martes, 24 de noviembre de 2015

Una Segunda Oportunidad al Amor (Final 1era temporada Cada Martes)

El amor, ese sentimiento y acto de voluntad cada vez mas complicado de definir conforme nos llenamos de experiencias. Parecía que hace algunas generaciones era mas sencillo; Te enamorabas en tu juventud (o en tu pubertad), ése hombre era tu primer beso y luego, una mañana de domingo ya era el padre de tus hijos, vaya que una se aventuraba al matrimonio muy joven pero lista para ser ama de casa. Hubo quienes tuvieron mucha suerte, ya que su joven esposo resultó ser un buen hombre proveedor y padre para sus hijos. Otras, desafortunadamente se quedaron por que "la cruz" que les tocó (como decía mi abuela) era un hombre alcohólico o muy amistoso con las mujeres. Pero una cosa parece cierta, a la mayoría quizás no le rompieron el corazón, bueno, tal vez sí pero de una forma diferente a como nos sucede en la actualidad. Conozco algunas mujeres mayores que sí sufrieron por el desamor o engaño de su esposo, pero dada la cultura de hace varios años, fueron pocas las que tuvieron (o así lo decidieron) que enfrentarse a vivir un duelo físico (emocional no me consta) de separación. Actualmente, gracias a que la mujer tiene otras oportunidades, con ello vino la posibilidad y el derecho de ELEGIR su destino (ya no era la cruz que decía mi abuela). Con el feminismo y la constante pelea de equidad de género, llegaron no solo los beneficios de ser tratadas iguales (mismos estudios y empleos que los hombres) sino también las consecuencias. Esta nueva modalidad de "SOY MUJER INVENCIBLE" que vino acompañada de ocupaciones extras (ya no solo cuidábamos la casa y paríamos criaturas, ahora también había que trabajar para mantenerlas y si la casa estaba hecha un desastre porque recién volvimos de estar todo el día sentada tras una computadora también es culpa nuestra), muchos no vimos venir que dado que hicimos el maravilloso descubrimiento de que cada vez "necesitábamos" menos a los hombres, nuestras peticiones se hicieron más y más exigentes. Era claro, ya no era necesario que nos mantuvieran, aprendimos a trabajar, entonces si antes nos quedábamos porque no podíamos salir adelante sin ellos, abolimos la barrera más grande que nos separaba del "hasta que la muerte nos separe" al "¿y como porqué me aguanto?" (en los casos que aplique claro). Otras necesidades nuestras empezaron a ser importantes: "que sea inteligente", "que sea respetuoso", "que sea fiel", "que sea cooperativo", "que me entienda", "que me apoye", "que sea bueno en la cama"... Esto encausó en un incremento de relaciones (ya no nos quedábamos con el primero, había que probar más, conocer el mundo), y claro, incremento de separaciones. ¿A dónde quiero llegar con esto?... A que quizás tenemos más corazones rotos que nuestras abuelas y madres... es decir un repertorio más grande de desilusiones con historias que no terminan con finales felices como creíamos.

Es verdad, los desamores y engaños existen prácticamente desde siempre, pero el hecho de que nuestra cultura haya madurado y avanzado parece que incrementó no solo su popularidad sino la forma de hacerlo y el tipo de desenlace que tendrá es diferente. Antes las infidelidades y desamores eran más discretos (igual no los apruebo pero son una realidad) y rara vez involucraba la posibilidad de dejar a tu relación estable por la aventura. Hoy está no solo involucrado el acto sino la desvergüenza y desfachatez con la que aveces se realiza, y son vistos más como actos definitivos para nosotros. Sabemos por ejemplo que si nos traicionan la relación terminará y nos enfrentaremos a meses de duelo. La cultura ha cambiado, los finales felices tienen mayor tendencia a terminar que antes. Nos desilusionaremos más veces que lo que lo hacían nuestras antecesoras. Somos individuos más cautelosos, menos ingenuos y claro, más egoístas.

Me tomó meses de razonamiento, lectura y opiniones de allegados armar esta estructura y organizarla en mi mente. Escuché a mi madre con sus experiencias, a señoras que alguna vez me dieron los consejos que ellas tomaron en su momento ante una posible separación y decidieron quedarse, a mi abuela, a mis amigas con sus formas de pensar más similares a la mía y de entre todo lo que escuché de todas las personas que me han hecho el honor de compartirme sus palabras, nada pudo explicar lo que sentí hace dos días en la boda de una de mis mejores amigas. 

Ya había ido a muchas bodas antes; cuando estaba soltera, casada, divorciada, soltera de nuevo, y sobra decir que en cada una de ellas y conforme era mi situación actual del momento, el evento de unirse una pareja de enamorados lo veía totalmente diferente. Primero ilusionada, soñando, esperanzada, decepcionada, escéptica, aburrida, incrédula, etc... pero de pronto, dentro de mi realista y fría forma de ver la vida, al asistir a la ceremonia religiosa de mi amiga y verla tan feliz en su vestido blanco lleno de brillantes pensé: "Si el amor es esa fuerza que nos empuja a vivir las más tristes de las tragedias que viviremos en nuestra vida, ¿cuál es el punto de creer en que lanzarse al ruedo de ser vulnerable es buena idea?", más fuerte aún, no nos cuentan que el amor nos hace sufrir, ¡lo hemos vivido!, ya nos han roto el corazón, ya nos demostraron que todo tiene un fin, que las palabras se las lleva el viento, que quien te diga que te amará siempre puede que algún día lo olvide, que de la noche a la mañana la persona que mas conocías es ahora un extraño. Que los engaños existen y que somos tan capaces de ser incluso los traidores de una relación y destrozarle el alma a alguien más... ¿Cuál es el punto entonces? Ser escéptico comienza a ser lo más lógico dado el raciocinio que la gente miente, engaña, traiciona, desenamora, lastima y olvida.

Horas mas tarde, nos encontrábamos de nuevo en la recepción de la boda cuando vi bajar a mi amiga por esas escaleras blancas. Llega a la pista, empieza el vals, y ella empieza a llorar. Es la segunda vez en mi vida que la veía llorar, mi amiga no es de las que lloran, pero nunca olvidaré la primera vez que vi sus ojos llenarse de lágrimas. Eran las 8 de la noche de un jueves de invierno, junté a mis amigas de la preparatoria para darles la noticia de que me divorciaría y que ocupaba de sus brazos, hombros y pacientes oídos. Ella comenzó a llorar tan pronto me vio deshacerme en palabras. Nunca había llorado frente a mi, ella y yo no éramos las más unidas de ese grupo de 7 mujeres, pero esa noche percibí su empatía, ya que ella sin duda sentía mi dolor como si fuera propio. Habían pasado dos años ya desde esa noche fría, y ahora, de nuevo juntas pero ahora en su boda, la vi llorar sonriendo. Y sucedió lo que jamas me había sucedido en las bodas a las que fui soñadora, esperanzada, escéptica, y amargada... comencé a llorar. Yo sentía su felicidad, como ella alguna vez sintió mi dolor. La respuesta a mi pregunta de la iglesia la tuve en esos momentos. Si el amor es esa fuerza que nos empuja a vivir las mas tristes tragedias de nuestra vida, ¿cual es el punto de lanzarse a él una, dos, tres veces?, la respuesta es simple y sencillamente para sentir.

Parece muy obvio y todos decimos conocer de antemano que la vida hay que vivirla y disfrutarla cada momento y jamas bloquearnos, pero lo que sucede es que estos bloqueos de "no quiero amar" (por primera o la vez que sea) suceden mas inconscientemente de lo que creemos. Podemos decirnos abiertos al amor a pesar de haberle llorado a alguien hace meses, pero cuando tenemos la oportunidad de iniciar el camino a veces descartamos buenas personas, rechazamos increíbles citas, ignoramos señales, dejamos pasar momentos, decimos que no necesitamos de nada ni de nadie, todo porque en el fondo y casi sin darnos cuenta no queremos ser lastimados, nos convertimos en esa generación de que por egoístas, en las relaciones no queremos batallar demasiado. 

Un amigo cercano de 30 y tantos años, soltero y con un buen empleo siempre me dijo que él no se conformaba con ninguna mujer que no fuera la perfecta para él. Yo le aconsejé en su momento que nadie podía tenerlo todo y que la perfección no existía, sin embargo el enfatizó: "La gente se rinde muy rápido, sí se puede tenerlo todo". Meses mas tarde conoció a una mujer con la que inició una relación, y un año después me dijo que estaba a punto de proponerle matrimonio, pero que no estaba totalmente seguro ya que aunque sí la amaba, casarse no parecía ser el mejor negocio para sus planes del futuro profesional. Mi respuesta fue: "Si lo piensas demasiado te darás cuenta que en efecto casarse es una pésima idea, como lo es tener hijos y hasta cierto punto también tener novia. Invertimos tiempo, dinero, energía, ¿pero sabes por qué lo hacemos? Porque lo que recibimos a cambio no se puede comprar, ni conseguir con los diplomas de las mejores universidades, ni a cuenta de un carro del año... Invertimos en sentir". Hoy ya están comprometidos. 

