún tipo de maltrato o abuso en tu círculo familiar. De hecho me atrevería a decir, como hice mención en el pasado artículo, que ése ciclo de violencia puede comenzar con cosas bastante sutiles e incluso imperceptibles... llamémosle que hay etapas:

Etapa 1: Maltrato psicológico y emocional.
Bromas hirientes, burlas, infidelidades, humillaciones, prohibiciones.

Si recuerdan el caso de Karen, la situación de violencia con su novio comenzó precisamente así. Alejandro empezó con restricciones en cuanto a sus amistades, a no dejarla salir, a tener acceso y control a su cuenta de Facebook. Una vez que Karen permite este tipo de cosas, las humillaciones empiezan. El podía hacerle escenas enfrente de su familia o amigos, y llegó a llamarla "estúpida" en varias ocasiones. Karen permite esto, la relación continúa y pasamos a la siguiente etapa.

Etapa 2: Agresión física.
Destrucción de artículos personales, golpes "jugando", y golpes reales

Alejandro le dio cachetadas a Karen un par de ocasiones, y por mi parte en mi casa aún conservo un hueco en una de las puertas de la cocina que mi ex le hizo. Es común en algunas ocasiones que la parte de los golpes empiecen "jugando" o empujones de broma, más esto no significa que estén bien ni que vayan a terminar ahí.

Etapa 3: Integridad física en peligro.
Encierros, amenazas, asesinato

Habiéndose permitido la etapa dos por algún tiempo prolongado, se pasa a la etapa en donde ya existen amenazas y nuestra integridad está más que en peligro. En estos casos es donde muchas mujeres se quedan "atrapadas" en un hogar ya que su pareja utiliza frases de "ni se te ocurra irte porque te encuentro y te quito a los niños" "si me denuncias te vas a arrepentir", entre otras. Lo peor es que en muchos casos estas amenazas son ciertas y el agresor es capaz de cometer dicho acto, y el temor hace que la pareja "se aguante y se quede".

Los tipos de violencia que mencioné al inicio (emocional, física, económica y sexual) las podemos ver incluso dentro de las etapas 1, 2 y 3.

La violencia emocional predomina en la etapa uno y no por eso debe ser pasada por alto. Hay palabras y actitudes que duelen mas que un golpe físico. "Nadie va a querer a una divorciada como tu", "A ella si la amo y nunca le voy a pegar" y "Ya cállate y deja de llorar" son las que puedo admitir, aún retumban en mi cabeza.

La física es la que todos conocemos (ojo que los empujones también cuentan)... etapa 2 y 3.

Violencia económica sucede cuando afectan intencionalmente tu equilibrio económico, que te limitan y este tipo de agresión suele ser más común cuando la mujer NO trabaja y se vale del ingreso de su pareja, dicha razón justifica el quedarse en un ambiente hostil, ya que ella dice "si me voy ¿de qué voy a vivir?". Etapa 1 y 3.

Y sexual es el abuso sobre la pareja para sostener encuentros SIN su consentimiento, puede darse en cualquier etapa.

Por un tiempo era bastante común recibir flores de parte de mi pareja, a veces me las enviaba a la oficina y otras tantas estaban en la sala del comedor cuando llegaba a casa, muchas de esas veces eran fruto de una discusión la noche anterior. La verdad es que sí cumplían su función, porque además de las flores, él se disculpaba con un rostro de verdadero arrepentimiento, y bueno, yo lo perdonaba y volvíamos a empezar el circulo. Pasaban días, semanas y a veces hasta meses sin agresiones, pero si había etapas malas, la tensión se acumulaba, había una explosión que terminaba de nuevo en flores.

Ciclo de la violencia:
1. Aparente calma
2. Acumulación de tensión (vamos a llamarle: tener una pelea o una etapa complicada)
3. Agresión (expresión violenta)
4. Culpa, arrepentimiento, promesas (aquí van las rosas)
5. Reconciliación
1. Aparente calma
etc
etc
etc


Romper un ciclo de violencia no es fácil, ni para el agresor ni para el agredido, pero fingir que no estamos en él no sirve de nada. ¿Qué podemos hacer para salir de ahí? ¿Qué puedo hacer si soy yo quien esta agrediendo y simplemente NO ME PUEDO CONTROLAR? ¿Cómo detengo esto?

