jueves, 28 de agosto de 2014

¡Yo soy el premio!... El juego de ser seguro

Podía escuchar sus teorías todo el día aquella tarde de martes, era como un audiolibro de autoayuda, quería grabarlo y venderlo. Mi amigo Octavio, un hombre que para sus 30 ha sabido cómo vivir su vida de soltero: buenos estudios, buen empleo, viajes, autos, una casa, pero sobre todo, la increíble seguridad que derrochaba al hablar. Si, podría resultar algo arrogante, pero sin duda era alguien que, lejos de odiarlo, había que aprenderle muchísimo. Al principio pensé que era una versión masculina mía, pero luego sentí que me faltaban unos 10 pasos más para alcanzarlo en autoestima… y egocentrismo. Ésa tarde de martes me habló de algunos textos de seducción y la manera en que éstos funcionan en el mundo de la soltería y citas de una noche, cómo ellos nos atrapan y las técnicas que usan para llevarnos a “un lugar más tranquilo”.  Normalmente una mujer diría “malditos hombres” al escuchar cómo funciona el “sargeo”, pero esa tarde decidí quitarme el chip de feminista y jugué en favor de ellos, creo que debemos aprenderles muchas cosas en lugar de reprocharles otras tantas.   
 

De entre todo lo que me dijo, que se edificaba como oro en mi cabeza, absorbí lo que consideré crucial en sus palabras: “YO SOY EL PREMIO”… y viniendo de un hombre con tanta seguridad como él, era necesario considerar su punto de vista.

Sacando un poco la finalidad del término (lograr citas de una noche), lo aterricé al autoestima y el autoconcepto. ¿Cuántas veces no dejamos nuestra dignidad por los suelos porque simplemente se nos olvida que tenemos un valor muy alto y le ponemos al otro la corona del “premio”? ¡Él es el premio!... cómo aquella ocasión de mi llamada fingiendo que estaba en el drive thru del Starbucks, mi estimado friendzoner ¡era el premio!, y yo la personita corriendo tras él, yo tenía que ganármelo a él.  O mi ex que con su combo de cualidades negativas logró convencerme que era yo la que tenía que reconquistarlo a él, ¡él era el premio! Yo no... ¡él seguía siendo el premio!

Tenemos un valor enorme como personas y lo he dicho antes, tenemos todo para ser amados, valorados y respetados por un igual a nosotros, pero por alguna razón en algún momento nos olvidamos de eso, nos acostamos en el suelo y dejamos que la otra persona se limpie los pies en nosotros. Cierto, estar en posición vulnerable es normal cuando uno se enamora, pero que no se nos pierda de vista que merecemos un trato digno. ¡Por Dios que yo llegué a pagar por toda una cita (cine, palomitas y cena) con tal de que un sujeto pasara la tarde conmigo!... Fui un completo desastre. Tardé horas en arreglarme y pagué con dinero que no tenía (tarjeta de crédito) y todo para que la despedida fuera más fría que la cerveza que acababa de pagarle en el Cabo Grill, ¡apenas y me dijo “Bye”! Manejaba de vuelta a mi casa en estado de shock preguntándome qué diablos estaba haciendo, agarré el teléfono, lo llamé y le dije que se había terminado ¡de ninguna manera iba a darle un día más para que me tratara así!

Te compraste una hermosa y costosa camisa blanca Calvin Klein, y tu “premio” viene de correr en el lodo ¿se la vas a dar para que se limpie los tenis?.... ¡Plánchala y póntela tú!... es tu dignidad y no es barata.

“Yo NO tengo que convencerte que valgo la pena como persona y que podría ser una excelente pareja, ¡eso yo ya lo sé!... YO SOY EL PREMIO”

No es el físico sino lo que proyectas lo que te hace atractivo.

Laura Franco

2 comentarios:

  1. Excelente tema!! me encanto, me gustaria que hablaras mas de la Autoestima, por que pienso que nosotras nos desvalorizamos, y lo peor de todo es que por lo general no te das cuenta. Sigue asi Lau, Saludos

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    1. Yazmin!, un gusto que me leas y sobre todo que te guste lo que encuentras. Claro!, buscaré seguir con los temas de autoestima y darnos el valor que merecemos. Saludos y gracias de nuevo.

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