El amor, esa fuerza y voluntad tan engañosa que un día nos da los mejores momentos de nuestra vida y al otro nos hace desear hasta no estar vivos, vale la pena precisamente porque no hay nada que nos recuerda más que no somos máquinas moviéndonos por la vida de nuestra casa al trabajo y del trabajo a la casa que precisamente SENTIR, nos recuerda que somos humanos, que nos duele, que lloramos, que amábamos con todas nuestras fuerzas, que los bienes materiales no nos van a salvar de uno de los dolores más fuertes que sentiremos. Cuando era más joven y tenía mi primer auto, contaba cada gota de gasolina que usaba y me molestaba si el tanque se terminaba antes de tiempo. Luego mi primer novio terminó conmigo y cada día daba miles de vueltas en el auto gastando litros y litros de combustible sin importarme lo que éstos me costaban. Eso hace el amor y el desamor, nos da esa sacudida que nos recuerda que somos humanos, que lo esencial de nuestro ser no está afuera sino dentro. Sin duda más de uno de nosotros alguna vez hubiera dado su posesión material mas importante por que el amor de su vida volviera... ¡sin pensarlo!... ¿Porqué es buena idea lanzarse de nuevo al ruedo vulnerable de amar una, dos, tres veces cuando ya nos han demostrado que no parece ser el mejor negocio?, porque si no lo hacemos, estamos condenados a vivir una realidad deshumanizada.

Es probable que con el paso de los años, las generaciones y las experiencias, nuestras ideas respecto al amor, desamor, relaciones, corazones rotos y desilusión hayan sufrido severas transformaciones, pero si algo puedo asegurar no ha cambiado desde nuestras abuelas amas de casa, hasta las grandes jóvenes emprendedoras de hoy en día, es esa necesidad de creer en algo, de creer en el amor. ¿No es esa una de las razones por las que a la mayoría le gustan las bodas?, Porque esos eventos nos recuerdan, aunque sea por 5 horas, que el amor SI existe y que se logra ser feliz a pesar de todo.

Vamos a darle otra oportunidad al amor, la segunda, tercera o la vez que sea... ¿Porqué? Porque simplemente todos nos merecemos sentirnos vivos. ¿Nos romperán de nuevo el corazón?... tal vez,  quién sabe... pero aquí estarán siempre los demás artículos que nos dirán que hacer.

Ha sido todo un honor que hayas leído los 66 Cada Martes de esta primera temporada, en donde fuimos desde el desamor, los estereotipos, la violencia, la infidelidad, y la vuelta al amor. Gracias de verdad y espero haber dejado algo bueno en ti este año y medio. Nos vemos en el 2016 con nuevos temas y nuevas historias.


Laura Franco


martes, 27 de octubre de 2015

La Batalla con los EX's: "¿Quién Morirá Miserable?"

Samantha Jones, emblemático personaje de la serie "Sex & The City" menciona en uno de sus capítulos de las primeras temporadas: "Siempre hay una batalla con un Ex llamada '¿quién morirá miserable?'". Hoy, por cosas del destino (y de Facebook), nos enteramos de que el ex novio infiel de una amiga de nuestro trascendental y siempre constructivo grupo social, se había comprometido con la mujer con la que cometió fechorías a espaldas de ella. Esto ya tiene unos pocos años, pero sin duda la noticia me hizo pensar mientras paseaba a mi perra Katy hoy por la mañana. Intentamos ser justas y maduras al decirle a Lety: "Pues que le vaya bien", pero, ¿En verdad le deseamos bien a los Ex?... ¿Esa persona que algún día nos lastimó esperamos verlo regocijarse en júbilo lleno de autos del año, casas con jardines gigantes y vacaciones en el extranjero?... ¿Es cuestión de madurez o es solo una máscara de los que dicen sentir alegría de ver a quien un día los dejó llorando, ahora ser feliz?

Puedo recordar hoy a mi primer novio y con toda seguridad aseveraré que es posible desearle la felicidad a alguien que un día nos hizo sentir precisamente todo lo contrario al dejarnos, pero reconozco que tuvieron que pasar suficientes años, y el que él no me haya hecho prácticamente nada malo, ayuda. Al final, Gabriel no me hizo nada, solo decidió que lo nuestro debía acabar. Los primeros (muchos) meses fue difícil, supe cuando tuvo una nueva novia y por su puesto que no me alegré y le mandé un beso al cielo para que fuera feliz para siempre, ¡yo deseaba ser ella!, pero el tiempo lo cura casi todo y hoy puedo decir tranquilamente que su felicidad, aunque no me hace brincar de alegría, me permite liberar de mi boca un: "Que bueno, me da gusto"... Pero, ¿qué pasa cuando una relación acaba mal?... ¿le desearemos toda la vida dolor y sufrimiento?... ¿jamás podremos ser felices por el o ella?.

He hablado del perdón antes, del proceso que conlleva y lo liberador que es por fin soltar esa prisión que sentimos al guardarle un tipo de rencor a esa persona, pero ¿hay faltas que no se pueden personar?... Si así fuera, entonces me suena lógico que haya situaciones en las que nos resulte prácticamente imposible desearle la felicidad eterna a alguien. 

En mi pubertad mi hermana tuvo un novio posesivo y algo psicótico que le trajo muchos problemas a mi familia. Nosotras éramos muy jóvenes, y nos costaba mucho discernir de una buena o una mala compañía masculina a ese grado, y más aun si, en este caso mi hermana, estaba perdidamente enamorada de él. El sujeto, a grandes rasgos, hizo pasar muy malos ratos a mis padres. Nos robaba pertenencias de la casa, incluso dinero en efectivo. A mi hermana la manipulaba y maltrataba, a todos nos mentía, y para agregarle sabor, a mi alguna vez llegó a amenazarme de muerte. Recuerdo a mi padre en la obscuridad de la sala pensativo y preocupado, mi hermana no quería dejarlo y ése sujeto estaba haciendo pedazos a la familia. Para nuestra fortuna mi hermana creció, conoció el mundo y dejó esa relación. Salimos adelante. Sin embargo hoy, más de 10 años después, este tema sigue siendo un tabú entre nosotros. De alguna forma ninguno pudo perdonarle que casi destrozara a la familia. Es fecha que aún lo podemos ver por la calle y, aunque no le deseamos lo atropelle un camión de basura, tampoco decimos inocentemente: "Ojalá haya encontrado el amor y sea feliz con familia e hijos"... Lo único que sabemos es que no lo queremos cerca de nosotros y que cada que alguien nos pronuncie su nombre, será inevitable recordar lo que esa persona significa para la familia... ¿Nosotros entonces, pudimos perdonarlo?... Suena a un NO, y quizás nunca lo hagamos. 

Hay faltas en nuestra vida que simbolizan grandes dolores a nuestra persona, y si éstas se hicieron con alevosía y ventaja, sin duda son difíciles de pasar por alto. Obligarnos a nosotros mismos a perdonar siempre a todos nos presiona a una acción que a nuestros adentros quizás no estamos listos para sentir (y no queremos), lo que desencadenaría en un perdón totalmente FALSO... ¿Podríamos perdonar al conductor ebrio que en un accidente automovilístico hizo que un ser querido perdiera la vida? ¿Seríamos capaces de desearle el bien al hombre que hubiera asesinado en un asalto a un allegado nuestro?... Tal vez hay quienes si pueden, pero el ingrediente del TIEMPO es indispensable, y solo quien viva este tipo de desgracias sabrá cómo manejarlas y será muy respetable si desea o no perdonar al agresor... y en el momento que él decida hacerlo.

En resumen, volviendo a Lety y la noticia de su EX comprometido con la mujer con la que la engañó, en lo personal y a mi experiencia no se trata de que les deseemos mal (aunque aceptémoslo, que ella haya subido de peso luego de que te cortó y que ahora tu te veas increíble porque te apegaste a las rutinas del gimnasio, da una sensación momentánea y natural de triunfo), pero hay faltas que honestamente nos hicieron mucho daño, y seríamos muy hipócritas al decir "le deseo lo mejor" (No es verdad, no le deseas lo mejor, le deseas que le vaya mal). En este tipo de casos me gusta mas la idea de simplemente hacer y actuar con lo que me haga sentir mejor a mí, sin mentirme a mi misma convirtiéndome en la Madre Teresa (con tal de dar una imagen que no soy), pero tampoco atentando contra el bienestar de la otra persona (no vamos a apedrearle su casa tampoco). No me voy a obligar a perdonar a quien quizás no estoy lista para hacerlo, ni mucho menos le voy a desear el bien. Me suena más lógico y honesto pensar que esa persona ya NO figura en mi vida, si le va mal, no me afecta (no creo que me busquen a mí para donarle sangre para una operación), y si le va bien, tampoco (no estaré en la lista de invitados en esa boda ni me invitarán a su casa con alberca). Que se convierta en un extraño más que nos da el mismo gusto si se gana la lotería o no, y por parte nuestra, tampoco nos presionamos a dar un perdón falso (que ése el tiempo lo defina). Enfoquemos nuestra energía y pensamientos en las cosas que SI nos afectan si salen mal o bien, para que cuando nos llegue la noticia de que quienes alguna vez nos hirieron (de la forma que sea), ahora están planeando su boda en la playa nos de hasta flojera pensar en ello y solo respondamos con un "Ah... ok... bueno te decía, ahora estoy en un proyecto de trabajo grandísimo!!.."


martes, 13 de octubre de 2015

El Amor... ¿Nos Elige o Podemos Elegirlo?

Es un buen momento de hacer memoria de todos aquellos amores que pasaron por nuestra vida. El niño malo de la Escuela Secundaria, el chambelán de tus XV, tu primer beso, tu primera vez con el que juraste sería "el amor de tu vida", ese agradable sujeto que conociste y creíste que criarías hijos a su lado, y hasta el apuesto y muy seguro de si mismo hombre con el que bailaste en el antro toda la noche. Todos y cada uno de ellos jugaron un papel importante en tu vida, de una noche o de 10 años, pero al final aportaron importantes párrafos a tu libro personal. Y ahora, al recordarlos a todos ellos,  especialmente por los que desarrollaste un sentimiento más fuerte, alguna vez te has preguntado ¿yo elegí enamorarme de ellos o estábamos 'destinados'?... En cuestiones de amor y muy específicamente a la pareja, ¿nosotros elegimos de quien nos enamoramos o a quien amar? ¿podemos hacer eso?... ¿o se trata de una fuerza de la naturaleza o de un destino que al final él o ella se cruzaran en nuestro camino?

