Era el verano del año 2007, yo tenía 19 años y acababa de salir de un evento vespertino de la universidad, eran cerca de las 3 de la tarde, así que fui a casa de mi entonces novio desde hacía casi 3 años a comer una pizza y pasar el resto de la tarde en el sofá nuevo del cuarto de TV. Portaba mi blusa café de botones y un pantalón rosa (mi color favorito sobra decir). Todo transcurría con normalidad hasta que de la nada (como es costumbre en los noviazgos jóvenes) comenzamos a discutir. Yo estaba celosa por una amiga que él tenía la cual jamás conocí pero me parecía (absurdamente ahora que lo pienso) ofensiva, un peligro, podía quitarme a mi amado. Mi berrinche de niña se hizo presente hasta que de pronto, solo así y de la nada, Gabriel me dice esas palabras que parecía se guardó por años: "Ya no quiero seguir la relación". Habíamos peleado antes, seguramente se calmaría en unos minutos pensé, pero no, esta vez era fulminante, estaba terminando conmigo cuando yo mas lo amaba.
Regresé a mi casa y me encerré en mi habitación color azul y miré hacia la ventana el atardecer sin poder contener las lágrimas. Llamé a mi mejor amiga Sandy y le conté que Gabriel acababa de terminar conmigo. Ella, como fiel amiga, dijo que me calmara, que probablemente esto era una pelea y que mi novio regresaría a mi como siempre. Por días esperé a que eso fuera verdad, pero no, la cruda realidad era que me habían dejado, y ahí, justo entonces lo sentí, mi corazón partirse por primera vez.
¿Te suena familiar mi historia?... apuesto a que alguna vez viviste algo similar con el que creías sería el hombre que llegaría a casa al atardecer listo para cenar mientras tu cuidabas a los niños (si, las mujeres hacemos eso, imaginamos mucho el futuro amoroso)... pero de pronto, esa imagen tuya sonriente viéndolo bajarse de su auto en un elegante traje se disipa, se esfuma, y ahí te quedaste tu, sola, aterrada por un futuro que no conoces ni te imaginas, la incertidumbre es espantosa y no sabes qué será de ti. Y la pregunta mágica llega: "¿Cómo le hago para que mi EX vuelva?".
Mi historia es de hace ya varios años, pero la verdad es que la flamante idea de rogarle al ex y esperar sentada su regreso jamas pasará de moda para nosotras. Mis adoradas seguidoras Españolas son las que mas me lo preguntan diariamente por correos cuando su amado ha decidido que es mejor dejarlas: "¿Cómo le hago para que vuelva? ¿Crees que vaya a regresar? ¿A dónde fue todo el amor? ¿Algún día volveré a verlo?"... volvamos a la historia del 2007 con el interesante y nuevo ex novio Gabriel.
No esperé muchos días para buscarlo de las mil formas que una pueda imaginarse. El ir de "sorpresa" a lugares donde sabía que va a estar (claro, perfectamente bien vestida). El infalible momento en que lo buscas para "regresarle sus cosas" (cartas, peluches... si, seguro le interesan más a él que a ti), y ¿porqué no? ¡un intento desesperado de seducción para reconquistarlo!. Total si aun se acuesta conmigo es que sin duda me sigue amando.
Es común que las mujeres (y hombres también) nos preguntemos en alguna etapa de nuestra vida cómo lograr que una pareja que nos ha dejado vuelva, o simplemente nos cuesta hacernos a la idea de que lo hemos perdido. He conocido incluso gente que busca hacer "amarres" con tal de retener al sujeto que se va. Este tipo de frases se meten en nuestro vocabulario:
Si analizamos estas frases nos daremos cuenta que efectivamente son "excusas" para esquivar una realidad que resulta bastante cruda para asimilar, pero es inminente. Queremos ir a que nos diga en nuestra cara que ya no nos quiere o para regresarle sus cosas pero la verdad es que solo deseamos verlo, que nos vea, que cambie de opinión al mirarnos. Excusamos su comportamiento evidentemente evasivo porque es muy duro aceptar de un solo golpe que lo hemos perdido. Por eso queremos que "vuelva".
