Casi era el día de las madres, un cálido viernes a mediodía se llevó a cabo la cita que tanto esperé y a la vez no sabía si estaba lista para ella... pero no había vuelta atrás, mi abogado Antonio y yo esperábamos solo que llegara Alan para entrar al recinto, y entonces, al cruzar esas puertas de color cafe, vi el pasillo que llevaba al fin de todo. Al frente, un estrado, un juez y mi lugar asignado, y a mi izquierda, como no mucho tiempo atrás, estaba mi futuro ex esposo... y solo así, empezó el juicio oral en un lugar que irónicamente es bastante parecido a una iglesia. Supongo que nadie realmente te dice cómo vas a vivir ciertos tipos de momentos en tu vida, en especial los difíciles, pero de alguna manera al estar frente a ellos, es cuando realmente te das cuenta de qué estas hecho y cómo utilizar el repertorio de armamento del que te proveyeron tus padres o tus mismos círculos sociales. Algunos enfrentan separaciones, otros enfermedades, y unos más hasta la misma muerte... Pero mientras el evento daba su inicio, por mi cabeza retumbaba lo que mi buen amigo Zavala me advirtió: "Vas a ver a pasar tu vida en pareja justo frente a tus ojos", y mientras estos desfilaban en mi mente, una gran pregunta los ahogó a todos: ¿Realmente seré capaz algún día de perdonar esto?, ¿Es posible perdonar la traición de un ser querido?
Bien decía uno de los libros de mi biblioteca que en muchas ocasiones, quienes nos dan la puñalada por la espalda más dolorosa de nuestra vida, es precisamente la gente que más cerca está o en quienes más confiamos. Conozco con tristeza casos de traición de todo tipo entre hermanos, padres, hijos y los que una vez creyeron tener a los amigos mas cercanos e incapaces de siquiera abusar de su confianza... pero la vida es en cierta forma así, y el abrir nuestro corazón de forma sincera a los nuestros, inevitablemente nos hace vulnerables a ellos, y habiendo tantos habitantes en este mundo, es ilógico pensar que todos serán fieles, leales y dignos de nuestro sincero aprecio. Dadas estas circunstancias, ¿Podremos perdonar realmente a una persona tan allegada a nosotros y que de pronto nos lastimó de una manera terrible?... ¿Se debe perdonar y olvidar? o ¿Perdonar pero jamás olvidar?
La audiencia terminó 40 minutos luego de haber iniciado, y los ahora "ex's" debíamos salir juntos, solos, por el mismo pasillo que nos vio entrar. En ese camino hacia la salida que me pareció kilométrico, Alan rompió el silencio: "¿Me perdonarás algún día?", guardé silencio por varios segundos y lo único que pude decir fue que sí, pero no ése día... se requería del fantástico ingrediente que lo cura casi todo: TIEMPO.
Y es que, a mi percepción, después de una falta grave, el perdón no es algo que simplemente se da y uno hace como si nada hubiera pasado. Ante un agravio de fuerte magnitud a nuestra persona, bienestar, autoestima, nuestro aliado mas importante será el tiempo y el espacio para que nuestro lastimado SER sane, y un buen día podremos irnos desprendiendo de este sentimiento, pero ¿qué pasa con los casos en donde el rencor se asienta en nosotros y nos impide seguir adelante?... Entonces, viéndolo así, ¿No somos nosotros presos de nuestro propio rencor?
Cuando el "agresor" o "agresora" sale de nuestra vida y ya no puede herirnos, el guardarle un secreto o muy público rencor nos hace presos a nosotros mismos del daño hecho, y la famosa agresora o el terrible agresor siguen dominando nuestra vida, nuestros pasos, nuestras decisiones, nuestros sentimientos. Es posible que esta persona ya ni siquiera dé señales de su existencia en nuestro camino y jamás vuelva a molestarnos, pero dentro de nosotros sigue siendo ese enorme fantasma del pasado que es capaz de hacernos sentir las víctimas mas indefensas del mundo.