Nos encantan las canciones de amor en donde nos hablan de que el otro es la persona destinada y que desde tiempo atrás estaba prescrito que lo conoceríamos, o más aún, cuando alguien llega a "curar" nuestra soledad, utilizamos a Dios para hablar de algo que ya estaba dicho sucedería, que esa persona ha sido siempre la indicada y que ha llegado ése capitulo de tu vida en donde lo tienes que conocer, te enamoras, se casan y viven felices para siempre... ¿suena lindo no? Todos queremos eso alguna vez, pero en realidad, el amor, el enamoramiento, es mucho mas real y menos ideal que lo que nos dicen las bonitas canciones de amor. 

Para contestar la pregunta de si el amor se elige o nos elige él a nosotros, debemos despejar los conocidos pero aveces confundidos conceptos de ENAMORAMIENTO y AMOR. Muchos ya lo sabemos, pero a la hora de la práctica es el primero el que nos hace confundir al segundo. 

ENAMORAMIENTO
No podría encontrar mejor definición de él que la que le da Gary Chapman en su libro: "Los 5 lenguajes del amor", en donde le dedica un capítulo entero y que sin duda deberíamos leer todos, específicamente la parte donde menciona al Dr. M. Scott Peck: "Enamorarse es un componente instintivo, genéticamente determinado, de acoplamiento de la conducta... la caída temporal de las fronteras del ego, que es lo que constituye enamorarse, es una respuesta estereotipada de los seres humanos a una configuración del impulso sexual interno y el estímulo sexual externo..." Dicho de otro modo, no es más que una respuesta biológica, genética, casi instintiva que no requiere de mayores esfuerzos. Es un estado de plenitud, es verdad, pero en una medida irreal. Si has estado enamorado lo sabes: eres invencible, tu pareja lo tiene todo, es casi perfecto, cada segundo a su lado es mágico, ¡tienen tanto en común!... Los "sacrificios" no se sienten por que estamos dentro de ese estado emocional casi inmortal. Podemos recorrer 30 kilómetros todos los días en transporte público solo para verla un par de minutos y regresamos satisfechos a casa. Peck continúa: 

"La experiencia de enamoramiento no es amor verdadero por tres razones:
  1. No importa cuánto queramos enamorarnos, no podemos hacer que suceda.
  2. Enamorarse no es amor real porque es algo sin esfuerzo. Lo que quiera que hagamos en ese estado de enamoramiento requiere poca disciplina o esfuerzo consciente de nuestra parte.
  3. El que está enamorado no está genuinamente interesado en fomentar el crecimiento personal del otro. Si tenemos algún propósito en mente cuando nos enamoramos, es acabar con nuestra propia soledad y posiblemente asegurar el resultado por medio del matrimonio. 
La experiencia del enamoramiento no se centra en nuestro propio crecimiento y desarrollo de la otra persona. Más bien nos da el sentido de que hemos llegado a un punto y que no necesitamos crecer más. Estamos en el apogeo de la felicidad de la vida y nuestro único deseo es permanecer allí. Ciertamente la persona amada no necesita crecer porque es perfecta. Simplemente esperamos que permanezca perfecta."

Walter Riso, al hablar de la fidelidad en su libro "La fidelidad es mucho más que amor", utiliza el término fidelidad bioquímica, en donde agrega: "El enamoramiento conlleva una fidelidad que no depende de la voluntad, sino de una inundación emocional que arrasa con cualquier extraño que quiera entrometerse... la decisión de ser fiel no es producto de la mente y sus convicciones sino del mero instinto de supervivencia, porque ningún organismo tolera dos enamoramientos al mismo tiempo.

Con las importantes aportaciones de los anteriores textos, llego entonces a la conclusión de que, siendo el enamoramiento un estado emocional, instintivo, genético y bioquímico, quizás no sea posible elegir sentirlo o no, y mucho menos hacia quién. No elegimos de quién nos enamoramos, no controlamos del todo el shock eléctrico que nos manda el cerebro, eso es un hecho.  

¿Y el amor?

AMOR "VERDADERO"
Pocas veces tendremos tanta dificultad en definir algo como el amor verdadero o real, ¿es un sentimiento o una acción?... Es un término muy relativo y ciertamente todos tenemos una explicación diferente que va desde lo mas cursi, hasta lo más realista, así que partiré con la definición 3 (que me parece la mas exacta de las 14 que tiene) de la RAE. "Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo". Es verdad, el amor a fin de cuentas sí es un sentimiento hacia otra persona, un afecto que sentimos por alguien (desde nuestras familias hasta la pareja), pero para que éste logre la incansable tarea de trascender en el tiempo y no caerse, requiere de ACCIONES, que, como nos dice la RAE, "inclinación y entrega", osease que hay que ponernos a trabajar.

Amar a una persona es, a mi muy particular forma de pensar dados los casos que he tratado y la experiencia misma, un sentimiento que se desarrolla y alimenta de acciones por parte de los involucrados. Estas acciones van desde las muestras de cariño, hasta la tolerancia, el respeto y el apoyo mutuo. Recordando lo que dijimos del enamoramiento que éste nos daba la sensación de haber llegado a un punto donde ya no necesitamos crecer más, el amor nos invita precisamente a lo contrario, a crecer en lo individual y en conjunto con la pareja. 

Entonces, si el amor es un SENTIMIENTO que se desarrolla con ACCIONES, ¿podemos elegir a quien amar?, la respuesta sería que SI, ya que para AMAR a alguien ocupamos definitivamente decidirlo y hacerlo: decidimos ser tolerantes con él, decidimos respetarla a ella, decidimos cuidar de él, decidimos hacerlo, el arrebatado impulso del enamoramiento a estas alturas de elecciones no tiene ya mucho espacio.

Ahora, ¿cual es entonces la función del ENAMORAMIENTO en esto?... Me gusta decirlo como que es el que nos da el primer "empujón". En este estado recuerda que no nos importan mucho (o nada) los defectos, y esa sensación de ser invencible es la que nos da la fuerza de lanzarnos a los compromisos que, si bien sería mas recomendable estuviéramos un poco mas conscientes, no negaré que nos ayuda en la curva de formar una relación estable; es por ello que esta etapa no es mas que la ANTESALA de una relación con AMOR VERDADERO.

¿QUE NECESITAMOS ENTONCES PARA PODER ELEGIR?
En esta nueva ideología social en donde cada vez defendemos mas nuestro derecho a elegir y que lo hacemos notar con "no quiero tener hijos" "no quiero casarme" "quiero ser un profesionista exitoso", no me suena tan descabellada la idea de que también (y en muchos casos gracias a nuestros descalabros amorosos del pasado) queramos ahora defender y hacer un fuerte énfasis en ELEGIR a la persona que queremos a nuestro lado con algo mas que la simple emoción de ENAMORARSE... ¿Podemos elegir a los "amores" de nuestra vida? ¿Está en mis manos escoger amar al hombre o mujer que me conviene y sacarme de la cabeza a esa persona que no quiero sentir algo por él?... Acorde a lo que ya vimos, aunque enamorarnos suena a que no es nuestra decisión, AMAR A ALGUIEN SIEMPRE LO ES, esto hayamos pasado por el enamoramiento o no. Todas las decisiones fuertes de la vida con beneficios a largo plazo (que es que tu relación funcione) necesitan fuerza de voluntad en un nivel consciente y maduro, y, en el caso de la elección de amor, ésta requiere de una especial y alta dosis de YO SE LO QUE QUIERO. En el supuesto que decidamos (por conveniencia o estrategia) que queremos amar a cierta persona y que por ello nos vamos a brincar el enamoramiento, y pasaremos directo a la gloriosa sala de AMOR VERDADERO, vamos a requerir más paciencia, más tolerancia, y más voluntad, ya que recuerda que no tendremos de ese "empujoncito" tolerador de defectos que es la fase de estar enamorados. 

Es sin duda el amor romántico el que todos soñamos desde que empezamos a sentir mariposas en el estómago en los primeros años de la adolescencia, juventud o la pubertad. Nos gusta pensar que las leyendas estilo "el hilo rojo" (las parejas están destinadas a ser porque hay un hilo rojo invisible que las une no importa qué) son reales y que allá afuera hay alguien que está hecho para nosotros, que, al igual que uno, solo está esperando el momento en que por fin coincidiremos y diremos que lo hemos logrado, pero, aunque no es mi intención bajar de nivel a algo tan perfecto como el concepto del AMOR a un simple juego de decisiones manipulables, preguntaré: ¿por cuanto tiempo lo idealizamos y dejamos de hacer lo que nos corresponde? No se trata de quitarle la fuerza al AMOR en si, sino de  sabernos capaces y responsables de nuestra voluntad para crear, hacer y deshacer algo, y cómo esto deberíamos usarlo para nuestro propio bien, para elegir bien a la pareja, para amar despierto y no soñando, y así disfrutar de un AMOR no de cuentos de hadas, sino como es: CIERTO, REAL Y LLENO DE VIDA.  El amor no lo hará todo por nosotros. No es el amor romántico el que nos mantendrá unidos a nuestra pareja por años, hayas decidido brincarte o no el enamoramiento. Un simple sentimiento no mantiene matrimonios a través del tiempo, ¡lo hacen las decisiones de las personas!, luchar, tolerar, trabajar, apoyar, perdonar. Ponerlo en el plano de lo ideal no hace mas que crear mentes ilusas y holgazanas de algo que requiere más que leyendas de medias naranjas y almas gemelas. ¡Podemos elegir!... ¡Tenemos que elegir!... Es hora de crecer y aprender lo que realmente es AMAR.

martes, 6 de octubre de 2015

Segundas Oportunidades... ¿Volver con un EX funciona?

