Quien no recuerda durante los
años de estudiante haberse “enamorado” de un amigo(a), ése que soñabas que un
día se confesarían mutuamente su amor y mágicamente serían la pareja perfecta. Te
veías a ti misma en un vestido blanco y diciendo en el brindis “y pensar que
éramos los mejores amigos en la secundaria”.
De vuelta a la realidad, a tu
amigo no le gustas tú, le gusta otra persona, y qué haces tú… ¡Claro! ¡Muestras
desesperadas de amor!... ¿Será que somos nosotros mismos los que por nuestras patéticas
actitudes permanecemos en la temida “firendzone”? ¿No sería mejor mostrar un
poco de estratégico desinterés y ver qué sucede? Claro, no hablo de ignorar a
la o el susodicho, sino quizás ser un poquito más relajados y conocer nuestro
valor como sujetos aptos para amar y ser amados, y si ésta maravillosa persona
no desea voltear a vernos, ¿por qué esforzarse tanto en que lo hagan? seguramente
hay alguien más que no requiere de las maromas que hacemos para llamar la
atención de nuestro(a) “amigo especial”.
Hace ya varios años me encontré
entre la más patética de las situaciones friendzoneras al estar en mi casa una
solitaria tarde y buscando una brillante excusa para ver al amigo del cual
estaba “enamorada”, lo llamé diciéndole que estaba en el drive-thru del
Starbucks a punto de pedir y solo así, se me ocurrió preguntarle si querría
uno. La verdad era que estaba en la sala de mi casa, acostada y con las llaves
de mi carro en la mano por si me decía que sí, correr a donde se suponía que
estaba. Cada cosa que hacía durante ésa época parecía gritar lo desesperada que
estaba porque me volteara a ver, y siendo honestos y hablo por mi propia
experiencia cuando digo que nunca me ha llamado la atención un sujeto que esté
DEMASIADO desesperado por mí, me hace pensar: ¿qué no tiene un valor de sí
mismo?... Claro, lo he dicho antes, “el interés tiene pies”, pero un interés desmedido es raro y da algo de
miedo. Quizás yo estaba haciendo eso mismo entonces y por eso no fui nunca del total
agrado de mi amigo especial.
Es cierto, es probable que sea simplemente
incompatibilidad y volvemos al “no le gustas tanto”, pero considero que si tienes
que hacer tantas y tantas cosas para que tu agradable amigo(a) te vea de otra
forma y es más que evidente que no estás teniendo éxito, tal vez sea momento de
darse un poquito de valor como persona y saberse totalmente capaz de ser amado
y valorado por alguien más. "Si tengo que esforzarme tanto en demostrarte lo
maravillosa mujer que soy, entonces no vale la pena, habiendo quien hasta con
verme en mis peores momentos ¡me adoraría!"
Puede que tú no eliges caer en la
“friendzone”,… pero evalúa si tus actitudes no te están haciendo quedarte patéticamente
ahí.
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