martes, 25 de octubre de 2016

Cuando Ya No Me Quieren: Una Relación Que Agoniza

"Cuando ya no te quieran, lo sabrás, aunque no te lo digan. Lo sentirás desde lo más profundo porque la indiferencia jamás pasa desapercibida". Walter Riso

Santiago es un amigo de la familia desde que estábamos en la preparatoria. Cuando lo conoces de inicio se muestra serio, reservado y siempre metido en sus asuntos, pero una vez que agarra confianza, no hay quien pueda callarlo. Es agradable y suele estar de buen humor la mayor parte del tiempo. Durante nuestra amistad con la familia le hemos conocido un par de novias, pero jamás lo vimos tan enamorado como lo estaba de Jessica. Ella no era la mujer mas atractiva ni sociable del grupo, incluso sus anteriores parejas eran mas del tipo "alma de la fiesta", pero algo había atrapado perdidamente a Santiago, sentíamos que había cambiado su vida, verlo publicar fotos juntos en cada lugar era de todos los días en el Facebook, ¡Se veía tan lleno de vida!... sí, solo él se veía así. 

A Jessica la conocí muy poco, parecía estar seria en las reuniones y aunque en ocasiones se dejaba llevar por los malos chistes de su novio, en más de una ocasión parecía que le era molesta su presencia, pero aun así, su relación duró 6 meses. De pronto Jessica comenzó a alejarse cada vez más de Santiago. Parecía que todos notábamos su distanciamiento, excepto el mismo Santiago: "Es que se peleó con sus papás", "Es que se le perdió el celular", "No pudo venir por un proyecto en la escuela", "No subas a Facebook la foto que nos tomamos todos, a ella no le gusta". Si, todos veíamos la indiferencia de Jessica, menos él. ¿Hemos sido nosotros mismos Santiago alguna vez? ¿No queremos ver la realidad de una relación que agoniza? ¿Nos aferramos a un espejismo de amor que se desvanece?... ¿No queremos aceptar que no nos quieren?

Cuando estamos sumergidos en una relación agonizante las señales de que ésta ya se ha terminado o debe de terminar son bastantes: Nuestra pareja quiere más tiempo a "solas" y menos con nosotros, no nos considera en sus planes de una salida un viernes por la noche o simplemente nuestra opinión acerca de su vida y decisiones es innecesaria. En la intimidad el comportamiento también cambia, rechaza nuestros besos y abrazos, y hasta tenernos cerca parece ser repulsivo, como si estuviéramos enfermos de gripe... y si estas señales son tan evidentes, ¿porqué no las vemos? 

No le dijimos nada a Santiago por no herir sus sentimientos, pero una tarde de hamburguesas y luego de que nuevamente Jessica no se apareció utilizando otra de sus excusas, y al ver a mi amigo un poco desanimado, me armé de valor y le dije lo que quizás más de uno pensábamos: "Oye, ¿no has pensado que tener una relación sin andarse 'escondiendo' de ti sería mejor? ¿No te gustaría que alguien gritara a los cuatro vientos que te ama?", Santiago no se molestó por el comentario, incluso respondió seguro: "Es que eso ya lo tengo con Jessica, yo sé que ella me quiere, me lo ha dicho"... "Pero, ¿no consideras que te está evitando?, digo, hoy, por ejemplo, tampoco vino", la confianza entre nosotros me hizo atreverme a insistir. "Si, la verdad es que si se comporta extraño" se sinceró Santiago "... pero bueno, espero que sea temporal". Semanas más tarde sucedió, Jessica lo dejó y aunque todos pensamos que sería por fin el paso fulminante y Santiago se liberaría de una relación no muy equitativa, y lo veríamos algunos días llorar su pena, la historia dio otro giro algo predecible, Santiago comenzó a rogarle, a decirle que lo pensara bien, que seguramente no sabía lo que hacía. Le daba algo de espacio pero al final volvía a buscarla. Jessica también se comenzó a portar indecisa, lo rechazaba y cuando él dejaba de rogarle, era ella quien le mandaba un mensaje a media noche reclamando su indiferencia. Él, aún enamorado, caía, la llamaba, le pedía se vieran y arreglaran las cosas, pero ella de pronto dejaba de contestar sus llamadas. Si de por si la cosa ya era tóxica, se volvió aun mas compleja. Una noche fuimos a buscar a Santiago a su casa, le llevamos de cenar, él había estado hospitalizado dos semanas por una enfermedad estomacal muy fuerte. Al llegar y preguntarle por su estado de salud, el tema de Jessica inevitablemente salió a flote y le pregunté si lo había buscado, respondió en un tono triste que no. Él mismo se había encargado de enterarla de su desafortunado descalabro médico pero ella pareció no importarle. Lo vimos muy resignado. ¿Tuvo que llegar a ese momento para aceptar que debía alejarse de esta situación? ¿Que estaba en una relación agonizante? 

Vivir junto a Santiago el caso con su enamorada me recordó a cuando mi relación con mi primer novio terminó; por meses guardé la esperanza de que volvería y fue hasta que en un certamen de belleza de la universidad, al buscarlo entre la gente desde el escenario y no encontrarlo, que me di cuenta que debía tirar la toalla, la relación había terminado hacía varios meses, pero me negaba a aceptarlo, ¿por miedo a sentirme sola? ¿por temor a lo desconocido? ¿terror hacia la incertidumbre?... No es fácil aceptar que perdimos, que estamos en una pelea de box aguantando hasta el último round cuando desde el primero debimos retirarnos antes de salir con más moretones, pero nos quedamos a esperar el knock-out para que alguien nos saque arrastrando de ahí. 

Pero entonces, si todo es tan obvio, ¿Porqué no podemos ver cuando una relación ya agoniza?... Por el mismo miedo, se requiere mucho coraje aventarse al vacío y resignarse a que hemos perdido al ser amado, por eso nuestro mecanismo de defensa es trata de convencernos a nosotros mismos de que no pasa nada, que todo está bien, aunque como dice Walter Riso en la frase con la que empecé este artículo, en el fondo, honestamente, lo sabemos, lo sentimos, la relación no sirve. Decía un texto: "Cuando sientas que solo tú estás luchando para mantener el barco a flote, es momento de dejar de luchar".

Vimos a Santiago hace un par de semanas en un bar del sur de la ciudad, aún con cierta nostalgia en sus ojos pero poco a poco más fuerte. Sabemos que su camino apenas empieza pero al menos pareciera que ya vio el panorama con un poco más de perspectiva, muchas veces es necesario demos dos pasos para atrás para ver la foto completa de la situación, y entonces entendemos un poco más en dónde estamos. Un amigo solía aconsejarme "Cuando no sepas qué hacer, piensa que tú no eres tú, que eres un amigo y te están pidiendo un consejo, solo así podrás ver las cosas desde afuera y darás una opinión objetiva del caso". 

¿Alguna vez has sentido el amor en su máxima expresión? Ese que no se niega, que lo gritan al mundo, que te expresan con cada palabra lo importante que eres... ¿Porqué nos conformamos con menos? ¡Afuera hay un mundo de increíbles experiencias por vivir con quien de verdad quiera disfrutarlas a nuestro lado!... Jamás me conformaré con tu lástima cuando un día tuve tu amor. Te amo, pero me amo más a mí.

Laura Franco

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