**"Perdonar no es condescender. Tampoco lo es tolerar los errores ni aceptarlos. Es un acto interno para soltar el coraje y el deseo de venganza. Tiene que ver contigo, no con el otro. Es para tu independencia y beneficio, no para la del otro.
Perdonar es enfrentar los hechos. Reconocer las heridas y limpiarlas, no con el fin de olvidarlas sino de poder recordarlas sin dolor... Serás libre solo cuando dejes el papel de víctima y le quites el control de tu vida al agresor"
Es verdad, estar dentro del círculo de la victimización es hasta cómodo al culpar al otro de su traición y dejarnos caer al suelo por ello incluso por años, pero la verdad es que nadie es responsable ni de nuestro dolor ni de nuestra alegría, mas que nosotros mismos. No podremos evitar que la gente que mas queremos, un día, con o sin intención de hacerlo, nos traicione, pero en estas circunstancias vale considerar que:
1. La acción de esa persona nos ahorrará años de amistad/relación innecesarios al quitarnos una mala compañía de encima antes de que nos haga una falta mas grande... y
2. Que nos abre el campo de visión a nuevas formas de ver las cosas y las personas, y si aprendimos a hacerlo con inteligencia, entenderemos hasta uno de los 4 acuerdos de Miguel Ruiz: "No tomes nada personal", ya que en la medida en que alguien te quiere lastimar, la verdad es que el daño se lo hace a sí mismo, y el problema es de él o ella y no tuyo. Pero el aprisionarnos por su falta nos hace esclavos de su problema y ahí el problema también se convierte innecesaria y quizás injustamente nuestro.
Hay muchas personas que no van a merecer que se les perdone una traición, falta o agresión, sobre todo cuando lo hacen con conocimiento de causa, ventaja y dolo (vaya que sabían lo que hacían y el daño que podían causar y aun así no les importó). Pero no perdonarlos es aprisionarnos a nosotros cuando la verdad es gente que es mejor no esté cerca ni en pensamiento... y si nos es imposible desearles el bien (que es lo que la iglesia nos diría que hiciéramos), al menos valdría la pena liberarlos.
Si te encuentras en la duda y casi imposibilidad de dejar ir ese trago amargo de la traición, el rencor y hasta el odio, primero recuerda que todo en la vida conlleva procesos, y el perdón es uno de ellos, está bien necesitar algo de tiempo para sanar. Si el tiempo ha transcurrido y aun sientes como te ahoga el coraje, te sugiero consideres mi forma de ver este tipo de hechos: Verás, todas las personas tenemos en nuestra vida diferentes capacidades para resolver conflictos y manejar situaciones, vaya que no arreglamos las cosas de la misma manera que como lo hacíamos hace 10 años, y la gente que nos hiere, simplemente está actuando o actuó en función al repertorio de habilidades, conocimientos y madurez que tenía o tiene, muy basto o muy pobre, como nos sucede a todos en nuestra vida. Y si determinas gracias a esto que su repertorio es pobre, entonces con mas razón a desearle bien porque ésa persona necesita también crecer (igual o más que tu y yo). Como dijo Jesús: "Perdónalos Señor, no saben lo que hacen".
Si te sientes lo suficientemente listo para liberarte, C. C. Sánchez sugiere el siguiente discurso imaginando a dicha persona frente a nosotros:
**"Mamá/Papá/Hermano/Amigo/Amor: Te libero de toda responsabilidad, no porque te lo hayas ganado, sino porque deseo hacerlo. Así de simple. Tengo la calidad humana que se necesita para regalarte lo que me quitaste. Aunque lo que me hiciste forma parte de mi pasado, decido recordarlo sin dolor. Estamos a mano. Quizás no lo mereces, pero te bendigo... y que Dios te perdone también de los errores que cometiste... Hoy me despido de ti y de los recuerdos tristes relacionados contigo para siempre"
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