Eduardo se llamaba. Era alto, tenía el cabello un poco largo y a mis ojos era bien parecido. Su aire de "niño malo" me tenía perdidamente enamorada. Éramos muy jóvenes realmente, 15 y 17 años, sin embargo, él tenía todo lo que a esa edad una mujer sueña (mala fama, seguridad al hablar y ya hasta sabía manejar y fumar al mismo tiempo). Tuvimos una breve relación de 3 meses a finales del 2003, pero no terminamos bien, solo me envió un correo una noche diciéndome un frío y triste: "Ya no quiero ser tu novio". 4 meses mas tarde yo había empezado a salir con uno de sus amigos, así que gracias a ese nada intencionado provocador de celos, uno de mis mas grandes sueños se volvió realidad, ¡me pidió que volviéramos!... Si, todas anhelamos el día en el que el hombre que nos abandona vuelva a decirnos: "Lo siento, me equivoqué, estos 2 segundos sin ti me hicieron ver que eres la mujer de mi vida". Incluso fuimos al cine esa tarde y ¡hasta me abrazó!... era la adolescente mas feliz del mundo, lo era hasta que unas semanas mas tarde volvió a dejarme exactamente de la misma manera y por las mismas razones.

Pamela era una vecina mía mas grande que yo. Ella tuvo un novio con el que duró prácticamente toda la Universidad, pero por numerosas discusiones y desacuerdos en las formas de llevar sus vidas, terminaron poco antes de su graduación, así que Pam, como era una mujer atractiva, inteligente y decidida, no tuvo ningún problema en encontrar un nuevo amor el cual la acompañó a su ceremonia de fin de estudios. Cuestión de unos cuantos meses (poco mas de un año), Juan, su novio de la Universidad, volvió a buscarla y entonces Pamela dejó a la nueva conquista para volver con él, con su novio de toda la vida, con quien debió quizás haber ido al baile de graduación, pero bueno, no mucho tiempo después tuvieron su propio baile, el de bodas. Hoy llevan casi 10 años de matrimonio.

Eduardo es mi única historia donde tuve la oportunidad de vivir una 'segunda parte' de la historia, y aunque admito que en varias ocasiones y con otras parejas deseé que mi novela terminara como la de Pamela, no sucedió y afortunadamente tuve la oportunidad de buscar y encontrar nuevos amores. Pero entonces,... ¿Qué tan exitoso es volver con un EX? ¿Son posibles las segundas oportunidades? ¿Bajo qué circunstancias?... y ¿Es recomendable?

Cuando una historia de amor termina, una parte IMPORTANTISIMA del duelo es cuando nos cuestionamos y analizamos qué pasó, qué salió mal y claro, dónde nos equivocamos nosotros. No para culparnos al respecto sino para aprender de ello. Es normal que cuando el amor de nuestra vida nos deja, caigamos en negación y nos cueste trabajo sentarnos a ver la cruda realidad tal cual es, pero quizás es por ese estado de necedad insensata que corremos a rogarle (o aceptamos inmediatamente de vuelta) al irremplazable sujeto sin preguntarnos realmente ¿por qué terminamos? 

Para conocer si deberíamos o no volver con un EX (ya sea si éste a vuelto a buscarnos o si somos nosotros quien decidimos llamarlo de nuevo para vernos a tomar un café), lo primero que debemos tener en claro es ¿POR QUÉ TERMINAMOS LA VEZ ANTERIOR?... ¿porqué?... por que no es lo mismo que consideres volver con tu EX con el que tuviste problemas en ponerse de acuerdo en dónde cenar, a que le ruegues al que te engañó con otra persona. Por ello, y si estamos aun en la negación de rogarle o considerar su segunda vuelta al hombre o mujer que se ha ido, te presento los definitivos NO para volver con él o ella:

  1. Si te dijo que ya NO te amaba = Esta es dura de aceptar para cualquiera de nosotros, pero si alguien nos ha dejado ir esta daga al corazón, ¿qué esperamos al volver a buscarlo?... pero ¿y si es él o ella quien nos busca?... Hay que ser claros con la persona, uno no ama y 'des-ama' a la pareja de la noche a la mañana (ojo que no esté buscando 'algo' casual y seguro mientras se decide).
  2. Si tu sabes que NO lo/la amas = Lo dijo Walter Riso, amar es como un orgasmo, o lo tuviste o no lo tuviste, y si dudas que lo tuviste, pues NO lo tuviste. Si tu sabes que por esa persona realmente no hay amor, no lo lastimes, no lo busques para volver con él (probable escape para la sensación de soledad) y sobre todo, no lo aceptes de vuelta si te busca, accederías por lástima.
  3. Si te engañó = Esta la dejo a consideración de cada uno, ya que la infidelidad tiene muchos matices, pero en la mayoría de los casos no recomiendo aceptar la segunda parte. Dicen que ser infiel solo cuesta la primera vez (la única que da remordimiento).
  4. Si te maltrató = La falta de respeto en la relación suele siempre ir en aumento. Si una vez te gritó, a la siguiente es muy probable que lo haga mas fuerte. Hay que ser fríos en esta y si se va a aceptar una vuelta de una relación en la que hubo maltrato, sobra decir que es necesaria la intervención profesional (mismo caso en la infidelidad).
  5. Si detectaste actitudes en él o ella que definiste como imposibles de permitir en tu vida (flojo, tomador, adicto al trabajo, etc) = Una amiga me dijo una vez "Mientras tu digas -puedo vivir con esto-... está bien". Si tu EX tuvo formas de ser que simplemente decides NO van con tus valores, formas de pensar, etc., no siempre quiere decir que él o ella estén mal, son solo formas de ser, así que hay que ser honestos. No asumas que tu EX va a cambiar eso que tanto te molesta; si es algo que definitivamente te desagrada, tampoco es la idea que te sacrifiques por él, a la larga uno de los dos terminará frustrado y quizás yéndose la próxima vez.

Las segundas partes en muchas ocasiones pueden funcionar, sobre todo cuando la primera parte de la historia terminó por diferencias que pueden reconciliarse con mucha comunicación y madurez, pero es importante estar seguros de que queremos estar o no con esa persona, y no volver solo porque es 'lo conocido' o 'lo fácil'... y si es el caso que nos entristece saber que nuestro irremplazable EX no volverá llorando bajo la lluvia con un ramo de rosas y gritando nuestro nombre, la mayoría de las veces es lo mejor que nos pueda pasar. ¿Cuántas veces nos perdemos de grandes nuevas oportunidades por seguir viendo y buscando abrir la puerta que se nos cerró? 

martes, 8 de septiembre de 2015

Educación Financiera para Parejas

Los Kiyosaki lo dijeron y mi sentido común lo sostiene: "Si bien el dinero no trae la felicidad, la falta de él es la causa de la mayoría de los problemas". Es cierto, aunque queramos ser personas despegadas y relajadas respecto a los billetes, cheques y tarjetas de crédito, debemos ser honestos, el dinero no es sinónimo de felicidad, pero no tenerlo ¡es una pesadilla!. He leído de gente que logra vivir solo de sí mismo y lo que naturalmente produce: sus propios huertos de verduras, sus propios jabones  y su propia energía eléctrica, pero el 98% del resto de nosotros necesitamos un ingreso, necesitamos del dinero para comer, vestirnos, trasladarnos y salir a divertirnos. Cuando éste falta, comienza el estrés, la frustración, y claro... si estamos afortunadamente emparejados, los problemas con el cónyuge. 

"Cuando el dinero falta, el amor sale por la ventana", nos dicen nuestros padres, tíos y abuelos cuando estamos ilusionados con la boda antes de casarnos, y como buenos jóvenes, muchas veces pasamos esto por alto ya que, total, "a nosotros nunca nos va a pasar". Pero la realidad es que, no necesariamente tiene que faltar el dinero para que existan diferencias (y peleas) de cómo manejar las finanzas de una pareja o familia. Es un tema que genera mucho estrés y sin duda uno de los factores para terminar una relación el no hacerlo correctamente. Es por ello que en esta ocasión me dispongo a dar ciertos TIPS de administración financiera para parejas, sobre todo las que van empezando o también para las que el tema de los números rojos es un problema de hace meses (o años).