Lejos de todas los consejos que pudiera darles para hacer que éste hombre regrese, les voy a ahorrar algo de tiempo a aquellas personas de reciente soltería que están situación de crisis. Cuando alguien se quiere ir, hay que dejar que se vaya, todo lo que hagamos por retenerlo será en vano y si por alguna razón él o ella permanecen a pesar de que ya han expresado su deseo de partir, es por lástima, por pena por nosotros, y simplemente alargamos la agonía; esa persona se irá la siguiente vez que pueda. Dice Walter Riso que el reto del desapego es que dejemos una relación que no nos conviene no porque ya no amamos a la persona, sino porque simplemente debemos saber cuándo es momento de partir. Nadie que ya no quiera debe permanecer a nuestro lado. ¿Nos conformaremos con lástima cuando ya tuvimos amor?.
Ahora, ¿qué hacemos con el miedo? ¿con la incertidumbre? ¿con el futuro incierto? con la duda de ¿QUÉ VA A PASARME?. Aquel año Gabriel no volvió conmigo, ni siquiera lo consideró, fue cortés en mandarme a volar y firme en su decisión de no hablar más. Dejó obviamente de llamarme y los días que parecían años, poco a poco fueron siendo semanas y luego meses. Tuve que finalmente dejarlo ir. Fue doloroso el proceso, era una montaña rusa de emociones, un día era la mujer mas fuerte de todas, y el siguiente, un guiñapo en el suelo. Con el tiempo los días malos eran menos y los buenos momentos empezaban a retomar el camino. Esto había sido como romperse una pierna, tuve que aprender a caminar de nuevo.
Se llegó el día de mi cumpleaños, estaba planeando una gran fiesta temática y durante semanas fue el tema de conversación por todos lados. Justo en medio de elegir mi vestido para esa noche recibí una llamada, era él, era Gabriel, esa llamada que tanto esperé. "Solo hablaba para desearte un feliz cumpleaños". No supe que decir, me había costado tanto trabajo salir adelante, una parte de mi seguía furiosa, otra más, triste, pero un destello me mantenía alerta, estaba esperanzada, con mucho esfuerzo había logrado sentirme viva de nuevo y decidí que quería seguir sintiéndome así. Agradecí el buen gesto y terminé la llamada.
Si te espanta la pregunta de ¿Qué sigue ahora en mi vida?, te puedo decir que vas a renacer, que vas a volver a sonreír y que tu mundo con el tiempo volverá a pintarse de colores, pero la verdad es que no me vas a creer, no ahora, no con el corazón roto, así que solo diré que ante una situación de crisis uno de los mejores consejos que leí fue el de aferrarse a un ideal, no soltarlo y agarrarse de él cada vez que sintamos nos deshacemos a pedazos. "Voy a estar bien, voy a salir adelante"... y créeme, un día vas a despertar, te verás al espejo y dirás: "Estoy bien, ¡y es hora de ir por más!".
Laura Franco
Regresé a mi casa y me encerré en mi habitación color azul y miré hacia la ventana el atardecer sin poder contener las lágrimas. Llamé a mi mejor amiga Sandy y le conté que Gabriel acababa de terminar conmigo. Ella, como fiel amiga, dijo que me calmara, que probablemente esto era una pelea y que mi novio regresaría a mi como siempre. Por días esperé a que eso fuera verdad, pero no, la cruda realidad era que me habían dejado, y ahí, justo entonces lo sentí, mi corazón partirse por primera vez.
¿Te suena familiar mi historia?... apuesto a que alguna vez viviste algo similar con el que creías sería el hombre que llegaría a casa al atardecer listo para cenar mientras tu cuidabas a los niños (si, las mujeres hacemos eso, imaginamos mucho el futuro amoroso)... pero de pronto, esa imagen tuya sonriente viéndolo bajarse de su auto en un elegante traje se disipa, se esfuma, y ahí te quedaste tu, sola, aterrada por un futuro que no conoces ni te imaginas, la incertidumbre es espantosa y no sabes qué será de ti. Y la pregunta mágica llega: "¿Cómo le hago para que mi EX vuelva?".
Mi historia es de hace ya varios años, pero la verdad es que la flamante idea de rogarle al ex y esperar sentada su regreso jamas pasará de moda para nosotras. Mis adoradas seguidoras Españolas son las que mas me lo preguntan diariamente por correos cuando su amado ha decidido que es mejor dejarlas: "¿Cómo le hago para que vuelva? ¿Crees que vaya a regresar? ¿A dónde fue todo el amor? ¿Algún día volveré a verlo?"... volvamos a la historia del 2007 con el interesante y nuevo ex novio Gabriel.
