Un reciente miércoles por la mañana se convirtió en el día que más había estado esperando, y no precisamente por que me fueran a depositar el fondo de ahorro o era el día que partiría a una playa motivo de la bienvenida al verano; era el día que me darían los resultados de mi última biopsia de piel por un desagradable lunar en mi pantorrilla. El año pasado comencé a notarlo, pero no le di importancia, quizás la edad o el mismo sol había hecho de las suyas; sin embargo la sensación de que algo no estaba bien no me tenía tranquila, y aunque pasaron varios meses, me animé a quitármelo principalmente por estética. La cosa no podía ser buena cuando del consultorio me ponen al teléfono al mismo doctor (y no a uno de sus ayudantes) para darme el diagnóstico: "Encontramos melanoma". No supe muy bien como reaccionar, simplemente tomé nota del excelente oncólogo que me recomendó y agradecí su oportuno diagnóstico. No podía respirar, ¿tenía cáncer? ¿yo?... ¿Por qué yo?
La ley de la atracción, el karma, la justicia divina, el Dios justo, el universo que conspira a nuestro favor cuando perseguimos nuestros sueños, el poder de decretar y todas las teorías que respaldan que si hacemos el bien, nos irá bien y si por alguna razón nos va mal, es porque está escondida una explicación positiva que veremos al pasar los días. Todas esas creencias, todas y cada una de ellas por años nos hacen creer solo una cosa: La vida ES justa, y yo nunca tuve duda de ello, ni siquiera cuando comencé a aceptar que tendría que divorciarme hace mas de un año, hasta en mis momentos más tristes tenía la entera certeza de que saldría adelante y que no importaba nada del presente, el futuro era mío porque me lo merecía. Decreté con firmeza que cambiaría mi historia y la convertiría en una leyenda de éxito. Sin temer al futuro y a pesar de todo fui optimista con el porvenir porque sabía que tenía un camino entero por delante y que la vida nos ponía a todos en el lugar que merecíamos... ¿y de pronto tenía cáncer?. Después de mi divorcio trabajé duro para sacar mi casa adelante, dediqué mi tiempo y sin pedir ninguna remuneración, a orientar y escuchar a quien busca un consejo, un abrazo, o simplemente un oído. Es verdad, definitivamente no era merecedora de un monumento a la bondad, pero no me consideraba tampoco alguien mala... ¿Por qué me pasaba otra cosa mala a mi?... y lo que parecía peor ¡más dificil que la anterior!
Luego de mi cita con el oncólogo y mientras el día de la operación en radiología me inyectaban la pierna con un líquido radioactivo que me ardió hasta lo última hebra de mi cabello, me pusieron a reposar junto a otras dos personas con otros tipos de cáncer y al verlos a ambos con una risa nerviosa y la mirada perdida, no pude evitar pensar ¿Es realmente la vida tan justa como creemos? ¿Los malos siempre tienen su merecido y los buenos su recompensa?
Luego de mi cita con el oncólogo y mientras el día de la operación en radiología me inyectaban la pierna con un líquido radioactivo que me ardió hasta lo última hebra de mi cabello, me pusieron a reposar junto a otras dos personas con otros tipos de cáncer y al verlos a ambos con una risa nerviosa y la mirada perdida, no pude evitar pensar ¿Es realmente la vida tan justa como creemos? ¿Los malos siempre tienen su merecido y los buenos su recompensa?
Todos conocemos a alguien o incluso somos nosotros mismos. Esa persona entregada, apasionada, buena con los demás y que de pronto sufre una tragedia, a nuestros ojos totalmente inmerecida. Con sorpresa nos preguntamos "¡¿Pero cómo?!"... y a nuestros adentros, aunque no siempre encontremos la explicación, con esperanza pensamos en que solo Dios sabe porqué hace las cosas y buscamos justificar dichos eventos en consecuencias favorables para futuro "Era lo mejor para ella" y "Los tiempos de Dios son perfectos", porque quizás no nos gusta pensar que la realidad es mas cruda de lo que creemos y preferimos aveces perdernos en nuestro idealismo de justicia, porque nos da tranquilidad, saber que allá, muy lejos y donde no hemos visto nada, existe algo o alguien que nos cuida y que ve nuestras buenas acciones y en base a ellas, nos protegerá y al final del día, nos dará nuestra recompensa. Pero no es tan sencillo al tratarse de una enfermedad, accidente o incluso la muerte tuya o de alguien muy cercano en donde, aunque con desesperación intentamos mantenernos optimistas, seamos honestos, vemos en peligro nuestra fe.