  • Filosofía de aportación: Cuando se inicia una vida en pareja empiezan las típicas dudas de qué es lo correcto en cuestión de aportar al gasto familiar, ¿quien pagará qué? y aunque no exista una fórmula que aplique para todos los casos, el conocer la filosofía de aportación de nuestro cónyuge es pieza clave para poner las reglas del juego. El caso es que, en estos tiempos no todos pensamos igual a lo que debería aportar cada miembro de la pareja. Antes era bastante claro, el hombre pagaba todo; después algunas mujeres comenzaron a dar cierta "ayuda" al marido pero sin tomar por completo esta responsabilidad, y hoy en día las reglas financieras son diferentes en cada relación. Hay hombres que aun tienen la filosofía de que serán 100% proveedores, pero hay mujeres que esta idea ya no les parece porque de alguna manera le quita mérito a su preparación profesional, es por ello que hay que conocer qué tipo de ideas tenemos nosotros al respecto, y claro, qué idea tiene nuestra pareja. Si él o ella se siente cómodo con ser proveedor totalmente, o un porcentaje de distribución equitativa (el que gana más, aporta mas, como en los impuestos), o el justo 50/50 (sin importar quien gana más). Mientras mas claros y honestos seamos, mejor.
  • Cuentas claras: ¿Tienes deudas anteriores? ¿Pasas dinero a otro lado? ¿Tus padres piden apoyo económico de tu ingreso? En las relaciones muchos problemas financieros salen porque no somos claros ni totalmente honestos respecto a nuestros "compromisos" previamente adquiridos. Si estás hasta el cuello de deudas y no lo sabe tu futura esposa (o esposo) es importante ponerlo sobre la mesa. ¿Tu madre te pide dinero? Es mejor que tu pareja lo sepa y juntos lleguen a un acuerdo si esto continuará una vez que hagan vida juntos. ¿Tienes un hijo al que debes pasar pensión alimenticia?... ¡definitivamente tu nueva pareja debe saberlo!... Para poder hacer un buen plan financiero lo primero es ser honestos en dónde estamos actualmente (si mentimos, no funcionará).
  • Conociendo mis debilidades y fortalezas: En las empresas una manera de hacer que un equipo de trabajo sea productivo es que se conozca en qué es bueno cada miembro y a él se le delegue ésa tarea en específico (y no la que se le dificulta). De este modo, cada uno de los compañeros puede enfocarse a su labor, incrementando productividad en cada área y por ende en conjunto. Si sabemos que somos terribles para manejar una tarjeta de crédito, dejemos que sea nuestra pareja quien la tenga y la use cuando sea necesario. Si estamos conscientes de que lo nuestro es el control de ahorros e inversiones, seamos quien lleve el liderazgo en esta parte. Hay que reconocer cuando un área simplemente no es nuestro fuerte y dejémonos ayudar, al final el beneficio es para ambos.
  • Definamos un administrador: Muy de la mano con el punto anterior. Si ya sabemos quién es quién dentro de la casa, entonces tomemos o deleguemos la tarea de administrar los números (si no seremos nosotros quienes llevaremos las cuentas, tampoco se trata de hacerse los desentendidos, sino de dejarse ayudar y cooperar). Si ambos somos buenos en el área administrativa, hay que hacer el trabajo en conjunto buscando siempre involucrar a la otra parte.
  • Plan de contingencia y ahorros: Hoy podemos no necesitar nada mas que nuestro ingreso diario, pero mañana podríamos tener un accidente y necesitar de una fuerte cantidad de dinero que si no tenemos, nos traerá frustraciones. Es importante considerar el tener un ahorro que nos saque de imprevistos ya que éstos llegan, obviamente sin avisar y pedir prestado a todo el mundo para salir de un problema generará discusiones en la pareja (especialmente si le pediste a sus padres y ellos te cobran y luego te peleas, etc etc etc.... mejor ahorra).
  • Respetando los acuerdos: Si ya dijimos que las aportaciones serán equitativas (o de la manera que las hayan acordado), hay que respetarlas. El que uno de los dos comience cada quincena con "Esta vez no te voy a dar el dinero completo porque me lo gastaré en ... " a la larga genera tensión y muy malos entendidos. Respetemos a nuestra pareja apoyándola y cumpliendo con nuestro acuerdo y con nuestra palabra. Recuerda que todo el tema del dinero genera estrés, así que ser responsable con lo acordado hace gran parte del trabajo, ya que muchos problemas de dinero en las relaciones comienzan cuando uno de los dos empieza a dejar "desprotegido" (y con sentimiento de abandono) al otro. Sin contar claro que el que una de las dos partes falle con sus aportaciones hace que el otro comience a pedirlas y que nos estén diciendo todos los días "Me debes dinero de la quincena pasada" casi siempre termina en pelea.
  • Las "infidelidades" financieras: Común en muchos mas casos de los que creemos. Mi pareja no sabe lo que gano para que no me quite más de lo que le doy. Esto es un tipo de engaño ¿no es cierto? Es importante sentir esa individualidad en muchos aspectos de nuestra vida y no ser una extremidad o un siamés de nuestro cónyuge, vaya que generamos nuestro propio dinero y tenemos derecho a usarlo como queramos, pero ¿desconfiamos tanto de nuestra pareja y de sus manejos?... Somos libres de elegir qué decimos y qué omitimos en nuestras relaciones interpersonales, pero la confianza en cuestiones monetarias es tan importante como en los demás aspectos de la relación.
  • Trabajo en equipo: Hasta que no nos entre en la cabeza que en una pareja/familia somos un equipo de trabajo, el tema de lo mío es mío y lo tuyo es tuyo será un problema. Es muy bueno que cada uno tenga su "guardadito" para ese enganche de un nuevo auto o ese vestido que queremos, pero no hay que caer en el egoísmo que es prácticamente el que nos genera la mayor parte de los problemas financieros. Es bueno que exista un "nosotros" en la cuestión monetaria también. Nos hace sentir parte de algo y que nuestra opinión y aportación tiene un valor.

Si bien todos estos puntos pueden ayudarnos a un mejor control de nuestras finanzas en pareja, la realidad es que no existen una serie de reglas especificas que apliquen para todos, es por eso que es muy importante el primer punto para definir y conocer la filosofía de nuestra pareja, ser honestos y  estar conscientes de nuestras fortalezas y debilidades en el tema. Recordemos que una relación es muy similar a llevar un equipo de trabajo de una compañía, con la famosa analogía de la carreta. Si de dos que van empujando uno empieza a ser mas perezoso y por ello a detener el avance, la carga para el que sí esta jalando se duplica y tarde que temprano puede que se canse.

El tema de dinero es un tabú en las relaciones hasta por años, todos conocemos casos de personas que llevan una vida juntos y éste sigue siendo un problema. Por ello es hora de atrevernos a sentarnos con nuestra pareja, sacar la calculadora y hacer números. Siendo organizados, ¡hasta unas vacaciones cada 6 meses pueden pagarse!

martes, 1 de septiembre de 2015

Cerrar Ciclos: El perdón, la aceptación y el balance

Era un MARTES común y corriente. El parque lineal estaba muy concurrido pasadas las 6 de la tarde, horario en el que la mayoría de las personas hacen sus ligeros pero muy productivos ejercicios de correr, caminar y algunos como yo, preferimos la bicicleta y unos audífonos con ésa motivacional música que te impulsa a pedalear más rápido. No muchos minutos mas tarde y luego de terminar mi nada exigente rutina de entrenamiento, pasé caminando con mi 'bici' junto a una sección enrejada hecha especialmente para que los amantes de los perros puedan llevar y soltar a sus mascotas. Entonces, mi limitada vista con miopía me permitió distinguir un pequeño grupo de 3 hombres jóvenes con sus animales. Enfoqué un poco más y entonces los distinguí, eran mis antiguos hermanos políticos... o dicho de otro modo, los hermanos de mi ex esposo. En los 5 años que tuve la dicha de prácticamente vivir a su lado tuve momentos muy buenos; son ese tipo de personas incondicionales que están ahí para ti. Esa gente sencilla con la que puedes pasar horas riéndote. No ocupábamos mucho, solo esos domingos de leer el periódico por las mañanas y esas cenas caseras entre semana eran suficientes para sentirse en casa. Volviendo al presente y aun con mis lentes (que requieren ser graduados nuevamente) pude distinguir que existió un momento en que mi mirada se cruzó con el mas joven de ellos, así que dado el momento decidí convertir lo que podía ser una situación incómoda en algo mucho mas tranquilo para todos. Rompí el hielo, levanté mi brazo derecho y lo moví de un lado a otro efectuando un autentico saludo amistoso de lejos... pero no esperé que sucediera lo siguiente. Me observaron mientras lo hacía, voltearon la mirada al oriente y se alejaron del lugar. Creo que aun tenía el brazo levantado cuando los vi ignorarme. Pudieron haber sido muchas las razones: no me reconocieron, no querían cruzar palabra conmigo, ya tenían que irse, etc. Sea lo que sea que haya sido, volví a subirme a mi bicicleta para alejarme del extraño momento que acababa de pasar. Empecé a avanzar más rápido mientras sonaba en mis audífonos "Livin' on a prayer" de Bon Jovi, y justo cuando éste entonaba la parte más emotiva de la canción pensé en el famoso término de cerrar ciclos y me pregunté: ¿Cuánto tiempo se necesita para hacerlo? ¿Cuál es la pieza clave para dejar atrás?... y ¿Cómo sabes que ya lo lograste?

Hacerme esas preguntas me hizo recordar a finales del año pasado cuando comenzaban mis frecuentes viajes a Guadalajara, y en una de esas ocasiones, al salir de un restaurante una noche, mi entonces amigo y ahora pareja David me dijo en tono empático: "Yo también viví experiencias amorosas tristes y por meses hablé de ellas con todo el mundo, hasta que un amigo cercano me dijo simplemente que ya era suficiente. No pretendo ofenderte ni presionarte pero, ¿Cuando tú considerarías que seria suficiente hablar del tema? ¿Porqué no solo soltarlo y dejarlo ir?". No fue su intención pero sí, me sentí ofendida. ¡En definitiva él tenía razón!, había que soltarse y dejarlo ir pero ¿por qué algunas veces sentimos simplemente que no estamos listos?... Esto se debe a que hay un ingrediente muy obvio pero vital para cerrar el círculo: El auténtico perdón. No hablo del perdón que dice: "Está bien, ya, te perdono"... ese no nos sirve, no es real, lo decimos quizás con la mejor intención pero no es hasta que dejamos que éste lleve su curso cuando logramos sentirlo realmente. No significa que seamos duros, fríos, resentidos o incluso malos si no lo sentimos de inmediato, la clave es dejarlo fluir. 