Estrategias y recomendaciones para terminar con esto de una vez, lo platicamos en el último CM de Noviembre. Gracias por leerme!

martes, 11 de noviembre de 2014

La Violencia en el Noviazgo y Cuando Las Mujeres Nos Defendemos



Un matrimonio violento, empezó siendo un noviazgo violento de alguna forma, alguna vez. Karen tenía 19 años cuando empezó su relación con Alejandro, él empezó siendo muy cariñoso, romántico, como lo somos todos cuando iniciamos el camino de las nuevas ilusiones de una relación, obviamente damos nuestra mejor cara. El problema empezó con celos, Alejandro no dejaba a Karen hacer casi nada:

"El no me dejaba ir a la escuela porque yo le hablaba a mis amigos, yo no podía salir, nada mas él, y si salía le tenía que pedir permiso primero y si no, me hacía pasar vergüenza con la gente, me decía estúpida, me empujaba, me dio dos cachetadas dos veces. Salí embarazada del él. No me dejaba que usara shorts y no me podía maquillar, le cambió la contraseña a mi Facebook. Nunca me quería dar dinero en el embarazo, la que me compraba cosas era mi mamá y ahora la niña tiene casi 7 meses y el, bien gracias."

Como dije en el articulo anterior, los maltratos dentro de una relación suelen comenzar con cosas bastante sutiles, a veces casi imperceptibles, y siendo adolescentes es muy fácil ser ingenuos y pensar que "así debe ser" y es normal. En este caso de Karen, como en el de muchas otras parejas, la violencia empieza con celos y restricciones: "no vas a salir", "no veas a tus amigos", "dame tu contraseña del Facebook"... ¿A cuántos de nosotros no nos pareció "normal" este tipo de actitudes en algún momento de nuestra juventud?, pero el problema es que en muchas ocasiones la cosa no termina allí.  Luego de los insultos y humillaciones, se pasa a las agresiones físicas que pueden empezar lanzando objetos, rompiendo cosas, golpes a la pared y mas tarde pasan a agredirte a ti, como las cachetadas que Karen recibía. Si la relación bajo esa dinámica continúa digamos, en matrimonio, es casi un hecho que los golpes incrementarán de intensidad y frecuencia, al fin que tu ya se lo permitiste. 

"A mi prima Isela su novio casi le saca un ojo, ella me contaba que primero era muy cariñoso, extremadamente cariñoso, empalagoso, después muy celoso, le quería dar órdenes y no la dejaba salir conmigo. Así paso el tiempo hasta que un dia me habló su papá, ella estaba en el hospital con golpes y le dio tan fuerte en un ojo que casi lo pierde." 

Podemos ver el caso de Karen y de Isela como algo muy aislado e incluso tenderemos a juzgarlas "por tontas", pero ¿la cosa cambiaría si Karen fuera tu hija? ¿o si Isela fuera tu hermana?... El silencio es el mejor amigo de la violencia doméstica, hay gente muy cercana a ti sufriéndola y te aseguro que ni te lo imaginas. Si la estadística nos habla de que 4 de cada 10 mujeres sufren este mal alguna vez en su vida... ésos son los casos que se conocen, ¿cuántos otros tantos no habrá? a mi nadie me ha preguntado ni me hizo parte del conteo, ¿conmigo seríamos 5 de 10? y ¿con tu amiga que su novio la maltrata y también se calla seríamos 6 o 7?

Ya hablamos de cómo influyen los ideales y la estructura con la que crecemos como mujeres y lo que, mal aplicado, nos podría hacer seguir la conocida frase de como 2 generaciones atrás: "Ni modo, es tu cruz". Pero en cuestión de cuando eres joven y permites que tu novio te someta, ¿qué sucede?... existen muchas falsas creencias, ilusiones, ingenuidades y "es mas fácil no hacer nada" como me dijo Octavio. La misma inexperiencia que tenemos a esa edad nos hace en algunas ocasiones, ser fácilmente influenciables en diferentes aspectos, juegan mucho las presiones sociales y el eterno deseo de ser aceptado y jamás rechazado. Buscamos mucho ese ser comprensivo que en muchos casos encontramos en las amistades, y solemos hacer lo que sea por permanecer ahí (por eso el popular caso de los niños que fuman o beben desde jóvenes por la misma razón de pertenecer a algo, aunque sea malo para su salud y su integridad). No pasa muy diferente con los noviazgos, pertenecemos a una relación, somos parte de algo, y encausarlo equivocadamente nos hace desarrollar un apego en ocasiones enfermizo, y a manera de sostenerlo, nos autosaboteamos con falsas ilusiones y éstas son alimentadas por el famoso miedo del que ya hablamos, creemos que a nuestro novio se le va a quitar lo violento algún día, y por alguna razón tener su "amor" a nuestro lado pesa más que lo que nos cuesta sostenerlo, la balanza cae en contra de nuestra autoestima y así permanece días, semanas, meses,... años... esto no termina hasta que una así lo decide.