Durante estos meses he escuchado muchas historias de personas que sufren en su mayoría por situaciones amorosas, donde un desamor reciente les estruja el corazón y los tiene caminando entre nosotros como zombies con nudos en la garganta al borde de las lágrimas. Puedo decir con certeza que la mayoría, al menos a su versión, no cometió grandes errores como para merecer semejante travesía por la que cruzan, pero sin embargo, ahí están, combatiendo día a día el deseo de no levantarse de la cama, pero que al final, lo hacen por sus hijos, por sus padres, por ellos. También en mi pasar por Starbucks, mi sitio preferido para platicar con una nueva persona que gusta abrirse a mis oídos, he conocido casos en donde tanto hombres y mujeres por igual engañan a sus parejas y se justifican bajo su naturaleza instintiva sin sentir por un segundo que hacen algo malo a los suyos. No han sido descubiertos en años y tampoco tienen intención de dejar sus gloriosos hábitos.
En cuestiones de enfermedades, accidentes y muerte, hay familias que pierden a uno de sus padres (o a ambos) cuando éste era un ejemplo para los suyos, sin cometer grandes faltas a la sociedad mas que quizás haber arrojado basura alguna vez al suelo, pero entregados a sus hijos hasta el último día, y de pronto una terrible enfermedad los toma por sorpresa y en cuestión de unos días terminan por perder la vida. Y por otro lado, todos los días vemos a padres desobligados que malcrían a sus hijos o hasta que los dejan en el abandono. ¿Cómo es esto posible? Una de mis mejores amigas no podía tener hijos por problemas de fertilidad, y cada que veía un caso de una mujer que había recurrido al aborto, o lo que era peor, que abandonaba a su bebé en la basura, lloraba de coraje. ¿Por qué esa gente merecía mas que ella ser madre?
Existen muchas creencias religiosas, muy respetables, de que Dios tiene un plan para todas esas personas que sufren quizás sin merecerlo. Escuchamos que Dios le da a sus mejores soldados las batallas mas difíciles, pero también hemos visto a mucha gente no superar una crisis y perderse en incluso el suicidio. ¿Fue una mala decisión de un soldado no tan fuerte? ¿se trataba de una prueba no superada?
Otra de las frases mas usadas es: "Los tiempos de Dios son perfectos" y bajo ella decir que hay ocasiones en que debemos esperar un tiempo (no sabemos qué tanto) para que una crisis pase y ver el resultado final de dicho acontecimiento, en donde nos daremos cuenta que todo tenía un 'por qué'. Pero si me preguntan yo hubiera preferido no haber pasado el divorcio que pasé (aunque agradezco las enseñanzas) con tal de haberme ahorrado el dolor que me causó por el tiempo de sanción que conlleva. Toda la travesía pasada no siempre la justifica el resultado final.
La llamada del 'mas allá' de la que hablé hace un par de CM, incluía un "me está yendo de maravilla en el trabajo", y aunque no le deseo el mal a mi ex, era algo extraño escuchar eso en medio de mi diagnóstico de cáncer (otra razón mas por las que no debemos tomar las llamadas del 'mas allá', les deseamos lo mejor pero simplemente no las necesitamos).