"Perdonar es liberar a un prisionero, para darte cuenta que el prisionero eras tú" (Lewis B. Smedes)

El tiempo que nos toma llegar a la fase final de cerrar un ciclo es variable en cada uno de nosotros. Un amigo muy cercano decía que podía dar vuelta de hoja en tan solo una semana, y aunque no pueda probar que su aseveración es falsa, al menos él parecía tranquilo y feliz. Otros, como yo, nos toma unos cuantos meses. Pero también no hay que olvidar que juega un papel importante el hecho que estamos intentando dejar atrás. En lo personal no me atrevería a juzgar a quien aun le llora a alguno de sus padres fallecidos luego de varios años, yo tengo la fortuna de contar aún con los míos y aunque yo también hubiera sufrido ése tipo de pérdida, cada caso es distinto, nunca es igual, cada persona tuvo una relación diferente a sus allegados y eso se traduce en maneras diferentes de afrontar un duelo y su respectivo perdón para que sea posible dar carpetazo al asunto. 

Pero entonces, ¿cómo llegamos a él? ¿qué podemos hacer para cerrar un ciclo?... Podría dar el buen consejo que me dio David esa noche de Noviembre, pero si para mi no funcionó tan sencillo como: "ok, tienes razón, a partir de mañana, todo perdonado, todo superado" (que no voy a mentir, hubiera querido fuera así de fácil), quizás tampoco para ti lo sea... mi respuesta es: solo dedícate a vivir un día a la vez, acepta lo que no puedes cambiar y deja la vida fluir. Vive cada momento, disfruta el sentirte triste algunas noches y regálate una sesión de nostalgia, luego descansa y levántate de nuevo la mañana siguiente a trabajar. Saborea cada risa con tus amigos, cada mañana que haces ejercicio, cada pequeño logro de tus hijos, aprende a ver la maravilla de las cosas pequeñitas como esos pájaros que cantan de una forma peculiar en las mañanas en el monte, o como ese truco nuevo que aprendió tu perro, y de paso ríete de los vídeos y 'memes' mas tontos del mundo. El dolor no será  permanente, no te desesperes y solo sigue avanzando... una mañana ya no dolerá, una mañana ya no importará y una mañana podrás darle la mano a tu pasado y entender que quienes te hirieron quizás no querían hacerlo y en verdad no eran tan malos como creíste. ÉSE ES EL PERDÓN AL QUE SE NECESITA LLEGAR. Y los perdonarás por que en algún momento de su vida tomaron una decisión que pudo ser muy dañina para ti, pero ¿quien nos exenta a los demás de no hacerlo?... Mañana podrías ser tu el que cometiera un error y rompiera la confianza de algún ser amado. Juzgamos duramente a los que se equivocan como si nosotros no nos equivocáramos o si jamás fuéramos a tropezar. Pero no te desesperes, no hay prisa por ahora convertirse en la Madre Teresa de Calcuta. Esta bien sentir enojo a veces, esa ira y esa rabia que nos hace escupir frases de odio. El fuego del coraje muchas veces es el que nos impulsa a dar esos primeros pasos rumbo a la recuperación de una mala experiencia... solo no dejes que se caliente demasiado. Está bien sentirse triste, llorar, recriminar a Dios o al mismo destino por sus crueles desenlaces, la vida no es color de rosa todo el tiempo, pero son esos grises días los que nos sensibilizan y nos hacen aprender a valorar los días soleados. Así es el proceso de vivir un duelo y soltar a algo o alguien, de cerrar un ciclo, un día eres increíblemente fuerte y al otro, la persona mas débil del mundo, pero ¿sabes que? ¡está bien!... Todos hemos estado ahí alguna vez, aunque no todos lo admitan pero esa fue la razón de ser de Cada Martes, que pudieras encontrar en mi a alguien que también vivió o vive lo que tu. Que también se ha sentido traicionada por el amor, ilusionada con nuevas citas, nostálgica por lo que ya no es, miedosa de un futuro incierto, desmotivada a luchar, invencible guerrera, atacada y señalada por los estándares de una sociedad cerrada, una persona que no encaja, pero que aun así, como tu, es feliz y quiere ser feliz. Pero debemos dejar que corra el reloj, que pase el tiempo, que fluyan nuestros sentimientos y mientras ellos toman su curso, nosotros también sigamos avanzando. 

Seamos también tolerantes con los demás, los procesos de cerrar ciclos no son igual para todos, pero al final lo importante es soltarse, es dejar ir tu pasado para darle la bienvenida no tu futuro sino a tu presente, a ese momento que estas viviendo ahora. 

Llegué a casa unas horas después mas tarde esa noche y me sentí orgullosa de lo que me había dado cuenta que había logrado. Me permití vivir un proceso lleno de emociones que aunque la mayoría fueron dolorosas e intensas, pude crecer, pude aprender y pude entender mis errores, pero también valorar mis aciertos. Aprendí a amar a la verdadera Laura sin vendarme los ojos y me vi fríamente en el espejo, me había convertido en una mujer íntegra, completa... y de pronto, la puerta de la entrada comienza a abrirse, volteo la vista, David va llegando luego de una larga jornada de trabajo. El ciclo se cerró pero con él se abrió uno nuevo, lleno de nuevos aprendizajes y nuevas aventuras que te enseñan que aun queda mucha historia por escribir. 

Albert Einstein tenía razón con su frase de la bicicleta, ya que para mantener el balance en mi vida, tenía que seguir pedaleando... justo como lo hice esa tarde.

¡Feliz primer aniversario de Cada Martes!

martes, 11 de agosto de 2015

Celotipia: El cansado (pero popular) mundo de los CELOS

 Bienvenidos a la República de Celotipia (también conocida solamente como Celotipia), el lugar en el mundo de las relaciones donde muchos vivimos o hemos vivido. Esa desagradable área de nuestra historia que viene acompañada mas que nada de muchas peleas y el horroroso sentimiento de frustración. Celotipia tiene dos zonas: la Zona Sur, en donde viven las personas que constantemente celan a sus parejas (esas que preguntan hasta quién respiró tu aire), y la Zona Norte, donde viven los celados (aquellos a los que siempre les están haciendo escenas y se aguantan hasta los golpes de sus parejas). Conozco Celotipia muy bien, porque de hecho, residí ahí por muchos muchos años.

Llegue a la Zona Sur de Celotipia a los 17 años en mi primera relación formal. Recuerdo que en reiteradas ocasiones le hice pasar a mi inocente novio momentos demasiado incómodos gracias a mis grandes y molestas inseguridades. Siempre que alguien me cuenta que es celosa(o) o tiene a su pareja en este estado, en broma digo que nadie es mas celosa que lo que yo era antes de mis 20, donde, por ejemplificar el grado, menciono que la peor fecha del año para mi era cuando él cumplía años, ¡por que la gente lo iba a abrazar!... y como un anécdota extra, diré que sufrí enormemente cuando bailó el vals de quince años con su hermana menor, ¡vaya que yo no toleraba que absolutamente nadie se le acercara! (incluyendo su propia familia)... Hoy me río, pero en aquel entonces era un sufrimiento interminable para ambos, ya que no solo él tenía que cargar con mis berrinches, sino que YO también tenía que cargar conmigo y con la pesadez constante de sentirme molesta. Esa relación terminó, y a partir de ahí me propuse a no volver a ser tan asfixiante, pero para mi sorpresa, el karma me alcanzó en mi siguiente relación donde me mudé al Norte de Celotipia, y ahí me convertí en la persona que no se podía sentar en el mismo auto que transportara a un hombre vivo.

Hoy en día, habiendo vivido en las dos zonas de la República de Celotipia, y con el lujo de ahora estar en una zona neutral y tranquila donde definitivamente tiré mi boleto de regreso; viéndolo desde afuera y escuchando a quienes actualmente son residentes, me asaltan algunas dudas del tan cansado pero tan popular fenómeno de LOS CELOS: ¿En algún momento los celos son sanos? ¿Existe de verdad un grado 'bueno' o 'normal'? ¿Éstos significan que la pareja nos importa mucho? ¿Quién sufre mas en una relación de celosos? 

A mi muy personal experiencia, desmenuzo cada uno de los mitos o dudas de Celotipia:

1. ¿Los celos son sanos?
En su definición literal, los celos son esos sentimientos que experimenta una persona cuando sospecha que su ser amado siente cariño hacia otro, o cuando éste prefiere a algún tercero sobre de él. Entonces, si los celos son ese sentimiento de estrés ¿qué hay de sano en ellos? Es verdad, son inevitables en algunas ocasiones, pero llamarlos sanos no creo que sea lo mejor ya que, quienes los hemos padecido, sabemos que NO se siente nada bien ese retortijón en la boca del estómago o esas 700 llamadas perdidas de nuestra encolerizada pareja. En lo personal no les conozco ningún beneficio salvo esa "bonita" sensación en el enamoramiento de que nuestra pareja teme perdernos... pero cuidado, la línea entre lo lindo y lo catastrófico en Celotipia es muy delgada.