No esperé muchos días para buscarlo de las mil formas que una pueda imaginarse. El ir de "sorpresa" a lugares donde sabía que va a estar (claro, perfectamente bien vestida). El infalible momento en que lo buscas para "regresarle sus cosas" (cartas, peluches... si, seguro le interesan más a él que a ti), y ¿porqué no? ¡un intento desesperado de seducción para reconquistarlo!. Total si aun se acuesta conmigo es que sin duda me sigue amando.
Es común que las mujeres (y hombres también) nos preguntemos en alguna etapa de nuestra vida cómo lograr que una pareja que nos ha dejado vuelva, o simplemente nos cuesta hacernos a la idea de que lo hemos perdido. He conocido incluso gente que busca hacer "amarres" con tal de retener al sujeto que se va. Este tipo de frases se meten en nuestro vocabulario:
- "Lo fui a buscar para que me dijera en mi cara que ya no quería estar conmigo"
- "Le fui a regresar sus cosas a su casa"
- "Tuvimos relaciones, creo que aun debe sentir algo por mi"
- "Me dijo que ya no me amaba, pero ha pasado cosas difíciles últimamente, debe estar confundido"
- "Seguramente no sabe qué hacer y está tomando tiempo para recapacitar"
Si analizamos estas frases nos daremos cuenta que efectivamente son "excusas" para esquivar una realidad que resulta bastante cruda para asimilar, pero es inminente. Queremos ir a que nos diga en nuestra cara que ya no nos quiere o para regresarle sus cosas pero la verdad es que solo deseamos verlo, que nos vea, que cambie de opinión al mirarnos. Excusamos su comportamiento evidentemente evasivo porque es muy duro aceptar de un solo golpe que lo hemos perdido. Por eso queremos que "vuelva".
Lejos de todas los consejos que pudiera darles para hacer que éste hombre regrese, les voy a ahorrar algo de tiempo a aquellas personas de reciente soltería que están situación de crisis. Cuando alguien se quiere ir, hay que dejar que se vaya, todo lo que hagamos por retenerlo será en vano y si por alguna razón él o ella permanecen a pesar de que ya han expresado su deseo de partir, es por lástima, por pena por nosotros, y simplemente alargamos la agonía; esa persona se irá la siguiente vez que pueda. Dice Walter Riso que el reto del desapego es que dejemos una relación que no nos conviene no porque ya no amamos a la persona, sino porque simplemente debemos saber cuándo es momento de partir. Nadie que ya no quiera debe permanecer a nuestro lado. ¿Nos conformaremos con lástima cuando ya tuvimos amor?.
Ahora, ¿qué hacemos con el miedo? ¿con la incertidumbre? ¿con el futuro incierto? con la duda de ¿QUÉ VA A PASARME?. Aquel año Gabriel no volvió conmigo, ni siquiera lo consideró, fue cortés en mandarme a volar y firme en su decisión de no hablar más. Dejó obviamente de llamarme y los días que parecían años, poco a poco fueron siendo semanas y luego meses. Tuve que finalmente dejarlo ir. Fue doloroso el proceso, era una montaña rusa de emociones, un día era la mujer mas fuerte de todas, y el siguiente, un guiñapo en el suelo. Con el tiempo los días malos eran menos y los buenos momentos empezaban a retomar el camino. Esto había sido como romperse una pierna, tuve que aprender a caminar de nuevo.
Se llegó el día de mi cumpleaños, estaba planeando una gran fiesta temática y durante semanas fue el tema de conversación por todos lados. Justo en medio de elegir mi vestido para esa noche recibí una llamada, era él, era Gabriel, esa llamada que tanto esperé. "Solo hablaba para desearte un feliz cumpleaños". No supe que decir, me había costado tanto trabajo salir adelante, una parte de mi seguía furiosa, otra más, triste, pero un destello me mantenía alerta, estaba esperanzada, con mucho esfuerzo había logrado sentirme viva de nuevo y decidí que quería seguir sintiéndome así. Agradecí el buen gesto y terminé la llamada.
Si te espanta la pregunta de ¿Qué sigue ahora en mi vida?, te puedo decir que vas a renacer, que vas a volver a sonreír y que tu mundo con el tiempo volverá a pintarse de colores, pero la verdad es que no me vas a creer, no ahora, no con el corazón roto, así que solo diré que ante una situación de crisis uno de los mejores consejos que leí fue el de aferrarse a un ideal, no soltarlo y agarrarse de él cada vez que sintamos nos deshacemos a pedazos. "Voy a estar bien, voy a salir adelante"... y créeme, un día vas a despertar, te verás al espejo y dirás: "Estoy bien, ¡y es hora de ir por más!".
Laura Franco
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