Justo el día de mi operación regresé a casa de mis padres en silla de ruedas y molesta me fui a tomar una siesta, estaba tremendamente enojada con la vida, ¡yo no era merecedora de ese dolor!. Recuerdo entre lagrimas haber cerrado los ojos y perderme en mi sueño, cuando sin sentir el paso del tiempo, horas mas tarde un olor a flores me despertó, mi hermano menor había llegado y había dejado un hermoso ramo de lirios blancos justo a mi derecha. No pasó mucho tiempo cuando mi mejor amigo y mi primo llegaron para hacerme compañía con mas flores, cena y risas para esa noche. David llegó unos días después con los regalos que solo él sabe darme, un libro que me explicaba lo que estaba viviendo y en su primera página, lo que más me encanta, una dedicatoria escrita a mano por él. Amigos, familia, compañeros de trabajo y gente cercana que estuvo al pendiente le dio ese toque de tranquilidad que necesitaba a una situación en donde veía mi vida en peligro... Era cierto, quizás la vida no era justa, y quizás el que yo haya sido una buena persona la mayoría de mis 27 años no me eximia de traiciones, corazones rotos y ahora de una enfermedad, pero sí me había ganado el rodearme de gente maravillosa que me devolvía esas ganas de luchar ahora ante la nueva prueba que tenía frente a mi.
Justo el día de mi operación regresé a casa de mis padres en silla de ruedas y molesta me fui a tomar una siesta, estaba tremendamente enojada con la vida, ¡yo no era merecedora de ese dolor!. Recuerdo entre lagrimas haber cerrado los ojos y perderme en mi sueño, cuando sin sentir el paso del tiempo, horas mas tarde un olor a flores me despertó, mi hermano menor había llegado y había dejado un hermoso ramo de lirios blancos justo a mi derecha. No pasó mucho tiempo cuando mi mejor amigo y mi primo llegaron para hacerme compañía con mas flores, cena y risas para esa noche. David llegó unos días después con los regalos que solo él sabe darme, un libro que me explicaba lo que estaba viviendo y en su primera página, lo que más me encanta, una dedicatoria escrita a mano por él. Amigos, familia, compañeros de trabajo y gente cercana que estuvo al pendiente le dio ese toque de tranquilidad que necesitaba a una situación en donde veía mi vida en peligro... Era cierto, quizás la vida no era justa, y quizás el que yo haya sido una buena persona la mayoría de mis 27 años no me eximia de traiciones, corazones rotos y ahora de una enfermedad, pero sí me había ganado el rodearme de gente maravillosa que me devolvía esas ganas de luchar ahora ante la nueva prueba que tenía frente a mi.
La enseñanza mas grande de todo esto es lo que mas me interesa compartir con todo el que se toma el tiempo de leerme: La vida No es justa. No importa que tan buenos o malos seamos, pudimos haber dado todo por esa persona que hoy nos traiciona, sea un amigo o el amor de nuestra vida. También quizás nos esforzamos demasiado en ese proyecto de trabajo y alguien no lo valoró y hoy estamos desempleados buscando el sustento económico para seguir adelante. Es probable que le hayamos demostrado todo el amor y apoyo a nuestra familia y ellos hoy nos dan la espalda. O incluso hemos sido la mujer mas entregada al amor y nadie desea como nosotras el cariño de un buen hombre y sin embargo seguimos solas en la búsqueda. Si tienes la fe perdida, está bien, no eres el único, todos alguna vez peleamos contra el deseo de tirar todo por la ventana y pensamos "¿qué sentido tiene esto?". Ninguno de nosotros está exento del dolor, de la traición, de un asalto, de un accidente y mucho menos de una enfermedad crónica que puede acabar con la vida. Puedes ser el más bondadoso ser de la tierra o el sujeto con la lista mas extensa de pecados, e igual puede ser a ti a quien le pase una tragedia. Pero la diferencia que hace el haber hecho las cosas bien o no, es la red de apoyo que tienes como premio a tu alrededor y la cual hace una enorme diferencia a vivir una tragedia tu solo. Nunca le quites mérito al poder curativo de un buen amigo con un buen oído. A la magia que obtienes de dormir abrazado de tu pareja aunque no sepas si despertarás al día siguiente. Al café por las mañanas, a las agradables risas de una reunión familiar, a tus hijos fascinarse con cosas tan simples y a lo maravilloso que es ver a tus amigas que una vez sufrieron de amor, hoy rehacer su vida al lado de buenos hombres. Nosotros no elegimos todas nuestras tragedias, pero sí elegimos en qué las convertimos y cómo las vemos. De todas formas, ¿realmente quién sabe con certeza cuanto tiempo nos queda?