2. ¿Quién sufre mas?
Aunque el celado sufre mucha asfixia en una relación donde imperan los celos, es el CELOSO quien se lleva la peor parte. ¿Por qué?... porque repito lo del punto anterior: El celoso sufre sentimientos y frustraciones internas rodeadas de miedos e inseguridades acerca de perder al ser amado. Con lo anterior, imagina el peor escenario, tiene pesadillas con el día en que encontrará que sus sospechas han sido ciertas, y cada que el celular suena, un shock eléctrico atraviesa su cabeza. El celado sin embargo y aunque carga con las llamadas constantes de la pareja y la mayoría de sus absurdas reclamaciones, muchas veces es cuestión de tiempo para que solo se canse de ellas y simplemente las deseche de su vida. Molesto, doloroso, pero es el CELOSO quien pelea contra su propia mente TODOS LOS DIAS. 

3. ¿Porqué celamos?
Porque amamos a nuestra pareja, porque tememos perderlo, porque tiene muchos amigos, porque tiene una compañera de trabajo muy guapa, porque viaja, etc. todas esas "sub-razones" están detrás de la verdadera y cruda realidad: "Soy totalmente reemplazable"... Aunque nos cueste admitirlo (yo me tardé como 5 o 6 años en hacerlo), la frase que , en mi muy particular caso escondía y justificaba por años mi estadía en la Zona Sur de Celotipia era: "No soy suficiente y es cuestión de tiempo para ser traicionada y reemplazada". Por eso nos han dicho por años los expertos que los celos son inseguridades, pero inseguridades de nosotros mismos (no de nuestra pareja). Nosotros mismos no estamos seguros de nuestro valor (por lo tanto creemos que es un valor muy bajo) y tememos que nuestra pareja se de cuenta de ello y entonces se vaya con quien valga más que nosotros (que a nuestro subconsciente puede ser cualquiera). 

4. Escenarios imaginarios
Un amigo muy cercano tuvo una larga jornada en la oficina y saliendo fue directamente a cortarse el cabello (que ya era bastante necesario). Como llegó bastante cansado y mas tarde de lo habitual, inmediatamente pasó a la regadera para quitarse de encima todos los restos de cabello que a los hombres les pica en el cuello luego de pasar por las tijeras del estilista. Sin decir una palabra (recordemos que estaba exhausto), se acostó en la cama donde su esposa ya lo esperaba. Ella guardó silencio unos momentos hasta que mejor optó por despertarlo y cuestionarle de con quién había estado y porque había llegado tan tarde y directo a bañarse sin decir una palabra. La verdad era que el sí había estado trabajando hasta tarde, se cortó el cabello, el cuello le picaba y llegó a bañarse, pero la esposa SUPUSO que había estado con otra mujer. La palabra clave en los celos es que son SUPOSICIONES, fantasías, imaginación, falsas realidades derivadas de nuestra inseguridad y que si las dejamos volar, pueden llegar bastante lejos (vaya que somos capaces de inventar toda una escena en donde incluso vemos a nuestros respectivos riendo con la/el amante mientras beben vino y dicen "jaja, se creyó lo de la junta, ¡ingenua!"). Son escenarios imaginarios desembocados (y magnificados) por nada mas y nada menos que por nuestro propio miedo de ser reemplazado.  

5. Cuando no confían en ti 
Bien nos dice Walter Riso que es una falta de respeto muy sutil y escondida el que no confíen en nosotros. Si escuchamos frases como: "De seguro estabas con otra", lejos de sentirnos halagados, hay que poner las cosas en claro. Nuestra respuesta es obviamente "No", y si reiteran con un "Claro que sí", están dudando de tu palabra = eres un mentiroso = una falta de respeto a nuestra persona. 

También es común que alguna vez escuchemos esas frases de: "Confío en ti, pero no en los demás a tu alrededor", esto es una mentira, lo que realmente quieren (queremos) decir es: "No confío en tu capacidad de manejar situaciones que puedan poner en riesgo nuestra relación", o lo que es lo mismo a "Te provocarán y caerás" = No confío en ti

Otra muy popular y del estilo chantajista es: "No me celas, no me quieres", la cual es una completa mentira. El querer a alguien y celarlo constantemente no son acciones que van de la mano. No hay que confundir el mostrar la preocupación por el bienestar de la pareja (que eso sí significa cariño y afecto), con el cuestionarle, recriminarle y prohibirle actividades normales.

6. La verdadera clave del éxito en la confianza 
Me tomó muchos años entenderlo a este nivel pero espero darme a entender en este punto, de nuevo, mi muy personal visión: lo importante NO es confiar en tu pareja. Algo diferente a lo que nos han enseñado por años, en donde la confianza es la piedra angular en cualquier relación (lo cual es obvio cierto)... sin embargo ¿no necesitamos confiar primero en nosotros para poder confiar en el otro? ¿confiar en nuestras propias capacidades? ¿en nuestra fuerza para salir adelante? ¿en nuestro poder personal? 

Hay una cruda realidad que dice que, aunque no queramos, la mayoría de la gente nos va a decepcionar/traicionar alguna vez en la vida (tu madre, tu hermano, tu mejor amigo, tu pareja, el amor de tu vida), ¡y no está mal!... Todos somos personas terriblemente imperfectas con nuestras propias decisiones a tomar todos los días, y además de ello cargar sobre la espalda el peso de jamas fallarle a NADIE, ¡a mi me resulta muy difícil!  

Entendamos este punto como la pieza clave para salir de Celotipia (y nunca mas volver). Los celos sí son inseguridad (quien lo niegue es que está ahí), pero como dije, la inseguridad en nosotros mismos ante el miedo de ser reemplazados. Una vez que aceptamos que el resto del mundo es libre de sus decisiones, actos, errores, aciertos y que no podemos pasarnos la vida esperando que alguien nos falle, ¡vaya peso que nos quitamos! Entendámoslo de una vez: No somos dueños de nadie. No podemos estar al pendiente del 100% de la vida de nuestra pareja y cuidando sus pasos, ¿no es suficiente cuidar los propios? y aunque lo intentáramos, créanme, no vamos a evitar que él o ella tome una mala decisión. Pero si comprendemos que la clave es que CONFIEMOS EN NOSOTROS MISMOS, realmente lo demás deja de pesarnos, porque sabemos, a nuestros adentros, que nosotros somos totalmente capaces de ser amados, valorados y apreciados por otro humano; y si por alguna razón éste nos falla (que aceptemos que esta es una posibilidad en la vida), sabemos también que contamos con las capacidades de salir adelante y que, aunque nos dolería, nos repondríamos, porque hicimos lo correcto y dimos lo que debíamos dar, y si el otro decide tomar otro camino, es su problema y su vida, no la nuestra. Si confías lo suficiente en ti, confiar en los demás deja de ser tan importante. 

¿Quién nos enseñó que una relación debía llevar implícito el sufrimiento, los dramas y el dolor habiendo tanto por disfrutar? No nos estanquemos en situaciones que los mas dañados somos nosotros. Aprendamos a salir de los círculos viciosos de las relaciones destructivas. Recuerda que el que confía, JAMAS SE EQUIVOCA.

martes, 4 de agosto de 2015

Finales Alternativos II: No era lo planeado, ¡pero resultó mejor!

Uno de mis más fuertes conceptos creados en Cada Martes desde el año pasado fue el denominado 'Finales Alternativos', que para quienes no lo recuerdan, hace mención a aceptar que nuestros desenlaces pueden ir muy lejos de lo una vez planeamos con ilusión y/o nos enseñaron que era lo aceptable desde niños... ¡pero también son bastante buenos!

El tema volvió a mi cuando hace un par de semanas me reencontré con una de mis mejores amigas que tenía bastante tiempo sin ver. Le comenté que David estaba por llegar a la ciudad en unos días, y su pregunta inmediata fue: "¿Pero te vas a casar?". Le respondí simplemente que no lo sabía, que tal vez lo haría, pero que no era honestamente mi preocupación hoy en día. En broma su esposo dijo: "¡El mismo error no lo cometes dos veces!", y aunque sí me causó algo de gracia su espontáneo comentario, la verdadera razón por la que decidí no considerar hoy el entrar de nuevo en un esbelto vestido blanco, era únicamente porque no formaba parte de mis prioridades. De alguna manera hacer que David se estableciera a la ciudad, y más importante aún, yo lograr hacerle un espacio en alguno de mis dos armarios llenos de ropa (que no me pongo pero tengo por si alguna vez se ofrece), me parecía mas importante que ver si dar res o pollo en un banquete para 200 invitados. 

No me malinterpreten, ¡una boda es fantástica!. La propuesta, el anillo, el contar la historia mil veces, la pedida de mano, separar el salón, elegir el vestido de princesa, todo, absolutamente todo ese evento es un sueño magnifico y sin duda creo que si lo disfrutas mucho (y no te estresas demasiado), valen la pena los mas de 100 mil pesos que vas a invertir en ella. ¡Es un evento magnifico!... pero el domingo para mi era mas importante remodelar el baño principal para que David no se sintiera intruso en mi antigua decoración fucsia desde el tapete hasta la esponja mas pequeña.

Pero volvamos a mi amiga y a su siguiente pregunta en aquella noche: "¿Pero vas a tener hijos?... y eso ¿será antes o después de casarte? ¿o cómo?". La adoro con todo mi corazón y entiendo la fuente de sus preguntas, ella quiere que sea feliz, pero ¿nuestra idea de felicidad es tradicionalista?, es decir, ¿solemos considerar que la gente no es REALMENTE feliz sino hasta que logra las metas sociales preestablecidas?, ¡Y que en ningún momento son malas!... Pero si por alguna razón no llegamos a ellas en el tiempo que nos lo imaginamos o simplemente algo inesperado nos ocurre ¡podemos incluso llegar a frustrarnos!... ¡Nos convertimos en seres extraños!, en esa mujer rara que no se casó, que no tiene pareja y va sola a las bodas, la que no quiso (o no pudo) tener hijos, en ese hombre que se quiso dedicar a viajar en lugar de sentar cabeza, y por ello nos tenemos que tragar las caras de "pobrecita" en las reuniones en casa de la abuela, todas y cada una con las insaciables preguntas de (todas reales, las he escuchado):

-¿Y vas a ir tu sola a la boda? ¿Sin pareja?
-¿Y porqué no tienes hijos?
-¿Cuando te vamos a conocer a una novia?
-¿Y la boda cuando va a ser? ¿o se van a quedar así?
-¿Por qué vives solo?

