domingo, 31 de agosto de 2014

Enamorando a Hombres Adultos… ¿Las cartas de amor están obsoletas? (Parte 2)

Un día entresemana departí unos tragos con mi estimado excompañero de preparatoria Francisco, recordamos cómo en aquel entonces nos hicimos novios con nuestras respectivas parejas, la manera en la que sucedían las llamadas “declaraciones” en donde “¿quieres ser mi novia?” era la frase más linda y más esperada que podíamos escuchar. Si tenías suerte, un romántico beso en las bancas de un parque te hacían volver a casa con la sensación de ser la persona más afortunada del mundo, claro… estabas enamorada (o). Hasta hubo una temporada de “mantas” donde tu inocente novio te escribía con aerosol en unos cuantos metros de tela blanca, lo mucho que te amaba. Recuerdo la mía, rondaba el mes de octubre del 2004 cuando mi primer amor la colocó en medio de Av. Garza Sada… ¡yo era la adolescente más feliz del mundo! 10 años después y suponiendo que quiera conquistar al dueño de mis insomnios, no estoy segura que ésa técnica de enamoramiento funcione…  y volvemos a la pregunta de ¿qué aplica para nosotros ahora siendo solteros de casi 30?
 
Mi respuesta es: ¡TODO!
El adulto refiere muchísimo más que el adolescente; Crecimos y nos llenamos de experiencias muy buenas o muy malas que nos hace ser miedosos respecto a dejarnos caer en sentimientos y situaciones que salen de nuestras manos. Aprendimos a movernos en lianas, no soltamos una hasta que estamos bien agarrados de la otra… Nos da un pavor soltarnos porque conocemos el dolor de azotar el pavimento. Queremos aparentar que nos manejamos con más seguridad en esta jungla del amor pero la verdad es que por dentro estamos aterrados ya que conocemos las reglas del juego y sabemos que el que se enamora pierde,… y ya ninguno de nosotros quiere perder.
Ya no nos abrimos tan fácil por el miedo a parecer vulnerables; tenemos nuestros trabajos, nuestras maestrías, nuestros autos y algunos con más suerte hasta vivienda… además sumémosle que puedes tener una fantástica cita que termina en besos apasionados y ya no sabes si preguntar si es serio el asunto o no, por el miedo a parecer ingenuo y claro, vulnerable.
Pero a final de cuentas y lo que mi experiencia me ha enseñado es que a pesar de que todos tengamos una máscara de frialdad, libertad y orgullo, por dentro buscamos lo mismo: ser amados.
No tengo idea de si alguna vez volveré a hacer con mis manos un regalo cursi e idiota, tal vez Luis tiene razón, ya no aplican, pero las muestras de afecto clásicas siempre seguirán vigentes así tengamos 40 o 50: una llamada en la noche, un mensaje durante el día, un portarretratos personalizado para su oficina,.. y ¿porque no? una carta de amor.
Es probable que mi llenísima base de datos me advierta de las consecuencias de soltarme de mi liana y dar muestras cursis e idiotas de amor, pero debe haber un loco igual que yo que valore esas tontas cursiimagenes… y valga el riesgo de soltarme y dejarme caer por él.
“Aquella mujer que te dedica canciones, te manda mensajes por las noches, que se preocupa, es atenta, sincera, y fiel, que te dice que te quiere y que se traga su orgullo solo para jugársela por ti, no se llama chica fácil, se llama mujer, con quien vale la pena estar…”
¡Suéltate!
Laura Franco.

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