El ganglio linfático centinela que me extirparon de mi ingle dio negativo días mas tarde, el cáncer no había alcanzado a hacer metástasis en el resto de mis órganos, así que solo me había costado ése ganglio y 20 centímetros de pantorrilla. "Revisiones periódicas y... ¡Vuelta a la página Laura!" me dijo el oncólogo esa tarde. Por ahora todo estaba en orden, pero si algo me enseñó el mes de Junio fue que, quizás no merecía ninguna de mis 'tragedias' (o la mayoría), pero me había ganado un día mas de vida junto a la fantástica red de apoyo que tenía, y eso era suficiente por ahora.
El ganglio linfático centinela que me extirparon de mi ingle dio negativo días mas tarde, el cáncer no había alcanzado a hacer metástasis en el resto de mis órganos, así que solo me había costado ése ganglio y 20 centímetros de pantorrilla. "Revisiones periódicas y... ¡Vuelta a la página Laura!" me dijo el oncólogo esa tarde. Por ahora todo estaba en orden, pero si algo me enseñó el mes de Junio fue que, quizás no merecía ninguna de mis 'tragedias' (o la mayoría), pero me había ganado un día mas de vida junto a la fantástica red de apoyo que tenía, y eso era suficiente por ahora.
Eres una excelente escritora. Te admiro mucho...
ResponderBorrarDe una manera mas simple y en algo que regularmente pasa por mi cabeza es... Sacarle brillo a la vida en sí.
Darle brillo a algo que ya brilla, no es complicado, incluso es absurdo. Quizá solo es cuestión de limpiar el polvo, pero darle brillo a algo que esta oxidado tiene un proceso totalmente diferente, y es ahí donde viene todo el aprendizaje. Cualquier persona preferiría tirar algo en estado de descomposición, o algo que simplemente no esta en buenas condiciones.Pero quien reconstruye algo desde cero, domina y conoce a la perfección el proceso de hacer de algo feo, algo hermoso. La vida nos pone pruebas,fáciles o difíciles como perder un ser querido, una enfermedad o la situación mas terrible que te puedas imaginar.... siempre habrá un solución, un aprendizaje, y siempre vas a poder sacarle brillo.... Todo es cuestión de percepción. Lo mas fácil es no hacer nada, deprimirse y rehusarse a luchar para encontrar una solución. Culpar a todo el mundo, que sé yo.. Lo más hermoso, lo más complicado y lo mas cansado es mantener un mente positiva aún cuando la situación es desfavorable. Esa es la verdadera prueba, mostrar de que estamos hechos, de cual es nuestra capacidad para afrontar cualquier situación que nos depare el futuro o el mismo presente.
En mi poca o mucha experiencia, viví situaciones muy desfavorables en la que prácticamente no tenia nada... literalmente nada, ni para tomar un vaso de agua, pero recuerdo que en esos tiempos me di cuenta que no necesitaba de nada ni de nadie para ser feliz. A pesar de sentir una inmensa hambre, comencé por relajarme, abrir mis ojos a todas la posibilidades para salir de esa situación, a quejarme menos y a actuar mas, porque la vida le pertenece a los que día a día se esfuerzan y que jamas se rinden. Debemos valorar cada detalle en la vida, detalles tan simples como el disfrutar a las personas que tenemos a nuestro alrededor, un vaso de agua fresca, o simplemente despertar.
La felicidad es el camino.... vivir un día a la ves y un momento a la vez.
Excelente articulo, creo que nadie pudo haberlo dicho mejor que tú.
Felicidades!