Ahora, hablando de decidir terminar el círculo de la violencia, ¿qué sucede si tu como mujer quieres "defenderte"?... Violencia es violencia, si tu agredes a tu pareja/ novio/ esposo, estas dejando en claro que la violencia ESTA PERMITIDA. La violencia genera mas violencia. No voy a negar que mas de una vez le levanté la mano a mi ex, algunas con la finalidad de "no dejarme" y otras por el coraje de que me estaban humillando y rebajando a un grado que sentí que la única manera de ganarle era siendo igual que él y busqué imponer mi posición de la misma forma que vi que a él le resultaba, solo que obviamente mi fuerza física era muchísimo menor, y terminaba agravando la situación. Descarta el golpear tu también, si como mujer también agredes, estas alimentando el circulo vicioso de agresiones en tu relación, repito, estas enviando el mensaje de AQUI SE PERMITEN LOS GOLPES, todo lo contrario de lo que buscamos erradicar. La violencia siempre traerá mas violencia, es cierto que ninguna agresión debe ser justificada, pero levantarle la mano a tu novio, regresarle la cachetada a tu esposo, arrojarle objetos a tu pareja VA A EMPEORAR LAS COSAS. En reiteradas ocasiones busqué defenderme a golpes, pero el resultado fue aun peor, tu fuerza (en la mayoría de nosotras) no se compara con la de ellos, y repito VIOLENCIA ES VIOLENCIA. 

Si te encuentras dentro de un noviazgo en el cual te sientes humillada, maltratada, rebajada, recuerda que somos responsables de lo que permitimos que los demás hagan en nosotros, no puedes culpar a tu pareja por ser como es, y tampoco vas a poder cambiarlo. ¿Has intentado quitarte un mal habito? ¿Dejar de fumar? ¿Dejar de comer comida rápida?... Es muy difícil ¿cierto?, ahora, si quitarnos a nosotros mismos un mal habito es complicado, ¡imagina quitárselo a alguien mas!. No pierdas el tiempo, pon un alto desde ya y no respondas con violencia. Esto no se quita solo, ni se va a quitar si te casas o si tienen hijos, al contrario, la violencia luego los alcanza a ellos también. 
Vida solo tendremos una, y nadie, por ningún motivo, debería jamás resignarse a vivir infeliz. 


¿Te prometió que cambiaría y ahora te está consintiendo y es súper bueno?
¿Lo de ustedes no es violencia porque no te agrede físicamente? 
¿Te insulta pero, está bien mientras no te pegue?
¿Te da órdenes y para no hacerlo enojar, las aceptas?

El siguiente CM hablaremos de las etapas del ciclo de violencia y los tipos que existen, no solo con golpes te hieren.

martes, 4 de noviembre de 2014

Mujeres Golpeadas… ¿Porqué Aguantan?

Todos nos hemos despertado alguna mañana con que en el noticiero alguna señora acusa a su pareja de haberla golpeado la noche anterior. Al señor lo meten preso y luego la misma señora, unas horas mas tarde, le otorga el perdón y ¿por qué no? ¡Se lo lleva de regreso a su casa!... ¿y qué decimos todos?: “¡Ah señora tan tonta!”, y rematamos con un: “Por eso luego terminan muertas”, y es verdad, algunas terminan perdiendo la vida en manos precisamente de ése sujeto que algún día juró amarlas. Pero bueno, aunque apuntar siempre sea más fácil, evitemos juzgar y etiquetar a quien se encuentre dentro de esta pesadilla, y tratemos de entender la raíz de las cosas, ya que es muchísimo muy diferente cuando tú eres ésa señora, y la lógica que funciona para todos, en tu cabeza no sirve para nada.

Desde que tengo memoria consciente, he estado enamorada del amor. Primero fue David, luego Daniel, luego otro Daniel, Jonathan, Gabriel, luego otro sujeto y así sucesivamente hasta que llegué a mi primer novio formal a los 16 años. Por mas de 20 años me la pasé hilando mil veces en mi mente historias de amor romántico que finalizaban con una iglesia y un “acepto”. Soñaba tanto y con tanta fuerza con el día que me vestiría de blanco, y año tras año fui alimentando esa flamante idea de tener el chico ideal para el único fin de vivir feliz para siempre a su lado, cosa que me enseñaron desde mis inocentes 3 o 4 años de edad.

A los 14 años recuerdo haber decretado casi con sangre, que me casaría en no mas de 10 años, y que haría lo que fuera para lograr mi cometido porque mi única meta, repito, era precisamente estar en un matrimonio, a costa de todo y a pesar de todo… Y lo logré.

Pasados los años, algunas relaciones y amores pasajeros, a los 21 encuentro mi boleto de salida hacia el mágico campo de los sueños de Laura Franco: Un sujeto que quería casarse joven y quería casarse conmigo. ¡Me saqué la lotería!… mi “proyecto perfecto” estaba listo.