Pero lo sé, ¡todos las hacemos! y la idea de este artículo no es juzgar a quienes hacen (hacemos o hicimos) las preguntas forzosas sociales, ni siquiera a que dejemos de hacerlas (en una sociedad como la nuestra es duro remar contra lo tradicional), mi objetivo es que, quienes estamos en nuestro Final Alternativo, aprendamos a abrazarlo, a amar nuestra nueva realidad no planeada. ¿No logramos tener pareja? ¡salgamos a divertirnos!... Nadie nos detiene. ¿No conseguimos ese asenso en la compañía? ¡no tenemos que quedarnos tan tarde como ese compañero que sí lo logró! y nos da tiempo para ir a correr en las noches. ¿No podemos tener hijos? ¡aprovechemos nuestro tiempo fortaleciendo el lazo con nuestra pareja! Digamos NO a esa frustración generada de no ir con la corriente y abracemos que somos esos seres EXTRAORDINARIOS que hacen las cosas en otro orden o forma y ¡aun así somos felices!... Que esa cara de "pobrecito" que nos puedan poner se convierta no en un motivo de desánimo sino de risa porque quizás sí, si somos diferentes, pero no por eso es más desafortunados que cualquier otra persona... y si así fuera, fuimos bendecidos con una fantástica historia que contar al final del libro ¿no?

Alguien dijo alguna vez que la felicidad del hombre esta influenciada por su capacidad adaptativa. Mientras más nos negamos a una nueva realidad, más frustración sentiremos. Si podemos cambiarla, hagamos algo, y si no, ¡vamos a divertirnos con ella!

Mi suegra le escribió a David una carta antes de tomar su avión a Monterrey y la leímos apenas anoche: "La felicidad no es hacer lo que queremos sino querer lo que hacemos", y sostiene perfectamente la idea que me gusta pensar de los Finales Alternativos. No se trata de que forcemos al universo a que se hagan las cosas como nosotros queremos, ni que a nuestro lado se quede la persona que nosotros estamos aferrados, ni que nos quedemos en una ciudad toda la vida o vivamos en esa casa soñada o en ese empleo que por alguna razón perdimos. La felicidad de los Finales Alternativos consiste en ACEPTAR QUE EXISTEN, que todos aunque veníamos con un plan "perfecto", el que la jugada nos la cambien también puede ser bastante divertido. 

¿Hoy estas donde pensaste que estarías a esta edad?... Tal vez no ¡pero la hemos pasado increible!

martes, 28 de julio de 2015

Si él ya no me ama: Los horrores que cometemos (y debemos evitar) para recuperarlos

Un mensaje desconocido llegó al whatsapp de mi celular hace algunas noches; no tenía registrado su número pero la frase con la que empezó a hablarme, inmediatamente me hizo dejar lo que estaba haciendo y centré mi atención en ésa persona: "¡Ayúdame!". Luego de algunas preguntas, pude descifrar que se trataba de la novia de uno de mis amigos la cual yo jamás había visto ni cruzado una sola palabra directamente, pero sabia de su existencia. Mi amigo había terminado con ella (yo no lo sabía, tenía meses sin hablar con él) y por alguna razón ella sintió que era a mi a quien debía recurrir, así que consiguió mi número y no dudó en contactarme. Le llamé, intenté calmarla y le pedí me explicara qué había sucedido: "Me dijo que ya no me amaba". 

Nos pudieron decir en la universidad que reprobamos una materia y la llevaremos a segunda oportunidad, nos puede decir una amiga que ya no confía en nosotras o incluso nuestra madre que somos su hijo mas rebelde, y a pesar de que todas pudieran resultar dolorosas, muy pocas cosas en la vida amorosa nos hace perder tanto el equilibrio como un: "Ya no te amo" de nuestra pareja, que para colmo, nosotros aun amamos.

La respuesta que pude haberle dado a mi nueva amiga era muy sencilla de decir, pero tremendamente difícil de llevar a la práctica. "El ya no me ama, ¿qué puedo hacer?"... NADA. No puedes hacer nada.

Si tu estado actual de Facebook es "Oficialmente destrozada porque me ha dejado el amor de mi vida", con un terrible veredicto de "se acabó el amor" y estás seriamente considerando el irlo a buscar hoy por la noche para hacerlo cambiar de opinión, me gustaría darte algunas recomendaciones porque, si, todos, o casi todos, ya hemos estado ahí, y quizás algo de lo que diga te puede servir:

- Ruegos ¡tal vez así vuelva!. Mi primer consejo a mi llamada de aquella noche: "Por nada del mundo le ruegues". Quien se queda a nuestro lado porque milagrosamente logramos convencerlo, créeme, se irá la próxima vez (o la siguiente, depende de cuántas veces le quieras rogar). No tiene sentido semejante atentado a lo poco de autoestima que nos queda luego que nos digan que no somos lo que querían en su vida... ¡como si eso no fuera suficiente!

- Regalos para reconquistar ¿por qué no?. Imagina que eres tu quien tuvo que terminar con un sujeto por el que simplemente te diste cuenta que no es lo que querías (aunque él haya sido tremendamente bueno contigo)... Si él llega con un mariachi afuera de tu casa cantando "Amor eterno" ¿te hará cambiar de opinión?... ¡Por supuesto que NO!. Las películas de amor y telenovelas nos quisieron enseñar que estas cosas funcionan para que él diga: "oh!, es verdad, ella es el amor de mi vida, y acabo de descubrirlo, con esta canción que me vino a cantar a mi ventana", y aunque exista algún caso aislado que funcione, a la mayoría de nosotras solo nos hará que nos vean con un triste "ups!, que pena".


- Sexo, ¡nuestra última carta!. Ricardo Arjona tiene una frase en una canción que dice "... y como buen perdedor busqué en la cama las cosas que el amor no resolvía", y es en cierta forma verdad, aunque obviamente no recomendable. Cuando estamos desesperados y ya agotamos las dos anteriores alternativas (ruegos y regalos), buscamos recuperar a ésa flamante, única e incomparable persona, con nada mas y nada menos que con intimidad... y como esa persona no se resistió, "¡que alegría! ¿lo habré logrado? ¡en el fondo sabía que aun me amaba!". No, esa persona no te ama. Nada es mas sencillo que intimar con un ex y sobre todo si somos nosotras las que nos ponemos disponibles para ellos, obviamente el 95% nos dirá que si, pero eso NO significa que nos quiera de vuelta, esto aunque se duerman abrazados y tu creas que volverán después del arranque de pasión. A la mañana siguiente (si tuviste suerte de que pasara toda la noche) se irá y tu te sentirás PEOR.

- Enfrentar la dura realidad: Él dejó de amarme. Yo trataba de explicarle a Coral que mi ex-esposo estaba buscando recuperarme porque me envió un mensaje de texto una semana después que se fue de casa. Y la respuesta fue "Y con eso... ¡ya está! ¡todo solucionado!... un mensaje de texto y te recupera". No tuve contraataque a eso, ¿la realidad es dura no?... pero los hechos hablan, aunque no los queramos escuchar. Y si alguien ha decidido irse, por mas que nosotros deseamos que mañana toque a nuestra puerta pidiendo perdón y queriendo solucionar todo, la verdad es que si ésa persona decidió terminarlo, es porque no tiene la intención de arreglarlo.

...Y si ya cometiste los errores anteriores, tranquila, si los aconsejamos es porque ya casi todos los cometimos (especialmente yo), y al final se puede salir de ello y reírse al respecto. 

Sé que es duro que nuestra pareja decida un buen día, terminar con nuestra perfecta historia de amor, y ¡todo de un solo golpe!... Conozco esas ansias de arañar el espejismo de amor que poco a poco se desvanece en nuestras manos y también he hecho hasta lo imposible por recuperarlo. Las llamadas, los recuerditos y hasta la intimidad, todos y cada uno con el único propósito de recordarle a ellos lo que yo era y lo significativa y valiosa que nuestra historia de amor era. Pero la verdad es que, si alguien nos dijo que ya NO nos amaba (o peor aun, que nunca nos amó), ¿Porqué tenemos que convencerlos de lo contrario? ¿No somos suficiente partido para ser amadas? ¿Es nuestro deber recordarles porqué valemos la pena?.... y esto, se lo estamos recordando a ellos pero... ¡quien debe recordarlo SOMOS NOSOTRAS! 

Es tan importante distinguir cuándo debemos luchar y cuándo debemos simplemente dejar los vidrios rotos en el suelo y salir de la habitación en una relación amorosa... y si se te complica hacer esta distinción ahora que sufres por esa persona que se ha ido, aquí te va una pista infalible: Si eres SOLO TU quién está luchando por todos los medios y de todas las formas, para mantener unida la relación... sal de ahí. Si alguien actúa como que no le importamos, es porque efectivamente NO le importamos. Pero no te desanimes... créeme, si hay a quien sí.

Enamórate de un Valiente

  Teníamos solo un mes juntos pero eso no era impedimento para las palabras, las promesas, las ideas, los sueños y las ilusiones. Me habí...