Cuando hablé de los finales alternativos, hice mención de lo fuerte que influyeron en nosotros las modas, los medios, las películas, las telenovelas, y nuestras familias, en seguir un rol preestablecido, en mi caso, de MUJER. Crecí jugando a hacer de comer, a ser mamá, a ser esposa, a limpiar la casa, a ser princesa, a ser frágil, a ser voluble, a llorar. Mis padres tienen la fortuna de contar con un sano matrimonio y relación de más de 30 años, hoy en día no tan sencillo de lograr, así que el ejemplo ahí estaba: el matrimonio perfecto y sin problemas (que es lo que una cree de niña) existe y es EL UNICO FINAL ACEPTABLE.

Entonces, tenía 21, acababa de iniciar mi relación con mi “proyecto perfecto”, ya habíamos hablado de que nos queríamos casar, me encontraba demasiado ilusionada con la idea de que cumpliría mi mas grande sueño y en tiempo récord… hasta aquí vamos bien. 

Un día fuimos a una fiesta de cumpleaños, y dado el ambiente del lugar, el grupo musical me invitaba a pasar al frente y cantar con ellos,  y de pronto siento un pellizco bajo la mesa y un susurro de: “No te pares”. La gente coreaba el conocido “que cante, que cante” acompañado de aplausos, y yo, bajo le mesa, era pellizcada por mi futuro esposo.

Esa noche no canté obviamente, fingí que no quería. Pero la cosa no terminó ahí, ése es el problema con la violencia, puede empezar con algo muy leve, pero jamás termina ahí. Conforme pasó el tiempo el problema era más y más grande, era una gigantesca bola de nieve en una colina descendiente. Bajaba y bajaba y cada vez era peor, pero cada vez era mas difícil para mi detenerla. Lo que empezó como un pellizco debajo de la mesa en una fiesta de cumpleaños, 5 años mas tarde era un intento de asfixia y amenazas de dejarme en la calle si lo demandaba por adulterio… pero cuando empiezas con ése tipo de “agresiones pequeñitas” en el noviazgo, ¿qué decimos?... "De seguro estaba muy enojado", "Es que yo lo hice enojar", "Es que se estresó", y mi favorita: “Casado se le quita”... No lectores, eso no se quita, o mas bien no se quita así.

Pero entonces,… ¿porqué seguí con el noviazgo e incluso hasta el matrimonio? ¿porqué hay mujeres que arriesgan incluso su vida y se resignan a una relación así?... MIEDO... ¿a qué? En mi caso, era a romper un ideal, había logrado mi sueño de toda la vida y estaba demasiado dispuesta a sostenerlo a pesar de todo, que si bien no está mal, yo me fui al extremo de sostenerlo a pesar incluso, de mí misma. Aprendí a amar más a mi relación que a cualquier otra cosa. Si tenía que sacrificar mi tiempo, mi dinero, mi energía, lo haría. Iba a luchar contra todo lo que tuviera que luchar para que jamás nadie rompiera mi relación, pero estaba tan enfocada en eso que no me di cuenta de que me estaba olvidando totalmente de mí… ¿Cuántas personas no hemos estado así alguna vez?

Maltrato en el noviazgo, antes de la boda, recién casados, separados… en todas esas etapas no pude nunca enfrentar la posibilidad de romper a mi ideal, me hundía el miedo de desechar mi boda, mi idea de mi casa, mi esposo, yo de madre de familia, de algún modo sentía que él sería la única persona capaz de casarse conmigo, así que si me deshacía de todo, estaría sola por siempre, y mi ideal estaría perdido. Claro, yo no lo amaba, ¡yo era codependiente del ideal que tenía desde los 4 años! Y dada mi desesperación por cumplirlo, elegí mal al compañero ignorando POR AÑOS los focos rojos.

Quiero puntualizar dos cosas:

1. No está mal que nos hayan criado así ni nuestros padres tienen la culpa por dicho acontecimiento, pero es importante que sepamos de donde vienen ciertas ideas y de dónde es que se alimentan tanto, y ahí podemos encontrar el por qué es difícil romper ese circulo vicioso, por qué es difícil romper un ideal, que como mujer, puedo decir que lo tenía bastante asentado.

2. Aquí hay que ser responsables, la culpa no era de mi ex, él tenía sus problemas y sus maneras de reaccionar, es fácil culpar al cónyuge que maltrata, pero ¿quién permitió todo esto?... YO. Vamos a empezar por hacernos responsables de nosotros y de lo que permitimos, al final de cuentas mi ex se fue y siguió su vida, y si yo no cambio mi forma de pensar de sumisión, voy a seguir trayendo el problema de dejar que cualquier sujeto venga y haga conmigo lo que se le antoje. Por eso hay que hacernos responsables. 

El decidir por MIEDO es el primer paso al fracaso en casi cualquier aspecto de tu vida.

El siguiente CM seguimos con la violencia en el noviazgo.

Enamórate de un Valiente

  Teníamos solo un mes juntos pero eso no era impedimento para las palabras, las promesas, las ideas, los sueños y las ilusiones. Me habí...